El Partido Popular vive actualmente una guerra fratricida. Las informaciones sobre un supuesto espionaje a Isabel Díaz-Ayuso y sus familiares han sacudido a todo el partido, sobre todo a la presidenta regional y al órgano nacional, que cruzan acusaciones en la actualidad. ¿El motivo? Tomás, el hermano de Ayuso, cobró en torno a 280.000 euros en comisiones por mediar en un contrato sanitario para la compra de 250.000 mascarillas usadas en IFEMA durante los primeros compases de la pandemia.
En esa operación, como comisionista, aparecía su hermano "querido", Tomás Díaz, con el que mantiene una relación muy estrecha. A sus 47 años, es uno de los apoyos fundamentales de la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Los hijos de Tomás, fruto de dos relaciones —con su primera compañera sentimental tuvo un niño, y con su segunda, dos niñas— son la gran debilidad de regidora regional, que los quiere y los cuida como si fueran sus propios hijos.
De hecho, la presidenta no ha dudado en hablar de ellos cuando la ocasión lo ha requerido. “Yo siempre he sido muy familiar, me encantan los niños y se me dan muy bien. Pero a la vez he sido siempre muy independiente, he estado muy volcada en el trabajo, he perdido mucho tiempo… Y llega un momento en que me lo tengo que plantear. Ahora mismo, con las responsabilidades que tengo, si finalmente no los tengo, me dedicaré a mis tres sobrinos, que son como mis hijos”, reconocía en una entrevista.
Por eso, y por muchas otras razones —como la pasión de ambos por el running—, él, tres años mayor que ella, la ha protegido siempre, desde que crecían en la casa de sus padres en el barrio de Chamberí.
Isabel Díaz-Ayuso siempre ha mantenido una relación muy estrecha con él, hasta el punto de considerarlo un amigo más. Tomás le ayudó muchísimo cuando finalizó su relación con Jairo Alonso e incluso le presentó a su actual pareja, el técnico sanitario Alberto González. También juntos cuidan de su padre, que tuvo que dejar su labor empresarial al empezar a tener síntomas de demencia senil.
Carrera empresarial
En lo académico, Tomás Díaz-Ayuso es titulado en Gestión Comercial y Marketing por la Cámara de Comercio e Industria de Madrid y, desde el principio, se hizo cargo de las empresas familiares. Por ejemplo, ejerce como responsable de ventas y desarrollo de Artesolar Iluminación S.L., compañia especializada en la fabricación e instalación de LEDS —su razón social está en Seseña (Toledo)—, desde mayo de 2016.
Tomás también aparece como administrador único de Sismédica SL, empresa que le fue donada por sus padres del 16 de abril de 2012, y, además, es apoderado de Gala Médica SL, compañía ubicada en Dos Hermanas (Sevilla), cuyo objeto es el “comercio al por menor de artículos médicos y ortopédicos en establecimientos especializados”.
Pero no son las únicas empresas que aparecen en su extenso curriculum. De 2001 a 2004, fue gerente de ventas en Pulsión Medical Systems AG; de 2008 a 2011, fue gerente de Desarrollo de negocios en Mindray Medical; y de 2012 a 2014, director Comercial y de Marketing en Cardiac Science.
Guerra en el PP
Isabel Díaz Ayuso no ha desmentido que el contrato se llevó a cabo: la Comunidad de Madrid compró 250.000 mascarillas para usar en IFEMA en los primeros compases de la pandemia.
Eso sí, la regidora regional niega que haya corrupción alguna. Apunta que todo está declarado ante Hacienda y que no habría problema legal alguno.
Ayuso acusa a su propio partido de actuar "de forma cruel" contra ella. "Es muy doloroso que dirigentes de tu partido sean quienes te quieren destruir", señalaba en rueda de prensa. Además, reta a Génova a "que prueben que no he sido honrada".
Los hechos son los siguientes: la CAM adjudicó el 1 de abril de 2020 un contrato a la empresa Priviet Sportlive SL para comprar 250.000 mascarillas FFP2 y FFP3. El pago fue de 1.250.000 euros sin IVA (1.512.000 euros en total).
Actualmente este precio sería desorbitado, pues el costo por mascarilla en este caso fue de más de 6 euros dadas las circunstancias. Nadie se plantea a día de hoy pagar dicho precio por cualquier tipo de mascarilla. Pero, por entonces, el uso de este sistema de protección ni siquiera era obligatorio en España, que vivía el confinamiento domiciliario.
Esas mascarillas fueron destinadas a garantizar la protección de pacientes y profesionales sanitarios del Pabellón 10 de IFEMA, que por entonces hacía las veces de hospital de campaña para los contagiados de la Comunidad de Madrid.
La guerra, por tanto, está en Isabel Díaz Ayuso y Génova. Ella dice que se utilizaron espías desde el partido para investigar las supuestas comisiones. En concreto, se señala a Ángel Carromero —actual asesor de Martínez Almeida en el Ayuntamiento de Madrid— como el enviado desde la organización nacional para espiar a la presidenta.
El Partido Popular, sin embargo, desmiente cualquier caso de espionaje. Apuntan que Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de la presidenta, la filtración de un "falso espionaje" al hermano de ésta. Es cierto que hace meses que en el entorno de Génova hay informaciones que causan preocupación sobre las actividades de intermediación de Tomás Díaz Ayuso.
Mientras tanto, desde el Ayuntamiento de Madrid, el alcalde y portavoz nacional del partido, José Luis Martínez Almeida, ha asegurado que no había ningún tipo de espionaje. Y ha reconocido que si había implicados "serán cesados". De hecho, Ángel Carromero le habría negado cualquier implicación en el caso.