Se buscan camioneros, como también se buscan albañiles. Hace más de una década que el transporte pesado por carretera está falto de mano de obra. Son varios los factores que influyen, pero el principal es que ya son pocas las personas dispuestas a sentarse delante del volante durante días para hacer miles de kilómetros remolcando mercancía. “Es un problema, yo diría, mundial, y que venimos arrastrando en la última década”, explica Juan José Gil, secretario general de Fenadismer (Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España). Se calcula que, en España, faltan del orden de 15.000 conductores.
“No es una profesión atractiva para los jóvenes. Pasas muchos días fuera de casa y muchas horas solo al volante. Se puede hablar por la emisora o hablar por teléfono con su familia, pero no deja de ser un trabajo muy individualizado”, explica Gil. “Un viaje por Europa puede ser fácilmente de una semana. En el peor de los casos, hasta de dos semanas. Un camión puede hacer hasta 2.000 kilómetros de distancia, teniendo en cuenta que España es un país periférico en Europa”.
Comprobar que, efectivamente, esta no es una profesión atractiva para los jóvenes, no es difícil. Basta salir a la calle y preguntar. Ninguno de los entrevistados se lo ha planteado, si bien es cierto que poniendo dinero encima de la mesa los hay que sí se lo pueden llegar a pensar. Un camionero puede cobrar en torno a los 2.000 euros mensuales más dietas, según Gil. Esta cifra pilla a muchos desprevenidos.
“Oye, con ese sueldo igual me lo planteo”, declara Sebas, de 18 años, al conocer lo que se paga. Este joven estudia enfermería y nunca ha entrado en sus planes subirse a un camión. “Todas las jornadas que tienes de ir y volver, estar tanto tiempo fuera de casa… No, no me lo planteo”. Tras conocer el salario, quizás este periódico le ha trastocado los planes.
Óscar, en cambio, se muestra más tajante: “Poco me parece. No ves a tu familia ni a tus amistades. Viajas por el mundo, es lo bueno, pero estás todo el día en el camión. Tu familia son los otros camioneros”. También tiene 18 años y, actualmente, trabaja en un McDonalds. Su profesión soñada es ser cantante.
Juan, su pareja, es estudiante de medicina y tiene 21 años. La respuesta es obvia: que no. “También me parece un trabajo en el que tienes que tener algo de vocación, que te guste conducir un camión, ¿no?”
—¿Vosotros conducís?
—A mí me encanta conducir, además me acabo de sacar el carné -responde Juan.
—Yo casi no sé ni lo que es un STOP -confiesa Óscar, despertando las risas de periodista y fotógrafa.
Si en España hay pocos camioneros, las camioneras son algo casi inexistente. Solo un 2% de los trabajadores son mujeres, tanto en España como en toda la Unión Europea, según las cifras de la Fundación Corell. Aunque hay iniciativas privadas para incluir a las mujeres en este sector, el porcentaje sigue siendo testimonial.
“La conducción nunca me ha llamado la atención, de hecho no tengo carné de conducir. Lo único que me gusta es el Mario Kart (risas). Llevar un camión me parece super complicado, mucha responsabilidad y muchas horas solo. Está bien ir escuchando la radio y eso, pero no”, asegura Celia, que estudia periodismo y comunicación audiovisual con la idea de dedicarse al cine. Esta joven de 23 años, además, tiene un tío camionero y sabe lo complicado que es conciliar una vida familiar con pasar semanas fuera.
—¿Cuánto te tendrían que pagar para que fueras camionera?
—Me tendrían que pagar el carné primero (risas). Y bueno, por una buena cantidad, sí que podría hacerlo. Por 3.000 euros sí que podría estar un mes trabajando de camionera.
Belén difiere. No lo haría ni por todo el oro del mundo y eso que actualmente está en el paro. “Tengo a gente cercana que son camioneros y no veo que tengan una vida estable en un sitio, ¿sabes? Estás siempre viajando y si tienes familia te pierdes muchas cosas”, explica esta educadora social extremeña de 24 años. Su amigo Antonio, estudiante de Ingeniería Agronómica, tampoco tiene intención ninguna de ponerse tras el volante: “Es que los camioneros casi no duermen en casa”.
“Por dinero no lo haría. Al final, pierdes tu vida”, prosigue Belén. Lo que no le importaría es probar a conducir un tráiler. “Molaría”, opina esta joven. “Tiene que ser una experiencia”, aprecia la fotógrafa.
En España actualmente hay cerca de medio millón de camioneros y 103.000 empresas de transporte, según las cifras que maneja Fenadismer. Si el número de trabajadores no aumenta es, en parte, porque “hay una primera barrera inicial del coste de acceso a la profesión”, explica Gil. “Tienes que obtener el permiso de conducir, que ya de por sí es caro, y el certificado de aptitud profesional”.
Además en Europa se da un fenómeno que no permite subir mucho los salarios y hacer así más atractiva la profesión. “Hay una situación de dumping social que atraviesa el transporte desde la crisis de 2008. Hay empresas extranjeras y españolas que se deslocalizan a países del este para seguir trabajando en los países centrales europeos. Eso hace que se tiren hacia abajo los precios del transporte, porque en esos países los salarios son mucho más bajos”, asegura. “En España, aproximadamente, una cuarta parte del transporte internacional lo realizan empresas del este, cuando el destino de esa mercancía no suele ser un país del este”.
“Antiguamente, mucha gente obtenía el permiso en el servicio militar. Eso creó una cantera importante de conductores profesionales. También los militares que entraban en excedencia a los 45 años fueron una cantera de conductores”. Pero, desde entonces, ha llovido mucho.