Repetir curso en educación primaria y secundaria ya no dependerá del número de suspensos del alumno. En otras palabras, el estudiante podrá suspender varias asignaturas (antes el límite eran dos suspensos) y aún así superar esa etapa académica u obtener el título de la ESO. Si es lo que decide de manera consensuada el equipo docente. 

De este modo, la repetición de curso será una medida excepcional y deberá aplicarse solo cuando sea la opción más positiva para la trayectoria educativa del alumno. Del mismo modo, en Bachillerato, los estudiantes también podrán obtener el título con una asignatura suspensa, siempre y cuando cumplan con una serie de condiciones.  

Estas son algunas de las medidas que recoge el proyecto del real decreto por el que se regula para el curso 2021-2022 la evaluación y condiciones de promoción de Primaria, Secundaria y Bachillerato, y que la ministra de Educación, Isabel Celaá, ha enviado a las comunidades autónomas para que planteen cambios antes de su aprobación. 

El borrador del real decreto pone especial énfasis en que tan pronto se detecten dificultades para el aprendizaje se apliquen medidas de refuerzo educativo o se opte por una diversificación curricular, porque el objetivo último es evitar a toda costa que el alumno repita [los alumnos solo podrán hacerlo una vez en primaria y dos en total durante la educación obligatoria (hasta ahora eran tres)]. 

Isabel Celaá

España es uno de los países con mayor fracaso escolar. Casi triplica la tasa de repetición de Primaria y Secundaria en relación al promedio de los países de la OCDE: el 29% de los alumnos españoles de 15 años ha repetido al menos una vez, frente al 11% de la OCDE. Y con este nuevo modelo educativo, el ministerio pretende dar un giro a estos datos. 

"Holgazanes del futuro"

El texto elaborado por el departamento de Isabel Celaá, no obstante, ha sido un jarro de agua fría para la mayoría del profesorado español que ve en estas medidas, según manifiestan varios de ellos a EL ESPAÑOL, una forma de desprestigiar su trabajo diario con los alumnos, en particular, y la educación, en general. "Estamos haciéndole a la cama a los alumnos, crearemos a holgazanes del día a día y del futuro. ¿Para qué nos vamos a esforzar en enseñarlas? ¿Para qué se va a poner un niño a estudiar? Pensará, por qué voy a hacerlo, si total pasaré de curso de todos modos. Se van a agarrar a la ley del mínimo esfuerzo", denuncia Laura, docente de educación primaria.  

"No creo que se pueda a encontrar a muchos profesores que estén a favor de esto", sostiene Gregorio Marlasca, profesor de francés en un instituto de Ávila. En su opinión, estas medidas le resultan, en su mayoría, "una barbaridad", pero también una completa absurdidad, en otros casos. 

Con esto último, Marlasca se refiere a muchas de las directrices que propone el real decreto y que ya se ponen en práctica en los centros educativos desde hace años. "Dicen de elaborar informes individuales de los alumnos en segundo y cuarto de la ESO, en los que se indique a los alumnos (y a sus familias) los aspectos que deben reforzar o que camino deben seguir... Eso ya lo hacemos y en la mayoría de casos ni lo miran, solo se fijan en la nota numérica", explica este docente que da clase desde hace más de 10 años. 

En el real decreto, Educación insiste en que la evaluación del alumnado será continua y tan pronto como se detecten problemas, deberán establecerse medidas de refuerzo educativo. Es decir, clases de apoyo. Pero ¿quién las dará?, se pregunta este profesor. "En vez de insistir en que repetir curso sea una excepción, deberían insistir en que haya más desdobles de clases, como ha ocurrido en la pandemia. Eso es lo que realmente ayuda a que el alumno que presente dificultades pueda tener una ayuda mayor. No obstante, si todo vuelve a la normalidad y los ratios también, yo con 30 alumnos en la clase no doy abasto. Lo que falta de verdad es más inversión y más profesorado", critica este docente. 

Por otro lado, sostiene que premiar con la superación del curso en primaria o en la ESO a los alumnos que suspendan varias asignaturas solo creará a una generación de jóvenes "vaga" y "mediocre", sin futuro. "Si el día de mañana queremos un buen abogado o un buen albañil, que sea gente valiosa en su trabajo, tienen que valorar el esfuerzo. Si les regalas el aprobado, ellos no lo están valorando. Tal y como lo plantean, evitarán las repeticiones, pero sin que el chaval aprenda; serán fracasos escolares". 

Asignaturas de segunda 

Una profesora da clase en un aula. Europa Press

Frente a lo que ocurre en la educación secundaria, en Bachillerato un alumno podrá pasar de primero a segundo con un máximo de dos materias suspendidas, aunque en todo caso deberá matricularse en segundo de las materias pendientes de primero. Sin embargo, el equipo docente podrá concederle el título con un suspenso si se dan cuatro condiciones: que los profesores consideren que ha alcanzado los objetivos generales; no haber faltado a clase de manera continuada; haberse presentado a todas las pruebas de evaluación y tener una media global superior a cinco. 

Una excepción que el profesorado ve aún más grave que permitir a los alumnos de la ESO pasar de curso con materias suspensas. "¿Cómo vamos a permitir que un alumno llegue a la universidad con un suspenso? Eso es inviable. Más tratándose de una etapa educativa no obligatoria. El bachillerato lo cursa quien quiere y debe primarse la preparación intensa, que el alumno llegue con garantías y una formación solida", sentencia Marian, docente desde hace más de veinte años. 

Este escenario, además, según apunta, desencadenará que haya asignaturas de primera y de segunda. Es decir, que los alumnos apuesten más durante esa etapa por las materias troncales y abandonen, por ejemplo, un segundo idioma, si se les permite conseguir el título. "Yo doy francés y es lo que ocurre. Se nos considera una asignatura de segunda categoría. Somos muchísimos docentes, llevamos luchando mucho tiempo como para que ahora tu trabajo choque contra un muro, que no te valoren...

Desde mi punto de vista, esta ley y las anteriores han sido parches, que no atajan los problemas de raíz de la educación. Este real decreto es un lavado de cara sin grandes expectativas y que, de nuevo, se ha hecho al margen de profesorado, padres y alumnos", critica esta maestra. 

Discriminación 

En la misma línea se sitúa Pedro José Caballero, de la Confederación Católica Nacional de Padres de Alumnos (CONCAPA). El presidente crítica las futuras medidas de la ministra Celaá y advierte que no solo fomentarán la mediocridad de una parte de alumnado, sino que tendrá un efecto contagio con el resto. "Si se regala el aprobado a un alumno que no se esfuerza, se discrimina a quien lo hace para promocionar de curso. ¿Qué pasará? Que al ver lo que hace el otro compañero, también lo hará él", apunta. 

Aunque la denominada ley Celaá se aprobó en diciembre, su implantación será progresiva. De este modo, este nuevo modelo de evaluación y promoción entrará en vigor en septiembre. Y durante el próximo curso, todavía convivirá con el modelo de enseñanza y aprendizaje de la anterior ley educativa, la ley Wert

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