Por fin llegan las ansiadas vacaciones, pero estás en casa y no puedes resistir la tentación de consultar tu correo electrónico del trabajo. Está claro que te cuesta desconectar y no es precisamente lo mejor para tu salud mental. En estos días libres, toca recargar pilas para retomar tu rutina profesional con más energía, especialmente si sufres estrés laboral como le sucede a seis de cada diez españoles, según datos del INE de 2018. Y eso que ese año no había llegado la pandemia.
Ahora, con el teletrabajo, la desconexión a diario resulta aún más complicada. Ese exceso de trabajo se va acumulando y puede llegar a perjudicar la salud. ¡Necesitas una pausa!
“Todos entendemos muy bien la necesidad de descansar cuando realizamos un trabajo físico importante, y esto mismo debemos trasladar a la mente. Pero el problema es que a veces no somos conscientes de ello. Si tenemos un desgaste grande a nivel emocional, tenemos que tener la capacidad de cuidarnos y darle un descanso al cerebro”, explica Francisco Lara, psicólogo clínico de Alphil Psicólogos.
Grosso modo, el reposo emocional consiste en “mantener la mente ocupada en un objetivo gratificante sin que sea una actividad compleja”, apunta.
A la ansiedad provocada por el miedo a contagiarnos y el agotamiento mental por no desconectar del todo cuando teletrabajas, se unen las restricciones derivadas de la Covid-19 que limitan los viajes y la vida social.
“Nos han quitado una serie de actividades gratificantes y no se genera un equilibrio adecuado sobre las necesidades emocionales de la persona”, sostiene Lara. Esto obliga a buscar alternativas que compensen ese desequilibrio.
Como opciones de disfrute, el psicólogo sugiere “el saboreo emocional de las pequeñas cosas de la vida que tenemos que aprender a valorar necesariamente”. A este concepto se le conoce como savoring. Fue introducido por Fred Bryant, psicólogo social de la Universidad Loyola de Chicago.
El savoring se basa en el intento de sentir, disfrutar y maximizar las experiencias positivas, como los logros o las buenas noticias. Implica saborear momentos cotidianos del presente, del pasado o del futuro.
Por ejemplo, contemplar un atardecer en la playa, sentir la brisa y relajarte con el sonido de las olas; recordar viejos tiempos con un amigo o contar historias o anécdotas de tu infancia a tus hijos y reírte con ellos; visualizar ese viaje que has pospuesto por la pandemia o planificar una escapada romántica con tu pareja o cualquier otra acción placentera por llegar.
Otra manera de amplificar los efectos de esas sensaciones positivas es compartir esos buenos sentimientos y alegrías con otras personas.
En su libro Savoring: a new model of positive experience, Bryant dice que las personas que disfrutan juntas permanecen juntas. También expandes e intensificas los aspectos positivos saboreando los logros, celebrando las emociones alegres (con risas, gritos, aplausos, saltos...) o expresando gratitud.
Para desconectar de verdad en vacaciones, José Elías, psicólogo sanitario pionero en risoterapia aconseja tener un ocio completamente diferente al trabajo. “Si es un empleo muy activo, tendrías que disfrutar de un ocio relajado o tranquilo”, aclara.
Propone, además, llenar el tiempo con algún hobby, con cualquier actividad que te guste (deporte, baile, música, dibujo, paseos, visitar museos...). E “intenta no tener actividades que agoten mucho, porque el cansancio puede hacerte pensar en tu trabajo”. Y antes de irte de la oficina: cierra temas, para no estar pendiente de ellos, y planifica qué vas a hacer en vacaciones.
Francisco Lara resalta lo útil que resulta la lectura para trasladar la mente a otros entornos, pero procurando no utilizar dispositivos electrónicos dos horas antes de irse a la cama. La luz azul que desprenden las pantallas “confunde al cerebro porque no le permite liberar melatonina”, advierte.
“Yo siempre recomiendo actividades que supongan un nivel de activación que propicie una atención dirigida", comenta el psicólogo. "Por ejemplo, hacer un puzle, dibujar un mandala o hacer punto de crochet. Ya depende de lo que le guste a cada cual. Son actividades que implican atención en una cosa concreta, que hacen que nuestro pensamiento no se vaya un poco libremente a donde no debe que es a lo negativo”.
La actividad social con la familia o amigos siempre es conveniente. “Somos seres sociales, hay una necesidad de comunicarnos que va implícita en la naturaleza del ser humano”, subraya Lara.
Ahora, claro, con prudencia y atendiendo a las normas por la Covid. “Cuando antes una reunión grande nos suponía un gran aporte emocional, ahora podemos disfrutar con otra persona únicamente, de un café por la tarde en un entorno que nos permita hacerlo”.
Otro paso obligado, la desconexión digital: apagar el teléfono de la empresa, no atender a llamadas, correos electrónicos ni otras comunicaciones laborales. Si es absolutamente necesario revisar los mensajes, “dedica un solo momento al día para ello, preferiblemente por la noche para irte tranquilo a la cama”, comenta Elías.
Sin la necesidad de ser esclavos del despertador, ambos psicólogos destacan la importancia de dormir bien. “La higiene del sueño hay que cuidarla. Este descanso es muy necesario a nivel neuronal”, indica Lara, quien plantea también definir un planing para cada día en el que “poner objetivos que a uno le hagan generar cierto nivel de bienestar”.
En resumen, comprométete a desconectar, desactiva las notificaciones del trabajo (si es necesario, bloquea o silencia a tu jefe en el WhatsApp), planifica tus días libres con actividades gratificantes, duerme todo lo que quieras y disfruta con tus allegados tanto como puedas. ¡Feliz desconexión!