Fraga. Quizás este nombre sea conocido por Manuel, el ministro franquista y fundador de Alianza Popular, pero también es un pueblo de la provincia de Huesca, muy cercano a Lérida. Es en Fraga donde el gigante estadounidense Becton Dickinson (BD) tiene una de las mayores fábricas de jeringas del mundo. De este pueblo saldrán millones de unidades hacia Estados Unidos, Canadá, Holanda, Francia, Alemania, Finlandia, Dinamarca y Reino Unido, de cara a la campaña de vacunación de la Covid-19. En total, más de 500 millones de unidades partirán de aquí en los próximos meses.
Hace poco más de un mes que la farmacéutica Pfizer anunció la medida más esperada de este 2020: la famosa vacuna. Este martes, la primera persona recibió -de manera oficial- la primera dosis: fue Margaret Keeman, una mujer irlandesa de 90 años. La jeringa que le suministró la vacuna no salió de Fraga, al menos, que sepamos. Pero el Reino Unido ya tiene 65 millones de jeringas fabricadas por BD en este pueblo de Huesca.
“Estamos muy ocupados pero también muy ilusionados”, asegura Lourdes López, directora de BD en España, en una entrevista con EL ESPAÑOL. “Tenemos tres plantas de fabricación en España, pero en la de Fraga es donde se fabrica este tipo de jeringa”. Ese tipo al que se refiere es una jeringa muy peculiar, patentada por esta misma empresa. Es la única en el mundo capaz de inyectar el total de la dosis, gracias a un saliente al final del émbolo.
Las jeringuillas convencionales tienen el émbolo plano y, por tanto, siempre queda algo de contenido en la punta del utensilio y en la propia aguja. Este invento, que lleva más de una década patentado, aprovecha al máximo las dosis de las vacunas, algo que, en este caso, es muy preciado. “Esta, en concreto, solo se hace en España. Se diseñó para las campañas de vacunación, sobre todo para organizaciones como Unicef”, explica López.
“Tampoco era una jeringa de la que fabricáramos unas cantidades tan grandes pero en estas circunstancias hemos tenido que duplicar la producción y adaptar algunas líneas. Es un modelo del que no se consume tanto porque está muy diseñado para este tipo de campañas de vacunación”. El año pasado BD fabricó 200 millones de jeringas. Este año serán, por lo menos, el triple. Y el 2021 seguirá en esa línea.
600 personas haciendo agujas
Para vacunar a toda la población Española hacen falta unas 95 millones de jeringas, ya que la vacuna de Pfizer y BioNTech requiere dos dosis por paciente. De momento, BD ya tiene reservadas 25 millones de unidades para España. Las jeringuillas se repartirán en el territorio nacional a lo largo de diciembre y durante los primeros meses de 2021.
En todo el mundo, ya tiene comprometidos más de 500 millones de unidades para países como, Estados Unidos, Canadá, Holanda, Francia, Alemania, Finlandia y Dinamarca, además de Reino Unido. Para atender a todos, BD ha invertido 1,5 millones de euros en la creación de una nueva línea de producción y en reforzar la actual plantilla de 600 trabajadores.
—¿Van a poder hacer frente a toda esta demanda?
—Sí, vamos a poder. Lo que tenemos es una calendarización. Aunque estamos aumentando mucho la producción, la demanda ahora mismo es mayor que lo que tenemos en los almacenes. Entonces ya están calendarizadas las entregas para poder cubrir la demanda. Los 25 millones que tenemos ahora mismo en pedidos en España sí que están asegurados. Pero claro, están llegando pedidos nuevos todos los días de otros países europeos y de Asia que se van poniendo a la cola.
Las de farmacia
BD y otra empresa llamada B-Braun son los operadores más potentes de fungibles en España, pero no son en absoluto los únicos. Este periódico se ha puesto en contacto con una decena de empresas dedicadas a estos menesteres. Algunas se han negado a atendernos y otras, directamente, nos han dado la callada por respuesta.
Quien sí se ha puesto al teléfono es el personal de Peroxfarma, empresa española radicada en Cataluña dedicada también a la fabricación de jeringas. Esta empresa fabrica las ICO, muy habituales en las farmacias españolas. “El incremento de demanda se produjo mucho antes de la vacuna. Ya desde el inicio del confinamiento hemos notado una gran demanda de fungibles”, explica Carlos Puig, director de ventas de Peroxfarma. “Y por supuesto mascarillas y guantes”.
"La evolución ha crecido con los meses, pero ahora llevamos unos días en que se nos están disparando las peticiones de todo tipo de jeringas". Puig facilita los datos de ventas de su empresa a este periódico. Entre el 1 de enero y el 10 de diciembre de 2019, Peroxfarma vendió 9,8 millones de jeringas ICO. En el mismo tramo de este año, ya van 12,6 millones. Supone un aumento del 28,6%.
Sus principales clientes son las farmacias, hospitales, los laboratorios y mayoristas como Cofares y Ecofarma. Además, compite en los concursos públicos que presentan las comunidades autónomas para abastecer a la sanidad pública. Aunque son pequeños en comparación con BD y B-Braun, compiten igualmente.
—¿Ahora mismo, pueden hacer frente a la demanda?
—No, ahora mismo estamos teniendo problemas de abastecimiento. Las fábricas están muy saturadas. Sí seguimos abasteciendo al mercado, por ejemplo las farmacias y los hospitales no los tenemos desabastecidos. Pero tenemos pedidos importantes en la industria que me están costando.
Puig, como director de ventas, se pone en primera persona para reconocer una carencia o una dificultad circunstancial. Sin embargo, el problema que enfrenta la empresa viene de mucho antes en la cadena de producción, concretamente, en las fábricas que tienen sus socios en China, Alemania y la República Checa. “Hay un problema de materiales. De raw material, material de base”.
—¿Les falta plástico para hacer la jeringa?
—No sé si plástico o metal o papel o cajas... o en general. Pero sí, todos los mercados complementarios lo están sufriendo, claramente.
¿Morir de éxito?
Ese problema, sin embargo, BD asegura no tenerlo. “En nuestro caso, que yo sepa no”, afirma López. “Tenemos unos acuerdos bastante sólidos. Esto supone un aumento, pero BD fabrica en todo el mundo millones y millones de jeringas al año. Entonces esto nos supone un aumento, pero es parte de nuestra forma de trabajar habitual".
"Evidentemente, nos está haciendo salir de nuestra zona de confort pero no es como una empresa que fabrique y que tiene a lo mejor muchos proveedores locales y más pequeños. No estamos teniendo problemas con la materia prima. El reto es construir una nueva línea de fabricación”.
—¿Morir de éxito es imposible por esto?
—Sí, porque la planta tiene mucha flexibilidad. Fabricamos jeringas para todo. De hecho esta en concreto se puede usar para muchos medicamentos, no solo para las vacunas. Las líneas de producción que estamos ampliando podemos adaptarlas fácilmente para una jeringa normal. No nos va a crear un problema en un futuro, sino todo lo contrario.
Becton Dickinson tiene unos ingresos globales de en torno a los 13.000 millones de euros. De estos, cerca de un 20% es solo por la venta de jeringas. En España su facturación es de unos 200 millones de euros.