Todo empezó con un golpe seco, luego silencio, luego gritos de terror. Así definen los vecinos lo vivido alrededor de las 21.25 horas del domingo en Gálvez (Toledo). "El Rumano", un conocido lugareño que se mudó al pueblo hace menos de una década, se saltó la orden de alejamiento e irrumpió en la casa que su exnovia compartía con su actual pareja, Jesús, y la hija de ambos. Subió corriendo los dos pisos del número 12 de la calle Miguel de Cervantes, desencajó la puerta y les dio una paliza delante de la pequeña, de 3 años de edad. A él le mató con un arma blanca y huyó a la carrera. Esa misma noche fue detenido por la Guardia Civil.
El suceso, que ha conmocionado a los cerca de 4.000 habitantes del municipio, no ha cogido por sorpresa a los que conocían la relación de las dos familias. El presunto asesino, señalan a EL ESPAÑOL, era impulsivo, violento, y cargaba con un historial delictivo contra la pareja, sobre todo después de que ella (35 años), herida de gravedad tras la paliza, le abandonara por Jesús (77 años) y tuviera una hija con él. La Guardia Civil ha confirmado que se trata de un delito de violencia machista y que existían denuncias previas de la mujer contra su expareja, el agresor ya detenido.
Por su parte, tampoco era la primera vez que Jesús sufría la ira de este individuo, exnovio de su pareja. En los últimos dos años, cuentan los vecinos de Gálvez, ‘El Rumano’ ya había golpeado dos veces al anciano, una de ellas de gravedad, e intentado entrar en la casa familiar varias veces, por lo que cumplió nueve meses de prisión este mismo año. Salió de la cárcel en septiembre y regresó al pueblo entre octubre y noviembre, hace un mes, y las puertas volvieron a cerrarse. La propia Guardia Civil alertó a la pareja de que había vuelto al pueblo y les ofreció protección policial. La rechazaron.
Cinco años de golpes
La relación no siempre fue mala. Ninguno de los vecinos preguntados por este periódico conoce el nombre real del detenido y se limitan a hablar de él como “El Rumano”, un inmigrante que hace menos de diez años se asentó en Gálvez con su pareja, del mismo país. A su llegada, alquilaron una pequeña casa con huerto en la carretera de Cuerva, a menos de diez minutos del centro del pueblo. Su casero era un hombre llamado Jesús.
Vecino de toda la vida y querido por todos, la comunidad notaba que algo no iba bien en el arrendamiento. El dinero empezó a faltar, las deudas se acumularon y la comunicación se cortó entre inquilinos y casero. Jesús les pidió que se marcharan y, ante la negativa de la pareja, les cortó la luz. Llegado el momento, hace cerca de cinco años, ella rompió con su novio y empezó una relación con el hombre que le doblaba en edad.
Fue entonces cuando los problemas tomaron un cariz violento. ‘El Rumano’ siguió enfrentándose a su arrendador por el dinero del alquiler y le propinó una primera paliza, "seguramente" motivada también por su reciente ruptura. Ella, confiesa una vecina, también había sido víctima de sus enfados y le había denunciado por violencia machista. Para huir del todo, se mudó a la casa de Jesús, en la calle Miguel de Cervantes, entre 2017 y 2018, al dar a luz a la hija de ambos.
La situación se calmó durante años, pero ‘El Rumano’ nunca olvidó. Siempre según el relato de los vecinos, hace algo más de un año el presunto asesino apareció de nuevo por la casa familiar y golpeó violentamente a la pareja. La reincidencia le valió cerca de nueve meses de prisión, hasta septiembre de este año, y una orden de alejamiento a su exnovia. Cuando volvió a rondar por Gálvez, la Guardia Civil apareció en el domicilio para advertirles de que había salido de la cárcel y ofrecerles protección oficial. La rechazaron.
“Socorro, le ha matado”
Estaban a punto de cenar cuando oyeron el primer ruido, un golpe seco en el segundo piso. Eran poco más de las nueve de la noche y los vecinos, a una pared de distancia, no tenían ni idea de lo que estaba por venir. Sin saberlo, acababan de escuchar cómo ‘El Rumano’ echaba abajo la puerta de Jesús.
“Después del golpe empezamos a escuchar gritos que no entendíamos lo que decían. Era un jaleo, como si se movieran muebles. Ahora sabemos que era una pelea”, relatan a EL ESPAÑOL. El barullo se prolongó durante cerca de quince minutos para dar paso al silencio, el momento en que abrieron la puerta. “Y le vimos bajar corriendo”.
Iba vestido de negro, con sudadera y capucha anudada. Bajó las escaleras a trompicones, saltando los escalones, y huyó a pie por la misma calle. Al mismo tiempo, en la casa, un sollozo rompió el silencio que dejó el asesino: “Escuchamos que alguien pedía socorro, que era ella, y que gritaba ‘¡socorro, le ha matado, le ha matado!’”. Ella misma llamó a la Guardia Civil con la niña todavía en la casa”.
El instituto armado ha confirmado a este diario que el presunto fue detenido al filo de la una de la madrugada del lunes en Gálvez, sólo varias horas después del suceso. La Policía Judicial de la Guardia Civil ha sido la encargada de esclarecer las circunstancias en que se produjeron los hechos, que ya están siendo investigados como un caso de violencia machista. La mujer herida fue trasladada en una UVI al hospital Universitario de Toledo y se le dio el alta durante la mañana del lunes. La menor se encuentra bajo el cuidado de un familiar.
El 016 atiende a todas las víctimas de violencia machista las 24 horas del día y en 52 idiomas diferentes. En una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062) y en Castilla-La Mancha al 900 100 114.