Zorita (Cáceres) es un pueblo tranquilo. Alrededor de 1.400 personas conviven en un lugar apacible, donde los bares concentran la mayoría de la vida. Desde hace una semana, sin embargo, hay cierto run run en el pueblo. Pablo Sierra, de 21 años, y vecino de esta localidad ha desaparecido. En un primer momento, todos se volcaron en su búsqueda, pero ahora sólo se encarga la Policía. Viven una calma tensa. "Su madre nos pide que recemos", afirma el alcalde.
Este pueblo extremeño no cuenta con contaminación acústica. La mayoría de sus calles son estrechas y en la plaza del pueblo, este viernes, lo que más se escucha es la fuente. Se oye como si estuvieran regando con una manguera, pero son los cuatro chorros que colman el centro de la Plaza de España.
La congregación de personas más numerosas se da en la iglesia. Un sepelio por el fallecimiento de una vecina reúne a más de una decena de personas. Por lo demás, es difícil ver muchedumbre, ni siquiera en los bares a la hora del almuerzo del viernes. Zorita es un pueblo tranquilo.
Pablo debió llegar el pasado viernes 3 de octubre aquí junto a sus dos hermanos. Sin embargo, la última vez que se le vio, que se sepa con certeza, fue la madrugada de aquel día, en la calle Zurbarán de Badajoz, donde cursa el Grado en Matemáticas.
Aquí no hay ningún cartel con la cara de Pablo. Se trata de algo extraño, teniendo en cuenta que el sepelio celebrado este viernes por la mañana en la iglesia se anuncia en el portón del Ayuntamiento. El alcalde de Zorita, Juan Francisco Ciudad, recuerda que aquí no hace falta: todos conocen a Pablo y su foto ya circula por todas las redes sociales. “Está en todos los estados de Facebook y Whatsapp”, comenta el primer edil.
Por el momento, no hay rastro de Pablo. En su pueblo no terminan de explicárselo. Se deshacen en elogios hacia su familia. “Su madre, Nieves, es una mujer entregada a los demás”, dice Ciudad. “Javier [el padre] es muy buena persona”, comentan en un bar de la localidad.
Sobre Pablo y sus amigos tampoco hay malas palabras en Zorita. Se suelen juntar en una zona cercana a la salida hacia Badajoz. Uno de los componentes de este grupo es quien lo vio por última vez antes de desaparecer.
Los que conocen a Pablo coinciden en definirle como un chico “muy educado”. De igual forma se habla en este pueblo de los otros dos hermanos del joven desaparecidos. Uno de ellos es su gemelo. “Son una familia muy querida”, dicen. Los cuatro se encuentran ahora mismo fuera de aquí.
Las últimas pesquisas policiales se centran en saber si Pablo estuvo con alguien a partir de las 2 de la mañana. Esa fue la hora a la que sus amigos le vieron por última vez en la calle Zurbarán. El Mundo desveló que podría haberse intercambiado el número del móvil con una persona con la que tuvo un rifirrafe, para solucionar las cosas posteriormente. La policía piensa que fue agredido, ya que su teléfono fue encontrado con sangre.
Secreto de sumario
Pablo Sierra es un chico modélico. "Un chico 10", dice su tía. 21 años, pelo moreno y flequillo rizado, mide 1.75 metros y tiene ojos marrones. El pasado jueves decidió salir con unos amigos antes de volver al pueblo, donde iba a pasar el puente con su familia. A las 2 de la mañana de aquel día se le vio por última vez.
Todo era muy extraño. La familia descartaba que se hubiera ido por voluntad propia. Ni tenía problemas, ni se esperaba que los tuviera. Pablo era lo que comúnmente se conoce con un niño bueno.
La investigación trata de resolver el porqué de su desaparición para dar con su paradero. Lo último que se ha sabido es que esa misma noche tuvo una disputa con un desconocido a la salida de un bar. Se dieron los teléfonos para resolver el problema y poco más.
la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Badajoz decidió decretar el secreto de sumario este jueves. El objetivo no es otro que evitar la filtración de información que dificulte la investigación que se lleva a cabo. La instrucción no está resultando nada fácil para los investigadores.
Desde el pasado lunes, sólo la policía se encarga de las labores de búsqueda. Ni siquiera se pide ahora la ayuda vecinal requerida al principio para tratar de encontrar a Pablo. Sí se continúa solicitando información y colaboración a quienes pudieran ver algo relacionado con lo ocurrido aquella noche.
Sólo podéis "rezar"
El alcalde de Zorita está en contacto habitual con la madre de Pablo. Ella es una mujer devota, "con mucha fe", dice Juan Francisco Ciudad. Nieves le ha referido que para ayudarles sólo pueden "rezar".
"Todo los demás será estorbar", expone Ciudad. Por eso, pide a todos los zoriteños que oren por el joven desaparecido, como también hace la familia.
A ambos progenitores se les tiene en alta estima no sólo en Zorita, sino también en los pueblos cacereños colindantes. Son médicos del pueblo en el que residen, de Madrigalejos y Miajadas. "Son inteligentes, estudiosos y, además, dan un gran trato humano", refiere Juan Francisco Ciudad sobre Javier y Nieves.
Cada momento que pasa, la angustia crece entre los convecinos. Pero al final siempre mantienen la esperanza. Ciudad agradece a todos los ciudadanos cómo se han volcado con el caso. Asimismo, sus palabras de agradecimiento se refieren a las poblaciones cercanas a la suya y a Antonio Cavacasillas, concejal de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Badajoz.
Una semana después
Prácticamente nadie se explica qué pudo ocurrir. El viernes, alrededor de las 02.00 horas, Pablo salió junto a un amigo del local en el que se encontraban, situado en la calle Zurbarán de Badajoz. Eran amigos del pueblo.
A priori, el estudiante de Matemáticas iba a marcharse a la Residencia Universitaria de la Fundación CB (RUCAB). Su compañero volvió al interior del local, sin saber que sería el último en verle antes de la desaparición.
La Policía investiga si se fue en taxi, autobús o de manera alternativa. También quiere esclarecer si es cierto que se le vio más allá de las dos de la madrugada en otra céntrica calle de Badajoz. Según el periódico Hoy, los agentes confirmaron que hubo una denuncia que certificó su presencia en un pub de la calle Arco Agüero. Allí se habría producido una discusión y la policía ha interrogado a los testigos.
La clave del caso está en el teléfono móvil. El terminal, manchado de sangre, fue encontrado cerca de la ribera del Guadiana por un Guardia Civil fuera de servicio. El agente lo encontró con batería cuando sus hermanos le llamaban para buscarle el mismo viernes por la mañana.
Al igual que ocurría hasta el momento, todas las líneas de investigación continúan abiertas. Si bien es cierto, todos los indicios apuntan a que la fuga no fue voluntaria, algo que la familia descartó prácticamente desde el principio.