El submarino S-81 Isaac Peral ha tocado agua del mar por vez primera la mañana de este viernes y ya se encuentra atracado en el muelle de armamento del astillero de Navantia en Cartagena (Murcia) para comenzar la siguiente fase de su desarrollo, las pruebas de puerto.
Para acometer la maniobra, el submarino fue colocado el pasado miércoles en el dique flotante. A lo largo de este viernes se han desarrollado los trabajos necesarios para poner el submarino en el agua en condiciones de seguridad y preparado para las pruebas.
Dicho submarino supone"un hito" en la historia de los astilleros españoles, en palabras del presidente de Navantia, Ricardo Domínguez. Por primera vez, esta empresa de capital público ha sido capaz de diseñar y construir un batiscafo sin la participación directa de ingenieros de terceros países. Hasta la fecha se había recurrido a ingenieros navales extranjeros para idear los submarinos que luego se construían con mano de obra española.
A partir de ahora, las pruebas de puerto permitirán comprobar todos los sistemas del buque, con diversos hitos de seguridad, como el embarque de gasoil, la carga de batería o la prueba de propulsión sobre amarras.
En el primer trimestre de 2022 comenzarán las pruebas de mar. Si se cumplen los plazos, la Armada recibirá la primera unidad, el S-81, una década después de lo previsto, entre finales de 2022 y principios de 2023. Las siguientes tres entregas se harán de forma escalonada hasta 2028. La serie ha disparado la inversión hasta los 3.907 millones, cuando el presupuesto inicial era de 2.150.
“Todos juntos, la Armada, el Ministerio de Defensa, Navantia y su industria colaboradora damos un salto cualitativo en nuestras capacidades estratégicas y nuestra proyección en el mercado internacional”, ha añadido el presidente de Navantia.
A la maniobra ha asistido la secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro, entre otras personalidades. El Isaac Peral fue amadrinado por su alteza real la Princesa de Asturias en una ceremonia presidida por su padre, el Rey, que tuvo lugar en el astillero de Cartagena el pasado 22 de abril.
La élite mundial
Sólo diez países en el mundo tienen capacidad para competir de tú a tú en el exigente mercado internacional del diseño y fabricación de sumergibles. La mayoría tiene acceso a la energía nuclear. No es el caso de España, que actualmente aspira a adjudicarse un megacontrato de seis submarinos que India ha encargado para su fuerza naval.
La lista de países es corta. En ella aparecen algunos con una dilatada historia militar. Son EEUU, China, Japón, Alemania, Reino Unido, Suecia, Rusia, Corea del Sur y Francia. A ellos se ha sumado España.
En diferentes reuniones internacionales del sector celebradas en los últimos años se señaló que, en la próxima década, el mercado requerirá la fabricación de en torno a un centenar de sumergibles, con una inversión global de alrededor de 40.000 millones de euros.
Las cifras del proyecto
Presupuesto: 3.907 millones de euros
Unidades adquiridas por la Armada (Ministerio de Defensa): 4
Carga de trabajo: 2.000 empleos directos + 7.000 indirectos
Eslora: 81 metros
Diámetro del casco: 7,3 m.
Desplazamiento en inmersión: 2.965 toneladas.
Autonomía: 50 días
Tripulación: 32 + 8 fuerzas especiales
Velocidad en superficie: 10 nudos
Velocidad en inmersión: 19 nudos
Capacidad de munición: 12 armas largas y 6 tubos lanzatorpedos.
Tipo de munición: Torpedos DM2A4, misiles Sub-Harpoon y minas navales inteligentes.
Otras características: registros acústicos muy reducidos; detección acústica pasiva de alto rendimiento; sistema AIP de propulsión (reformador bioethanol + pila de combustible).