Ir a la universidad y no estudiar un ciclo de Formación Profesional. Es la tónica en la que la mayoría de progenitores ha educado a sus hijos en los últimos veinte años cuando terminaban el instituto. Y es que concluir una carrera, informalmente, siempre ha sido sinónimo de éxito e inteligencia; mientras que optar por un módulo, en cambio, se ha traducido en fracaso y torpeza. Sin embargo, la realidad dista mucho de esta creencia social. Para muestra un dato: el 65% de las ofertas de trabajo en 2030 serán para estudiantes de FPs.
Esta tendencia, aunque a muchos le sorprenda, no es un secreto para los nuevos alumnos. De hecho, han aumentado este año de nuevo hasta llegar a una cifra récord de 934.204 estudiantes. En total, 46.494 más que el curso pasado, un 5,2% más, según el informe de Datos y cifras del curso 2020/21, elaborado por MEFP. La Formación Profesional, de hecho, es la enseñanza que más crece en la última década (60,4%).
Por eso, el Gobierno ha incluido nuevas enseñanzas que se irán añadiendo a la oferta en los próximos cursos, como es el caso de la FP para Big Data o para Maderista. Sin embargo, hay un módulo que ha destacado entre todos en los últimos años: el grado superior de Higienista Bucodental. Una profesión desconocida para muchos, pero cada vez más común en las clínicas dentales. Razón por la que el 95% de quienes la cursan encuentran trabajo cuando terminan de estudiar.
1.600 euros
¿Por qué higienista bucodental? Claudia, docente de este módulo de dos años —repartido en 2000 horas— en el instituto privado Kapital Inteligente, en Talavera de la Reina (Toledo), lo tiene claro. Además de tener trabajo asegurado cuando lo finalizas, también te abre todo un abanico de posibilidades de cara a seguir formándote en el sector sanitario y encontrar otras profesiones. "Hay bastante trabajo, sobre todo en lo privado. Todos los dentistas necesitan un técnico de higiene y por eso suele ser relativamente fácil encontrar empleo. En el centro, el 95% de los alumnos lo consiguen y el resto no porque decide seguir estudiando, en la mayoría de casos, para ir a la universidad y ser dentista", cuenta esta profesora a EL ESPAÑOL.
Las condiciones laborales, entre tanto, también son un plus para estos profesionales. El sueldo medio de estos trabajadores suele estar entre los 1.500 y 1.600 euros al mes. Y el coste de estudiar el grado puede rondar entre los 500 euros, en un centro público —en España hay 171 centros que imparten este módulo—, y los 4.500 euros, en uno privado.
El perfil de quienes suelen decantarse por este grado es de tres tipos. El primero, y cada vez en mayor medida, el de quienes tienen claro desde el primer momento que quieren ser higienistas bucodentales. El segundo, los alumnos que por cuestión de nota no han podido acceder a la carrera universitaria que querían y eligen la titulación más parecida. Y el tercero, los indecisos. Aquellos que no sabían qué estudiar pero que deciden, ante todo, tener trabajo cuando terminen su formación. Aunque estos últimos también dan sorpresas. "Hay muchos que no sabían qué hacer y al hacer este módulo y ser tan práctico han seguido estudiando para ser odontólogos", cuentan desde este centro manchego.
¿Qué hacen?
Nayeli es una de las alumnas que no tenía claro qué hacer y un día, navegando por internet, encontró esta FP por casualidad. "Me gustaba todo lo relacionado con la sanidad, quería ser dentista, pero al meterme en el bachillerato de letras tuve muy difícil entrar en la carrera. De repente, encontré este módulo y pensé que estaba hecho para mí. Está muy relacionado con lo que me gusta, tiene una salidas increíbles y además implica un trato muy cercano con el paciente", señala esta alumna.
— ¿Qué os enseñan en el grado?
— Aprendemos a actuar ante situaciones muy diferentes con el paciente. Nosotros somos el primer contacto que tiene cuando entra a la clínica dental. Damos las noticias buenas y las malas, los presupuestos... Nos enseñan a lidiar con diferentes caracteres. Y después, por otro lado, somos la mano derecha del odontólogo, que busca en nosotros delegar gran parte de su trabajo.
Un higienista bucodental, como bien indica el nombre, se encarga de hacer limpiezas, pero también de diseñar las impresiones para aparatos o fundas de dientes, hacer radiografías preparar las bandejas de material al dentista y hacer curas a los pacientes, entre muchas otras tareas. "En general un higienista puede hacer todo menos lo que está relacionado con la anestesia. No podemos intervenir en una cirugía y si lo hacemos es siempre para ayudar y bajo la supervisión del odontólogo", explica Nayeli.
Lo que más destacan tanto docentes como alumnos es que el grado es básicamente práctico. Y no solo eso, sino que también está abierto a compaginar esa formación con diferentes cursos oficiales como, por ejemplo, radiografía, periodoncias (tratamiento de las enfermedades dentales) o farmacología. Los cuales sirven para dotar al estudiante de puntos de cara a presentarse a unos oposiciones de higienista. "Yo lo tengo claro, seguiré formándome y después me encantaría trabajar en una clínica", insiste.
No obstante, como por desgracia ocurre en numerosos empleos, los higienistas también se están encontrando con diversos problemas cuando son contratados en las clínicas dentales. Y es que, en algunos casos, les obligan a hacer un trabajo de "auxiliar y no de higienista" y a firmar un contrato que no se corresponde con su profesión. "Tenemos que darnos a conocer y dejar claro que no somos auxiliares. Nos tienen que dejar hacer nuestro trabajo, somos higienistas", sentencia Nayeli.