Quedarse sin gasolina es quizás uno de los problemas más habituales y menos esperado por los conductores, quedándose el vehículo tirado en los sitios menos deseados. Un suceso muy común sobre todo entre los más jóvenes, apurando hasta el último minuto la gasolina, ya sea por factores económicos o por despiste. Este inoportuno momento de quedarse sin gasolina en mitad de una vía pública, puede suponer múltiples sanciones económicas por parte de la Dirección General de Tráfico (DGT), desde los 80 euros hasta los 3.000 euros de multa.
Lo que puede ser una anécdota inesperada, puede convertirse en una situación desagradable, asumiendo una cascada de multas. Al final, la ley no sanciona el hecho de quedarse sin gasolina, pero sus consecuencias si.
Estas multas vienen asociadas a dejar el vehículo mal estacionado, a intentar moverlo a mano tanto si el conductor lo hace solo como si le ayuda otra persona, a la mala señalización del coche estacionado y al transporte de gasolina en recipientes no homologados.
Múltiples multas
Quedarse tirado en mitad de una vía pública obliga al conductor a buscar de manera urgente un lugar donde estacionar el vehículo para que no suponga un peligro tanto para la propia persona como para el resto de usuarios. Si el coche se considera que está mal estacionado, la multa será de 200 euros.
Así lo recoge el artículo 90: "La parada o el estacionamiento de un vehículo en vías interurbanas deberá efectuarse siempre fuera de la calzada, en el lado derecho de ésta y dejando libre la parte transitable del arcén".
Por otro lado, si al conductor se le ocurre intentar mover el vehículo a mano, tanto solo como con la ayuda de otra persona, también está sancionado con 200 euros ya que, supone un peligro para todas las personas que se encuentren dentro y fuera del coche.
Para mantener la seguridad no solo basta con lo citado anteriormente, también se debe señalizar correctamente la detención del vehículo para que el resto de conductores tengan mayor visibilidad de lo ocurrido. Se avisará mediante los triángulos de emergencia y el chaleco reflectante, de lo contrario, supondría una sanción de 80 euros.
Hasta el momento, la multa podría acumular casi 500 euros si el conductor no se comporta correctamente en todos los aspectos. Pero lo realmente peligroso tiene que ver con el propio transporte de gasolina.
Si el conductor decide acercarse a pie a la gasolinera más cercana para adquirir un recipiente con gasolina, la multa podrá ser de hasta 3.000 euros. Esto sucede porque la mayoría de las personas desconocen cuáles son los recipientes homologados para su transporte, utilizar cualquier otro tipo de envase supone un peligro y una infracción grave.
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