Abril ya está aquí y, con ello y como cada año, empieza la campaña de la Renta. Es un momento de sudores fríos para no pocos contribuyentes, que sienten pánico simplemente con oír mencionar a la Agencia Tributaria, pero los propios datos de Hacienda invitan a la tranquilidad. Este año se esperan 21.921.000 declaraciones, un 0,9% más que en el ejercicio anterior, de las que, según las cuentas del propio organismo, dos tercios saldrán a devolver y con un valor estimado final y total de unos 11.122 millones de euros.
Pero, en lugar de caer en el pánico, ¿qué deben tener en cuenta los contribuyentes a la hora de hacer la declaración de la Renta en esta campaña 2021? Y, sobre todo, ¿cómo pueden ahorrar más dinero y no llevarse un susto con el balance final?
Desde EL ESPAÑOL, le hemos planteado la cuestión a Ricardo Delgado, asesor fiscal de Dous Asesoría. Lo primero que debemos tener presente es que la Agencia Tributaria no hace milagros y, casi podríamos añadir, no va a regalar ni un solo euro. “Hacienda no te va a devolver nada que no hayas ingresado previamente o que alguien haya ingresado por ti”, explica Delgado. Hacer recomendaciones genéricas es también muy complicado, porque el resultado final de la declaración del IRPF depende de nuestros ingresos y de cómo haga que encajemos en las tablas de Hacienda.
Pero si tomamos como punto de partida los perfiles más habituales entre los habitantes de España, tomando las conclusiones del Instituto Nacional de Estadística, se puede hacer una estimación de cómo ir acumulando ahorro y cómo cambiar a favor del contribuyente el balance final de las cuentas con el fisco. Según el INE, el salario más habitual entre los españoles es uno de 18.489 euros al año. ¿Qué tendrían que hacer estos españoles –o los que ganan el sueldo bruto medio estatal, según el INE, 2.038 euros al mes o unos cerca de 24.500 euros anuales– para ahorrarse unos 1.000 euros en la declaración de la Renta?
Alquileres e hipotecas
Dos de los gastos inevitables de la vida moderna ayudan a acercarse a esas cifras de ahorro. Tener un alquiler de 500 euros mensuales le permitiría a una persona soltera con esos ingresos descontar 600 euros en declaración. Si esa cantidad se fuese en pagar una hipoteca, ya se estaría ahorrando en la cuenta final 900 euros al año.
Si las cuentas son las de una familia –y asumiendo que necesitan un piso más grande y pagan más de alquiler, unos 700 euros (muy complicado para Madrid o Barcelona pero todavía factible en otras ciudades españolas)– , las cuentas salen aún mejor: para una pareja con un hijo, rondaría el ahorro de 800 a 900 euros. Si pagasen una hipoteca por ese valor, cada conyugue ahorraría 1.270 euros.
Dado que vivir de alquiler o en un piso hipotecado es lo más habitual entre los españoles, parece una bonificación factible. Eso sí, Delgado recuerda que estas son las cifras de la bonificación estatal y que para ello se necesita un contrato de alquiler anterior a 2015 o una hipoteca previa a 2013. En el caso de los alquileres y los contratos posteriores a esa fecha, hay que echar un vistazo a lo que ocurre en la comunidad autónoma de cada uno. Las regiones lanzaron sus propias reducciones tras esa fecha. A bote pronto, Delgado cuenta activas deducciones en 13 comunidades autónomas.
¿Hay alguna manera de hacer que esa reducción que supone una hipoteca crezca y crucemos mucho más allá de los 1.000 euros que eran nuestro objetivo de ahorro? Ricardo Delgado recuerda que nos podemos deducir hasta un tope de 9.040 euros al año, por eso es interesante pensar muy bien qué hacemos antes de que cierre el año fiscal. Si tenemos solvencia y podemos hacer un pago a mayores para acercarnos a esa cifra a fecha de diciembre, la cantidad a deducir será mayor.
La deducción 'olvidada'
¿Hay algún otro consejo para lograr ahorrar en nuestras relaciones con Hacienda? ¿Existe alguna deducción que suba en miles los euros que nos podemos desgravar en la declaración de la Renta? Un fabuloso comodín del ahorro sería maravilloso, pero todavía no existe, aunque hay aproximaciones. De hecho, la gran olvidada por los contribuyentes –y que aún podrán aprovechar este año de cara a la declaración que entregarán el que viene– es una bonificación nueva, que premia la eficiencia energética.
“Es interesante”, dice Delgado, “y no creo que la gente lo sepa”. Este plan incentiva la mejora de la sostenibilidad de los hogares permitiendo desgravar las obras que se hayan hecho en la vivienda habitual –pero también en hogares destinados al alquiler– para mejorar la eficiencia energética. Es una medida estatal y de la que cualquier contribuyente puede beneficiarse. Teniendo en cuenta el elevado precio de las reformas del hogar, si se han hecho obras merece la pena tenerla presente.
