Las de Moderna, Pfizer-BioNTech, AstraZeneca o Johnson & Johnson son las vacunas contra la Covid 19 aprobadas y usadas masivamente en la Unión Europea. “LubecaVax” es el nombre del preparado anti-coronavirus -su 'vacuna'- que el médico y empresario alemán Winfried Stöcker quisiera ver entrar en ese grupo de exitosos medicamentos.
Tan fuerte ha de ser su deseo de contribuir con esa 'vacuna' a frenar la pandemia que Stöcker, por iniciativa propia, lanzaba el pasado sábado en el aeropuerto de Lubeca (al norte de Alemania) su particular campaña de vacunación. Falto de permisos para organizar dicha iniciativa, en la que se iba a inyectar un preparado contra el virus sin autorización ninguna, la policía terminó interviniendo para frenar la campaña de Stöcker.
Los agentes no llegaron con la suficiente antelación para frenar su ímpetu. Así, la policía habla de que 50 personas fueron vacunadas antes de cancelar aquello. El diario Bild, por su parte, habla de 107 vacunados con “LubecaVax”, un preparado que no ha sido —ni que parezca que vaya a ser— aprobado por las autoridades sanitarias teutonas. Sea como fuere, la policía se incautó de los viales de las vacunas de Stöcker que no se habían inyectado y de documentación sobre los vacunados. No hubo detenidos pero hay una investigación en marcha.
"Dos médicos han vacunado. Los médicos tienen derecho a mezclar una sustancia que creen que ayuda a las personas. Tenemos una responsabilidad con los pacientes, no con el Estado”, se ha defendido Stöcker al ver frustrada la que él considera como una contribución a la lucha contra la pandemia.
Pero además de una esperanza frente a la Covid-19, Stöcker ha de reconocer que su “LubecaVax” es un serio quebradero de cabeza. Según ha transcendido, hace un año que Stöcker está denunciado por la Oficina Estatal de Servicios Sociales de Kiel y por el Instituto Paul Ehrlich, la institución federal germana dedicada para las vacunas y la biomedicina.
En el desarrollo de su “LubecaVax” se vacunó él, los cinco miembros de su familia y empleados de su empresa Euroinmmun, una firma dedicada mayormente al diagnóstico médico. Por lo visto, esas pruebas las hizo sin permiso, en lo que las autoridades entienden como una iniciativa que “podría poner en grave peligro la salud de las personas sometidas a la prueba”.
Con todo, Stöcker decía el pasado mes de marzo al semanario Der Spiegel haber vacunado con éxito a 100 voluntarios. Al diario Bild, el fin de semana de su frustrada campaña de vacunación, Stöcker afirmaba que ya había vacunado a más de 20.000 personas. Lo más parecido y fácil de encontrar que se parezca a un estudio sobre el funcionamiento y resultado de su vacuna se ubica en el blog del propio Stöcker.
En él dice que, entre junio y julio de 2021, vacunó a 376 colegas de profesión y amigos. “Ninguno de los vacunados sufrió problemas de salud por la vacuna (…) El 97% de los vacunados desarrollaron una alta concentración de anticuerpos”, se lee en una entrada de dicho blog con fecha del pasado mes de agosto. En ella ya se intuye el enfrentamiento con las autoridades sanitarias del país, a las que reprocha, además de haber lanzado iniciativas judiciales para pararles los pies, los “exagerados requerimientos para la aprobación de una campaña de vacunación”.
Una vacunación “demencial”
Stöcker no puede apoyarse en estudios clínicos como los que en su momento presentaron los responsables de Moderna, Pfizer/BioNTech, AstraZeneca o Johnson & Johnson. Lo que él hace, según su abogado, nada menos que Wolfgang Kubicki, vicepresidente del Bundestag y uno de los líderes del partido de los liberales, el FDP, es “inyectar un antígeno como parte de experimentos de curación individual”. “Por lo tanto, no necesitaba autorización", según Kubicki.
En el Bild se han referido a la vacuna de Stöcker como un “truco” que permitiría al médico y empresario salir airoso de sus actuales problemas con las autoridades. “Dado que el medicamento está hecho de varios componentes que se adquieren por separado, desde un punto de vista formal no es una vacuna”, han explicado en el diario más leído de Alemania a cuenta de la “demencial” iniciativa que tuvo que frenar la policía en el aeropuerto de Lubeca.
Las vacunas hechas a base de ARN mensajero (Moderna, Pfizer/BioNTech) o que usan un virus atenuado (AstraZeneca, Johnson & Johnson) dan, grosso modo, instrucciones al organismo del vacunado para producir el antígeno viral a partir del cual el sistema inmune produce los anticuerpos contra el SARS-COV-2, el virus de la Covid 19. Por su parte, la vacuna de Stöcker utiliza la mezcla de un “antígeno y un adyuvante”, sustancias que genera en quien se las inyecta una reacción en el sistema inmune.
La vacuna de Novavax “debería ser el equivalente a la vacuna de Lubeca”, según ha explicado Stöcker. Alude al preparado de la firma estadounidense Novavax, cuya vacuna utiliza una proteína recombinante. El desarrollo de esa vacuna se encuentra en la tercera fase de los estudios clínicos. En dicha fase, el preparado se prueba en miles de personas.
En Alemania, hay personas, incluidas celebridades como el futbolista Joshua Kimmich, estrella del Bayern Múnich y de la selección alemana, que dicen querer esperar a que los preparados de esta tecnología salgan al mercado para vacunarse contra la Covid-19. Otra cosa bien distinta es que les dé tiempo a hacerlo.
Porque ante el escaso porcentaje de vacunados en Alemania –un 68,4% de la población está plenamente inmunizada–, las autoridades del país ya han hecho obligatoria la vacunación a paritr de febrero y ha impuesto confinamiento a quienes no están vacunados.
Sin tiempo para su vacuna
Esa medida, para Stöcker, es la correcta. Este miércoles, Stöcker escribía en su blog a cuenta de la vacunación obligatoria que, “en vista del desastroso desarrollo de la pandemia, es la decisión correcta”. Lo hacía, curiosamente, sin recomendar su preparado.
Apenas cuatro días después de haber vacunado a decenas de personas en el aeropuerto de Lubeca, del que Stöcker es propietario, este médico y empresario invita ahora a vacunarse con los “preparados recomendados por el Estado”.
“Ahora no tenemos tiempo para esperar una vacuna ideal como 'LubecaVax', que estoy convencido de que ofrece una relación riesgo-beneficio más favorable, ni para quejarnos de las autoridades incompetentes”, escribía Stöcker.
La semana pasada, Alemania superó la barrera de los 100.000 muertes por coronavirus desde que comenzó la pandemia. La cuarta ola de contagios es la peor que ha vivido el país de la canciller Angela Merkel, cuyas autoridades parecen haberse dormido en los laureles frente al virus, habida cuenta de que este verano hubo que celebrar campaña electoral para los comicios del pasado 26 de septiembre y, después, esperar a la formación de un nuevo Gobierno que aún se demora.