Hace menos de mes y medio, el 8 de septiembre de 2020, el comisionado para el Polígono Sur de Sevilla, Jaime Bretón, advirtió de que si no se conseguía controlar la expansión del coronavirus Sars-Cov-2 por las calles del barrio (que engloba seis barriadas en total en una superficie de 145 hectáreas) habría que “tomar otras medidas (...), como volver a la Fase 1 y reducir la movilidad de las personas a lo imprescindible". Sus palabras no sentaron nada bien en el Gobierno de la Junta de Andalucía.
El consejero de Presidencia, Elías Bendodo, pidió a Bretón que se limitara a sus competencias y que no anunciara un hipotético confinamiento del Polígono Sur, el lugar con menor renta del país según el Informe 2020 de los Indicadores Urbanos del Instituto Nacional de Estadística (INE). De media, cada uno de sus aproximadamente 45.000 vecinos ingresa 5.112 euros anuales. 426 euros al mes. Bendodo instó a Bretón a no hacer declaraciones públicas en ese sentido “sin hablar antes” con la Consejería de Salud y Familias del Ejecutivo regional.
Pese a su dosis de atrevimiento, Bretón sabía de lo que hablaba. Otra cosa es que se excediera en su responsabilidad. Pero el comisionado quería trasladar a los habitantes de los seis barrios que conforman el Polígono Sur la necesidad de no relajar las medidas sanitarias pese a que, hasta finales de agosto, las cifras de contagios habían permanecido por debajo de la media del resto de la ciudad de Sevilla.
Pero tres brotes entre finales de agosto y principios de septiembre hicieron saltar las alarmas. Principalmente, en cuatro de esos seis barrios: Las Letanías, Martínez Montañés, Antonio Machado y Murillo, más conocido éste último como Las Tres Mil Viviendas.
Dos bodas multitudinarias y una cena celebrada tras un culto evangélico provocaron que el coronavirus se expandiera por sus calles. La fiesta posterior a uno de esos dos enlaces se celebró en una nave de Los Palacios, localidad sevillana a 32 kilómetros de la capital andaluza. Allí se produjo el mayor brote de contagios.
Según explican distintas fuentes del Polígono Sur a EL ESPAÑOL, una de las personas que se contagió fue una de las abuelas de la novia. La señora, diabética, murió a los pocos días de ver casarse a su nieta. Es una de las tres víctimas mortales que el coronavirus dejó en septiembre en el barrio.
Entre la primera y la tercera semana del mes pasado se llegó a rozar los 400 casos por cada 100.000 habitantes, explican fuentes con acceso directo a los registros. El pico de contagios se produjo en torno al 10 de septiembre, dos días después de las palabras de Bretón. El Polígono Sur registró por esas fechas cifras de positivos que multiplicaban hasta por cuatro a las del resto de la capital andaluza.
Este periódico se puso en contacto con la Consejería de Salud y Familias. Fuentes oficiales informaron que sólo disponen de datos por distritos sanitarios. En la web del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía se señala que la incidencia acumulada en el distrito de Sevilla (que engloba la capital en sí, sin división por barrios) en las dos últimas semanas era de 261,8 casos por cada 100.000.
Tras aquella llamada de atención pública del comisionado para el Polígono Sur, la curva de la pandemia allí se ha conseguido doblegar. Varias fuentes locales y regionales con responsabilidades políticas confirman que, gracias a las medidas tomadas por el Ayuntamiento de la ciudad, la propia Junta y las entidades del Tercer Sector (ONG), se ha conseguido contener la ola de contagios en la zona.
“Por suerte, la tendencia es a la baja”, explican. “Ya se ha bajado de los 300 contagios por cada 100.000 habitantes. Mientras la ciudad en sí vive un ascenso constante en la cifra de positivos, la barriada tiende al descenso. En pocos días esperamos que el Polígono Sur se iguale al resto de la capital. Es un logro común. Lo que no podemos hacer ahora es permitir la relajación de sus vecinos”.
Una batería de medidas urgentes ha conseguido revertir la tendencia alcista de contagios en la zona. La Policía Local de Sevilla y la Unidad de la Policía Nacional adscrita a la Junta de Andalucía intensificaron su presencia en los seis barrios del Polígono Sur a partir de la primera semana de septiembre.
En especial, explican fuentes policiales, se acentuó en los alrededores de la calle José Sebastián Bandarán. Allí, algunas noches se reunían grupos de jóvenes a hacer botellones y se celebraban carreras ilegales de coches y motos.
El Ayuntamiento de Sevilla decidió suspender también durante tres semanas el mercadillo del barrio, que se celebra los jueves. Un síntoma de la mejoría de la situación es que desde la semana pasada vuelve a estar permitido. También se intensificó la desinfección de espacios públicos y plazoletas por parte de la empresa pública de limpieza del Consistorio.
Otro de los aspectos que se ha corregido es la forma de autoconfinarse. Los rastreadores del sistema público de salud detectaron que las personas que daban positivo se encerraban en sus casas pero que cometían el error de seguir en contacto con sus propios familiares en estancias comunes de los inmuebles. Eso, teniendo en cuenta que en el barrio hay viviendas en las que conviven hasta 12 y 14 miembros.
Desde el comisionado para el Polígono Sur hablaron, además, con los curas de las tres parroquias católicas de la zona para que los feligreses fuesen cautos y prudentes en los actos religiosos. Otra medida implantada gracias a la colaboración de las ONG fue llevar la compra de alimentos a casa de las personas que han dado positivo o que se han tenido que poner en cuarentena por contagios de familiares.
Además, el Ayuntamiento tiene previsto enviar al comisionado 7000 mascarillas para su distribución a través de entidades del Tercer Sector. “Es importante porque se trata de una población con pocos recursos”, explica Jaime Bretón. “Para muchos de los vecinos resultan caras”.
Bretón añade por teléfono que “los vecinos del Polígono Sur han tomado conciencia” de que la pandemia “también se vive por sus calles”. “Las víctimas mortales han hecho que la gente vea que esto va en serio”, asegura el comisionado. “En líneas generales, el comportamiento de los vecinos de los seis barrios ha sido ejemplar desde marzo, salvo pequeñas minorías que, a la postre, con su irresponsabilidad generaron varios brotes. Ahora es necesario no desandar lo andado”.