Francisco Javier e Irantxu han conseguido el sueño de cualquier preso, más allá de obtener la libertad: estar, al menos, cerca de su familia. Esta pareja, en el amor y en los asesinatos, no la forman unos reclusos cualquiera: se trata de García Gaztelu (1966), alías Txapote, y de Gallastegui Sodupe (1972), alias Amaia, quienes en julio de 1997 secuestraron y 48 horas después mataron al concejal del PP Miguel Ángel Blanco.
Txapote y Amaia permanecían presos en la cárcel de Huelva, en módulos diferentes, a 950 kilómetros de Bilbao, donde viven los dos hijos que han tenido en el cautiverio, así como otros familiares de ambos. Este fin de semana han llegado en furgones diferentes a la prisión de Estremera, en Madrid, situada a menos de 400 kilómetros de la capital de Vizcaya.
La aproximación de presos etarras al País Vasco forma parte de los acuerdos establecidos entre el PSOE y partidos vascos como Bildu y PNV, que permitieron la elección de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno tras las elecciones de noviembre de 2019. Dentro de la letra pequeña de estos acuerdos figuraba la entrega al Gobierno vasco de las cárceles en el País Vasco, que este viernes se concretó.
Pero no todos los presos etarras tienen el significado y la profesionalidad sangrienta de García Gaztelu, cuya notoriedad pública se debe a haber disparado, a cañón tocante, dos tiros en la cabeza de Miguel Ángel Blanco el 12 de julio de 1997, cuando el concejal popular tenía 29 años.
El famoso Txapote, condenado a 50 años de cárcel, junto a su compañera Amaia, por el secuestro y muerte de Blanco, acumula penas superiores a 450 años por otros asesinatos que cometió u ordenó en los años que actuó como jefe de comandos de ETA.
El beneficio de ser trasladado de Huelva a Madrid se lo debe a una orden directa del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, a través de la dirección de Asuntos Penitenciarios; una decisión no compartida ni solicitada desde la prisión onubense.
Un funcionario que ha tratado de cerca a García Gaztelu comentaba a EL ESPAÑOL: “No dejaba de sorprendernos la arrogancia del personaje, su frialdad, ver cómo tantos años en prisión –fue detenido en Francia en 2001 y desde entonces ha pasado por numerosos centros penitenciarios- aparentemente no le han hecho mella”.
Tanto es así que García Gaztelu, como su compañera Gallastegui Sodupe, forman parte del grupo de presos etarras que no han mostrado pública ni privadamente el menor arrepentimiento por los 858 asesinatos cometidos por ETA a lo largo de su historia.
Hace un par de meses, García Gaztelu, catalogado como preso FIES (Fichero de Internos Especiales), por su peligrosidad, abandonó el módulo de aislamiento en el que ha estado durante años en Huelva y pasó al módulo 8 de presos comunes. Este cambio también fue interpretado en la prisión como otra concesión de Moncloa a Bildu. Su compañera y madre de sus dos hijos se encontraba en el módulo 9 para las presas.
Alma sana en cuerpo
En Estremera, Gallastegui Sodupe permanecerá en el módulo 9 de mujeres y Gaztelu en el 8, para presos comunes. Txapote tendrá como compañero a Patrick Nogueira, conocido como el asesino de Pioz, tristemente famoso por asesinar a sus tíos y a sus dos hijos, en Guadalajara.
Este módulo dispone de 36 celdas. Todos los internos pueden acogerse al proyecto Ágora, dedicado a fomentar la lectura entre los presos así como para ayudar a quienes opten por estudiar en la Universidad Nacional de Eduación a Distancia (UNED).
Otro beneficio de estar en este módulo polivalente es que los internos pueden acogerse al plan Asics, para la práctica del deporte. Asics, marca deportiva de zapatillas, es el acrónimo de una frase clásica en latín, Anima sana in corpore sano, una aspiración esta del alma sana que suena a terrible sarcasmo aplicada a un personaje con los antecedentes nada espirituales de Txapote. El jefe del comando Donosti intervino o quitó la vida a personas como Fernando Múgica, Alfonso Morcillo, Gregorio Ordóñez, José Luis Caso, José Ignacio Iruretyagoyena, Manuel Zamarreño, José Luis López de la Calle, Fernando Buesa….
Durante todos estos años, la pareja Gaztelu-Gallastegui ha disfrutado de todos los beneficios carcelarios establecidos por la Ley Penitenciaria y el Reglamento de Prisiones. Irantzu Gallestegui Sodupe fue especialmente activa reclamando, vía tribunales, mantener los encuentros íntimos mensuales con su pareja, pese a estar al principio en prisiones distantes a cientos de kilómetros. Cada traslado para que disfrutaran de dichos vis a vis costaba un potosí.
Por esa razón, se decidió que cumplieran su condena en una prisión como la de Huelva, con una zona para internos y otra para mujeres. El Gobierno vasco notificó en 2007 que los asesinos de Blanco eran pareja de hecho.
Los dos hijos 'madrileños'
Así han vivido estos años en la ciudad andaluza hasta llegar ahora a Estremera, en Madrid. Para Txapote y Amaia la capital de España tiene un grato recuerdo, pese a ser la capital del Estado que, según ellos, sojuzga a Euskadi.
En Madrid, aprovechando estancias carcelarias, tuvieron a sus dos hijos. El mayor, varón, nació en septiembre de 2002, en el Hospital Universitario de Getafe. El segundo hijo fue una niña. También nació en Madrid, en marzo de 2007, concretamente en la Maternidad del Hospital Gregorio Marañón, fundada precisamente Julio Iglesias Puga –padre del cantante-, secuestrado en su momento por ETA. Ambos centros hospitalarios son públicos, pagados con los impuestos de todos los españoles.
Probablemente la niña fue engendrada durante los prolegómenos y el desarrollo del juicio por el asesinato de Miguel Ángel Blanco, celebrado entre mayo y junio de 2006. Los dos hijos de la pareja de etarras nacieron en Madrid y será donde vendrán a ver a sus padres presos.
La cárcel de Estremera tiene otra ventaja poco conocida que la pareja etarra pronto descubrirá -si no lo sabe ya-. Existe una unidad antidroga, donde pueden convivir internos e internas en diferentes celdas. Ideal para la pareja 'Txapote' y 'Amaia'. Sería la reagrupación familiar total para estos antiguos adictos a la peor de las drogas, la del asesinato.
También en Madrid vive otra protagonista del más notorio asesinato de la pareja etarra, el cometido en la persona de Miguel Ángel Blanco, llamado "El hijo de todos". En la capital vive la hermana de Blanco, Mari Mar, candidata a diputada del PP en las elecciones autonómicas del próximo 4 de mayo. La familia Blanco ha corrido peor suerte: el concejal asesinado quería tener dos hijos, pero no le dio tiempo; los padres, Miguel Blanco y Consuelo Garrido, murieron el año pasado, en marzo y abril, respectivamente. Chelo, la madre, en Madrid, por Covid.
Los tres descansan en paz, enterrados juntos en Faramontaos (Orense), de donde una joven pareja de gallegos partió en los años 60 para ganarse la vida en Ermua (Vizcaya). Una aventura jalonada con el terrible final narrado.