Desde el principio se veía que no quería dejarle solo. El grupo popular hacía su entrada al hemiciclo y su líder, Pablo Casado, tenía detrás a todo el partido. Ana Pastor y Cuca Gamarra escoltaban los flancos, mientras su espalda pertenecía a sus tres leales: Ana Beltrán, Antonio González Terol y a él, su tocayo Montesinos. El final del discurso del todavía presidente del partido dejaba a toda la bancada aplaudiendo justo antes de marcharse sin compañía alguna. Iba solo hasta que, segundos después, sus tres guardaespaldas —Montesinos, Beltrán y González Terol— se levantaron para hacer lo propio. Era la metáfora perfecta para contar lo que ocurre en el Partido Popular.
Montesinos, vicesecretario de comunicación del PP, salió casi corriendo de su escaño, adelantando a Ana Beltrán. En ningún momento su lealtad ha gozado de fisuras. Salió al quite en el primer minuto: “Hace tres años entré en política porque creo que Pablo Casado es el mejor presidente para España. Hoy me reafirmo. Orgulloso de formar parte de tu equipo, presidente”.
Lo hizo también en el final, a falta del epílogo, por los pasillos del Congreso. “Yo sólo quiero reiterar mi total apoyo y mi total lealtad al presidente Casado. Entenderéis que no haga más declaraciones”, apuntaba visiblemente emocionado, como también se le había visto durante las últimas palabras de su líder y amigo en el hemiciclo.
No es casualidad. Pablo Montesinos fue la apuesta personal de Pablo Casado por ser “un gran fichaje y un gran patriota”. Responsable de información sobre el PP en Libertad Digital y colaborador en distintas tertulias hasta su entrada en el Congreso como independiente —no era afiliado al partido—, el periodista se convirtió en diputado por Málaga —fue cabeza de lista— el 28 de abril de 2019.
Desde el partido no hay malas palabras para Montesinos, que llegó sin experiencia orgánica. “Es una máquina, un hombre muy profesional”, señalan fuentes consultadas por EL ESPAÑOL. “Hizo una gran campaña en Málaga y siempre ha estado disponible. No es fácil ser de la noche a la mañana el número uno por una provincia como Málaga y encima siendo vicesecretario nacional”.
Tras su actuación en la mañana de este miércoles, 23 de febrero, las alabanzas le llovían en Twitter a este paracaidista político.
Pablo Casado se marchaba y su última imagen era montado en un ascensor. Las puertas se cerraban y la imagen dejaba en la retina a Casado con su jefa de prensa y Pablo Montesinos, acompañándole hasta el final.
Un almeriense de Málaga
Pablo Montesinos nació en Almería, en 1985. Cuando cumplió un año, su familia se mudó a Málaga, donde pasó toda su infancia, en el barrio de Miraflores del Palo. Las etapas escolares de Infantil y Primaria las quemó en el colegio Valle Inclán, tras lo que pasó al San Estanislao de Kostka (Jesuitas) para hacer secundaria y bachillerato, un centro al que guarda mucho cariño.
Ante las preguntas de EL ESPAÑOL en Málaga, en el instituto rememoran el paso de un chico “muy estudioso, muy buena persona y muy trabajador”. Por aquel entonces, el carácter de Montesinos no era “muy hablador”. “Intervenía lo justo y era como una esponja, formándose. La opinión que hay de él es muy buena, como persona y como alumno, un chico que prometía mucho”.
El periodismo por entonces le corría ya por las venas. “Se le notaba inteligente, con preguntas muy acertadas cuando había que hacerlas, y muy válido”.
De aquella época adolescente, todavía son muchos los que le recuerdan en Málaga y hablan de cómo evolucionó cuando aterrizó en Madrid, para estudiar Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de la capital.
Javier fue compañero de clase suyo en el instituto y reseña a este periódico: “Pablo era un chico regordete e introvertido hasta bachillerato, siempre muy educado. En el segundo año de carrera en Madrid se había transformado, se había convertido en un chico muy extrovertido y espigado, con carisma”.
“Siempre ha sido una persona leal y honesta”, comenta sobre Pablo Montesinos. “Su posición hasta el día de hoy no le cambió. Mantuvo amistades y estuvo cerca de amigos cuando le necesitaron”.
Esta última frase resume perfectamente lo visto en el Congreso de los Diputados este miércoles. Y es que Javier destaca: “Esto último es lo que más me impactó, gente a la que pudo dejar a un lado y no lo hizo”.
Sus primeros años como periodistas estuvieron marcados por las prácticas realizadas en COPE Málaga. Su buen trabajo en Libertad Digital le granjeó un prestigio que le acabó llevando a distintas tertulias televisivas. Cuando Casado llegó al poder en el partido, no dudó en ficharlo para su equipo: sustituiría a Celia Villalobos al frente de la representación del PP en la provincia andaluza.
Montesinos siempre se ha mostrado como un liberal-conservador. Ha mantenido sus ideas hasta el final y quién sabe si, como Casado y Egea, acabará saliendo del partido más pronto que tarde.
Beltrán y González Terol
Montesinos fue el más rápido, el primero en ir a por Pablo tras su último discurso en el Congreso. Adelantó incluso a Ana Beltrán, que también se levantaba de su escaño. González Terol hacía lo propio.
La vicesecretaria de organización del Partido Popular veía "atónita y con dolor el ataque a Pablo Casado". Beltrán, presidenta del PP en Navarra, ha sido otra de las fieles a quien le eligió para formar parte del partido con mayor representación de la oposición en el Congreso.
González Terol, también vicesecretario del partido y diputado por Madrid, ya salió a defender a Pablo Casado cuando comenzó la batalla interna del partido. "Hoy el PP ha dado, con todo detalle, las explicaciones que nuestros simpatizantes y afiliado lldvaban tiempo esperando. Ya las tienen. Estoy seguro de que, cuando todo esto pase, los españoles valorarán la prudencia y buen juicio de Pablo Casado con esta cuestión".
Tras la dimisión de Teodoro García-Egea como secretario general, Montesinos, Beltrán y González Terol fueron los tres fieles a Casado en el Congreso. Ahora sólo falta por dilucidar el futuro de cada uno de ellos si el todavía presidente del Partido Popular da un paso al lado.