Christian Angermayer tiene 43 años y no ha perdido el tiempo. Es más, de este hombre de negocios alemán puede decirse que trabaja hasta cuando está bajo los efectos de alguna droga psicoactiva. Al menos esto es lo que se extrae de la anécdota que contaba el año pasado a la revista económica germana 'Business Punk'.
Angermayer, hace unos seis años, se fue con un amigo a un país en el que son legales las setas alucinógenas. La idea era, para él, probarlas por primera vez. Pero aquel colocón no fue en vano. De lo contrario, 'Business Punk' no le habría terminado poniendo el mote de “señor de las setas mágicas”.
A partir de aquella experiencia bajo los efectos de las setas alucinógenas, Angermayer fundó una empresa pionera en su enfoque frente a los problemas de salud metal. Compass Pathways se llama la compañía. La fundó con tres investigadores con el objetivo de utilizar las setas mágicas como medicamento. A su entender, las 'setas mágicas' pueden ser especialmente útiles aplicadas en la lucha contra las depresiones, por ejemplo.
En principio, Angermayer, que en sus primeros días en el mundo de los negocios trabajó en la empresa de biotecnología Ribopharma AG y en las finanzas, quería invertir en una compañía que hiciera ese trabajo. No la había, al menos no tal y como la quería Angermayer. Por eso fundó en el Reino Unido Compass Pathways, una exitosa aventura pese a lo extravagante que puedan sonar sus intenciones.
En Estados Unidos, Compass Pathways tiene el visto bueno de las autoridades para realizar estudios clínicos con un medicamento a base de psilocibina, sustancia alucinógena que contienen las llamadas 'setas mágicas'. Que en 2020 el Estado de Oregón (noroeste de Estados Unidos) legalizara el uso de la psilocibina es viento a favor para Angermayer y compañía en Compass Pathways. Para Angermayer, esa decisión fue la “gran noticia de 2020”, según decía a 'Business Punk'.
No ha de ir mal a esa firma de Angermayer cuando ha podido entrar en bolsa y cuando el valor valor bursátil de Compass Pathways está en unos 1.300 millones de dólares (unos 1.145 millones de euros), según recordaba el año pasado la revista económica alemana 'Capital'.
Pero las aventuras empresariales de Angermayer de inspiración psicoactiva por las que es noticia no se quedan ahí, en modo alguno. En 2018, Angermayer fundaba en Berlín otra empresa, Atai Life Sciences, que también tiene puesto el foco en las aplicaciones de drogas al tratamiento de enfermedades mentales.
“Somos una compañía biofarmacéutica que utiliza una aproximación de plataforma descentralizada para incubar y acelerar el desarrollo de tratamientos altamente efectivos dirigidos a necesidades de pacientes sin satisfacer”, dicen en Atai Life Sciences a cuenta de sí mismos. Dicho de otro modo, Atai Life Sciences se dedica a apoyar a start-ups, con medios financieros, entre otras cosas, para que esas empresas de crecimiento rápido puedan desarrollar sus investigaciones.
Psilocibina, ketamina, éxtasis, entre otras
Con Atai Life Sciences, Angermayer tiene el ojo puesto en el aprovechamiento medicinal de una decena de sustancias psicoactivas que van desde la psilocibina hasta la ketamina, pasando por el éxtasis, entre otras. El pasado mes de junio, Atai Life Sciences entraba con éxito en bolsa, aunque, por lo visto, aún esa compañía no genera dinero. En 2020, acabó con perdidas netas por valor de 178,6 millones de dólares (unos 157,2 millones de euros). El ejercicio anterior también fue de pérdidas.
Pero nada parece indicar que Angermayer vaya a tirar la toalla. Al contrario, este ahora declarado usuario habitual de 'setas mágicas' –“tomo setas obviamente en países donde son legales, como en Países Bajos o países de Sudamérica”, ha confesado al diario económico 'Handelsblatt'– está convencido de que las sustancias en las que está invirtiendo son una solución en un mundo donde las enfermedades mentales están al alza.
“Personalmente, mi tesis es esta: el mundo en que vivimos no es bueno para la salud de nuestro espíritu. Las cifras de enfermedades están creciendo de forma dramática. En diez años, probablemente será peor. Porque la revolución tecnológica solo maravilla a unos pocos. El resto tiene miedo de no tener sitio en un mundo en el que los cambios se aceleran cada vez más rápido”, explicaba Angermayer el pasado verano al 'Handelsblatt'.
La oportunidad de la marihuana en Alemania
No extraña, por tanto, que Angermayer haya apoyado en el sector del cannabis el que él mismo llama “claro líder de una industria naciente” de Alemania. A saber, la firma germana SynBiotic, un grupo de empresas del sector de la marihuana medicinal que, como muchas otras, aguarda a la prometida legalización del cannabis para uso recreativo en Alemania.
Esa medida figura en el acuerdo de coalición que han firmado en suelo germano el partido del canciller Olaf Scholz, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Los Verdes y el partido liberal, el FDP. De momento, también en SynBiotic tienen como objetivo la lucha contra enfermedades como la depresión o la ansiedad, dos de los males que explican las ganas de Angermayer de encontrar soluciones en un mercado donde abundan las sustancias ilegales.
De hecho, en vista del ahora más bien aceptado uso medicinal del cannabis, Angermayer entiende que la marihuana “ha mostrado que funciona el transformar en legal drogas ilegales” para tratar males como la depresión. Por arriesgada que suene su apuesta, no hay que ver en este hombre de negocios a un emprendedor monotemático. No lo es.
Antes que fundador de empresas como Compass Pathways o Atai Life Sciences, Angermayer es el dueño del Grupo de Inversiones Apeiron, que además de apostar por las biotecnologías, también lo hace en el mundo de la finanzas, el sector inmobiliario, la tecnología espacial o el entretenimiento. “Una parte importante de nuestras inversiones se sitúan alrededor del tema de la felicidad. Ser realmente feliz es lo que quiero para mí y lo que quiero que sean todas las personas”, dice Angermayer. Está por ver si esa felicidad llega a través de sus inversiones en el uso medicinal de sustancias que algunos consideran “mágicas”.