Rastrean con aplomo y con total exactitud cada centímetro de la finca y vivienda de Tomás Gimeno, el padre de las pequeñas desaparecidas el pasado 27 de abril en Tenerife. Se llaman Junco y Bill. Son más que perros. Forman parte de la élite cinológica de la Guardia Civil con sede en El Pardo (Madrid) y, desde este lunes, se suman al dispositivo para reforzar el equipo humano y tecnológico que busca sin descanso a Anna y Olivia. Ágiles, inteligentes, perfectamente entrenados y con un olfato poderoso. Son los referentes caninos en la búsqueda de restos biológicos y su presencia es esta misión importante, mucho. Tanto, que puede resultar clave en la investigación.
Oler, detectar y marcar. Es su ritual establecido. Su labor, su objetivo. No hay resto que se les escape. Siguen cualquier rastro. Son la UCO canina. Perfectamente adiestrados, tienen un centro de recepción de olores tres veces mayor que cualquier humano. No hay nada oculto. Aunque se haya puesto el mayor de los empeños en tapar o disolver cualquier prueba, Junco y Bill detectarían una gota de sangre, o cualquier vestigio (huesos, saliva, fluidos) en una prenda que hubiera sido metida cinco veces en una lavadora a alta temperatura. Su olfato detectaría una mínima gota dentro de un cajón, o de un colchón. Son capaces de mostrar el punto exacto en el que haya caído cualquier vestigio aunque haya sido limpiado con esmero y muchos litros de lejía. Encuentran cualquier partícula o gota casi invisible, dada por inexistente al ojo humano, por muy entrenado que esté. Su olfato supera incluso al equipo última generación de cualquier forense.
Desde este lunes están en Tenerife y trabajan sin presión. Estos canes han formado parte de dispositivos de búsqueda de desaparecidos en más de una ocasión. Bill, el pastor belga que solo tiene un año, ayudó en la búsqueda de Marta Calvo, entre otras. La trayectoria de Junco, el pastor de aguas que ha cumplido dos años, es algo más larga. Ingresó en el cuerpo con meses, en 2019, y sus descendientes le avalan. Es sobrino de Marley, el súper can del instituto armado, que falleció en marzo del mismo 2019 y que participó en las búsquedas más importantes de los últimos años: Diana Quer o Gabriel Cruz, entre otras. En un terreno acotado, la puesta en escena de Junco y Bill la delimitan los 2.000 metros de terreno y vivienda del padre de las niñas.
Herramienta de descarte
Tras 21 días de búsqueda, el olfato de Junco y Bill puede resultar imprescindible. El hallazgo de cualquier resto de las menores en la propiedad de Gimeno podría arrojar un fatal desenlace, el peor. Pero la ausencia de vestigios también podría reforzar la hipótesis de fuga y confirmar el presunto (y con más indicios que ninguno) secuestro parental, lo que permitiría intensificar esfuerzos humanos y técnicos en la línea adecuada para dar con el paradero de las pequeñas.
De cerca observa Beatriz, madre de Anna y Olivia. Espera noticias. Sigue agarrándose a la esperanza, sigue siendo su motor. Agotada, no se rinde. Solo quiere estar bien, con fuerza, para cuando se reencuentre con las pequeñas. Con un sumario que sigue repleto de actuaciones secretas, ha conocido la realización de este cuarto registro con sorpresa, pues no sabía nada de ello, pero lo tilda de importante e, incluso, tranquilizador. Significa que la investigación continúa. “Siguen buscando, siguen avanzando”.
Joaquín Amills, portavoz de la familia y presidente de SOS Desaparecidos, explica el sentir de Beatriz, el de todos: “Entendemos que la llegada de los perros es para descartar. Normalmente las búsquedas e, incluso, la propia investigación, consiste en descartar posibilidades. Así lo entendemos y así lo esperamos. Esperamos que sirva para confirmar que no hay nada, porque confiamos en que las niñas están bien. Esa es la esperanza que mantiene Beatriz y mantenemos todos a su alrededor”.
El propio Amills reconoce que no es fácil, pero no van a detenerse ni para coger impulso. “Llevamos ya 20 días (este martes son ya 21), cada hora es más difícil de sobrellevar pero, a la vez, estamos esperanzados. Beatriz está esperanzada. Fuerte, en este sentido. Lo estamos todos. Lógicamente por momentos se siente altamente estresada. Impotente es la palabra dado que la presión es altísima, pero no barajamos otra posibilidad que la de encontrarlas sanas y salvas”, concluye Amills.
Todos los medios
El pasado 27 de abril se encendieron las alarmas y, desde el primer momento la Guardia Civil catalogó de alto riesgo la desaparición. El operativo de búsqueda arrancó de inmediato y, desde entonces, la Benemérita ha ido sumando efectivos a la investigación. Baten tierra, mar y aire. Prácticamente todos los miembros de la élite policial están inmersos en la búsqueda y no se ha a escatimado ningún esfuerzo. Esa tónica sigue imperando. Así lo ha prometido María Gámez, directora General de la Guardia Civil. “La Guardia Civil ha puesto todos sus medios personales y materiales para resolver estas desapariciones cuanto antes”, y así va a seguir siendo.
La máxima policial común en todas las investigaciones sigue intacta: mientras no haya evidencia firme, todas las hipótesis están abiertas. Es la hoja de ruta de los especialistas que forman parte de este operativo de búsqueda. No se descarta nada, no se puede. Al menos hasta que no se bata la vivienda. Al menos, hasta que Junco y Bill confirmen o descarten hallazgos evidentes. Todo, de momento, se dibuja: es posible que Tomás Gimeno hubiera sido ayudado por terceras personas para poner rumbo a otro país. Aunque no se descarta, tampoco, que no haya salido de la isla.
Los esfuerzos policiales se reparten. Gámez ha destacado "el tesón, la dedicación, el esfuerzo y el empeño también emocional" de los medios desplegados por el instituto armado, 70 personas al día en cuanto a los medios marítimos y aéreos, aparte de los que aportan otras instituciones como Salvamento Marítimo, Vigilancia Aduanera, Emergencias de Canarias, Protección Civil y policías locales.
Mientras se produce el registro de la vivienda de Tomás, el operativo de búsqueda marítima también va a ampliarse. La misma Gámez ha afirmado que se ha contactado con el Instituto Español de Oceanografía (IEO) para que se ceda un sonar y un robot submarino con la idea de incorporarlos en el despliegue. Ha destacado la predisposición del IEO y no descarta que sea “en breve” cuando se incorporen estos equipamientos.
Voluntarios
A la actuación policial ha de sumarse la de decenas de voluntarios de Protección Civil y vecinos que peinan a diario, a pie y de forma minuciosa, el sureste de Tenerife. También la de los ciudadanos de todo el mundo que, tras dictarse la orden internacional, sigue conteniendo el aliento y buscando a las pequeñas desde cualquier rincón del planeta. Muchas personas han contactado con el cuerpo investigador intentando aportar su granito de arena. Estos apuntan y escuchan todo, puede que Gimeno, y las niñas, estén cerca.
Sigue dándose una difusión sin precedentes. Son millones los ojos de todo el mundo que buscan a Anna y Olivia. Lo hacen a través de internet y de los medios de comunicación nacionales e internacionales. Las redes sociales siguen llenándose de mensajes positivos para Beatriz, la madre de las niñas. Los carteles de difusión siguen compartiéndose como la pólvora y los 10.000 taxis y 300.000 cajeros siguen dictando "missing". Hay un nuevo lema: #bringbackhomeannaandolivia (traed de vuelta a casa a Anna y Olivia).