Cuando acaba Selectividad todos los focos mediáticos apuntan a una persona: la que ha sacado mejor nota de entre los más de 200.000 estudiantes que se presentan al examen. Si ya supone una gran presión estar dos años preparándose para alcanzar la nota que permita estudiar lo que uno quiere, para el mejor no hay tregua. Esto es lo que le ha pasado a Gabriel Plaza, que ha logrado la perfección al sacar un 10 en la Selectividad de la Comunidad de Madrid y ya ha comenzado a ser objeto de críticas a raíz de sus declaraciones: tiene pensado estudiar Filología Clásica.
Gabriel, de 18 años, se define como alguien “organizado y constante”, y el motivo por el que quiere cursar Filología Clásica es porque "es de humanidades hasta la médula", tal y como ha afirmado en La Ventana. Él antepone la felicidad personal y el dedicar su vida a lo que más le gusta al supuesto éxito que garantizan algunas carreras con más salidas profesionales. Y lo que más le gusta, en su caso, es la antropología del lenguaje.
Sin embargo, haber sacado la mejor nota es al mismo tiempo una bendición y una maldición. Por un lado, el 13,964 obtenido (sacó un 10 en todas las pruebas salvo en Alemán, donde un fallo lo dejó en el 9,75) le permitirá cumplir su sueño de convertirse en filólogo. Pero, por otro lado, ya está teniendo que hacer frente a un nuevo estrés: el de la presión social, pues muchas personas se están atreviendo a darle consejos y criticarlo por haber elegido esa carrera.
"Poco futuro"
"Prefiero la felicidad al éxito seguro", ha dicho este brillante joven. Además, parece haber elegido también la universidad donde cursará sus estudios: la Complutense de Madrid. Tanto es así que la propia universidad lo ha celebrado por todo lo alto en su cuenta de Twitter: "¡Gracias por elegirnos!".
En Twitter, Gabriel ha recibido una buena cantidad de burlas y críticas por escoger "una carrera sin salidas". Muchos han sido los comentarios que han incidido en esta cuestión. Algunos, incluso, han dicho que viviría mejor si estudiase una carrera como ADE o "si fuese perito industrial".
Gabriel ha tenido que tomarse su tiempo para asimilar todo lo que estaba ocurriendo, el alumno sabía que los exámenes “habían salido bien, pero no tan bien” y una vez conoció la noticia no podía creérselo. “He tenido que procesarlo tranquilamente, y una vez lo hice ya muy bien y muy contento”, ha explicado en EFE.
No obstante, muchas otras personas han aparecido en Twitter en las últimas horas para defender a Gabriel, que bien hará en no ver lo que se comenta en redes sociales. Lo más criticado es que se crean con derecho a opinar sobre lo que debería hacer un chico con semejante currículo académico.
Alumno de 10
El estudiante madrileño obtuvo casi siempre dieces en todas las asignaturas de Bachillerato, sólo educación física de primero se alejó de esta cifra: “Tenía un 9 porque para los deportes no soy tan bueno”.
En total, un 9,94 en Bachillerato, que computa un 60 por ciento, con lo que su calificación final es de 9,964.
Gabriel se convierte de esta manera en la primera mejor nota de Madrid para el Instituto San Juan Bautista, así lo confirman sus profesores, quienes también destacan las virtudes del estudiante: su forma de ser, su inteligencia, su esfuerzo y compromiso.
“En bachillerato he tenido la suerte de tener los mejores profesores que podría haber tenido”, ha añadido él. El próximo curso, Gabriel pretende comenzar el grado de Filología Clásica en la Universidad Complutense de Madrid, pero también se plantea estudiar, a partir de tercero o cuarto de carrera, Filología Hispánica simultáneamente.
“Filología Clásica tiene un abanico enorme de trabajos en los que puedes acabar, desde el departamento de recursos humanos de una empresa hasta en excavaciones arqueológicas; a mí lo que más me gusta es el origen y la base antropológica del lenguaje”, ha contado.
En cuanto a la clave para alcanzar un buen resultado en la Selectividad, Gabriel ha explicado que haber sido "organizado" y "prepararse con tiempo" le ayudó, pero siempre "respetando mucho los horarios de sueño y de comer porque, al final, lo importante es no agobiarse y estar tranquilo.