Las obras que permiten reducir el consumo de calefacción permiten desgravar el 20% de hasta un máximo de 5.000 euros y las obras que mejoran la certificación energética del hogar – hay que llegar a un nivel B o A – el 40% de la inversión hasta un tope de 7.500 euros. Si sacamos la calculadora y hacemos rápidamente un porcentaje, esto puede suponer hasta 3.000 euros.
Eso sí, para beneficiarse las obras deben haber sido realizadas en un período muy concreto y, sobre todo, deben servir realmente para los fines premiados. “Esta es importante, porque todo lo que hagamos puede ser deducible, a partir del 20% de lo que nos cueste”, insiste por su parte también Adolfo Jiménez, presidente de ASEFIGET, la Asociación Española de Asesores Fiscales y Gestores Tributarios, a quien también hemos pedido consejo sobre la declaración de la Renta. Además de guardar las facturas de las obras, Jiménez señala que es recomendable tener un informe de eficiencia energética de antes y de después de la reforma que ayude a demostrar que la obra ha tenido un impacto real.
Tener hijos ayuda
Tener hijos ayuda a que las cuentas con Hacienda salgan un poco mejor, aunque procrear solo para que la Agencia Tributaria nos devuelva más dinero –teniendo en cuenta ya solo desde el punto de vista económico el coste medio de mantener a una criatura– no es exactamente una gran idea. Ricardo Delgado se ríe al otro lado del teléfono y reconoce que los hijos ayudan, pero no tanto con la declaración de la Renta.
5.500 euros es el mínimo que no tributa a nivel individual, que van subiendo en 2.400 euros con el primer hijo y en cantidades ascendentes a partir de los siguientes, cifras que se dividen entre los progenitores. Quedarán fuera de las cuentas de Hacienda más ingresos, pero no es una cifra tan elevada.
Eso sí, las bonificaciones por maternidad se mantienen año tras año. “Las únicas deducciones en las que Hacienda sí te regala dinero –pongamos regalar entre comillas– son por maternidad y por cuidado de familias numerosas o de personas con discapacidad”, explica Delgado, recordando que aquí no importa lo que hayamos cotizado.
Lo que se suele olvidar
La clave en estas cuentas del ahorro podría estar en fijarnos muy bien en nuestros gastos y lo que Hacienda acepta. Los contribuyentes suelen tener muy presentes las deducciones más comunes, pero se suelen olvidar de otras que también pueden reducir su saldo negativo con el fisco. “Sobre todo, se suele olvidar cuando hemos aportado a un partido político o un colegio profesional o el coste de sindicatos”, responde Adolfo Jiménez, de ASEFIGET, al preguntarle por aquellas que los contribuyentes tienden a no aprovechar.
Esos gastos también se desgravan, aunque no suelen aparecer en nuestros datos fiscales, lo que explica que se queden en el tintero. Las cuotas de los colegios profesionales, por ejemplo, son deducibles hasta un máximo de 500 euros.
También es importante, en el caso de contar con más de un pagador, estar atentos a cuánto nos retienen en la hoja de salario. Ricardo Delgado, de Dous Asesoría, desmiente ese temor generalizado de que tener dos pagadores hará que Hacienda te cruja. El problema está en cuánto retienen cada uno de esos empleos y pedir que nos suban el IRPF mensual puede ahorrarnos disgustos.
Después, hay que mirar qué ocurre en la comunidad autónoma en la que se tributa, porque algunas tienen bonificaciones que cubren cosas como el gasto en material escolar, el aprendizaje de idiomas de los niños, la ayuda doméstica o la adopción de hijos. Y sumando aquí y allá puede que suba nuestra cuenta del ahorro.
Madrid, la comunidad más barata
Y, quizás, la manera más drástica para llegar a ese objetivo de los 1.000 euros pueda estar en hacer una mudanza.
¿Son iguales todas las comunidades y los descuentos que se aplican? “De iguales nada”, sentencia Adolfo Jiménez. Vivir en una comunidad autónoma o en otra marcar nuestra relación con el fisco. Madrid es, con diferencia, la comunidad más barata para hacer la declaración de la Renta. Preguntando por cuáles serán las comunidades más caras, Jiménez apunta hacia Cataluña y también a Asturias.
Visto con un ejemplo numérico se ve cómo cambian las cosas. Por ejemplo, alguien con unas rentas de unos 700.000 euros al año, sus declaraciones serían muy diferentes en Madrid o en Cataluña. “La diferencia en el pago de la declaración de la Renta podía haber una diferencia de 30.000 a 40.000 euros”, que beneficia a quien hace la declaración en Madrid.
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