En plena pandemia de coronavirus, más de un centenar de personas abrazándose y besándose en un bosque, embadurnados todos de de lejía. “Contra la farsa de las medidas represoras por la mal llamada pandemia de coronavirus, una congregación multitudinaria de personas que se den besos y abrazos”. Es la explicación que da la asociación de Josep Pàmies para justificar la irresponsabilidad organizada el domingo en Balaguer (Lleida). El agricultor y pseidocientífico más conocido de Cataluña lo ha vuelto a hacer. El mismo que fue multado por sostener que la lejía cura el autismo, ha vuelto a jugar con la salud pública. No sólo ha convocado una reunión con más de cien personas, es que todos se “desinfectaron” con una sustancia (clorito de sodio o MMS) prohibida para el consumo humano.
La asociación pseudocientífica de medicina alternativa “Dolça Revolució” (Dulce Revolución), fundada por Pàmies congregó así a gente de muy diferentes zonas de la geografía española, de regiones sanitarias muy distintas. Había asistentes de Lleida, pero también que llegaron de Barcelona (aunque tenga prohibido salir de su zona), Aragón o incluso Burgos. Todos ellos, tal y como declaró Pàmies, estaban “dispuestos a hacer de conejillos de indias. Que nos infecten y demostraremos que el MMS y la artemisa lo curan”.
Una más. Pàmies, un charlatán expedientado en numerosas ocasiones por sus temerarias ocurrencias y por las que irá a los tribunales (el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos del Estado ejercerá de acusación particular) ha provocado otra crisis relacionada con la salud pública. Precisamente en la provincia de Lleida, que ha sufrido un retroceso en su fase de desescalada.
Lejía y sombrero de paja
Josep Pàmies es conocido como “el embaucador de la lejía”: Una sustancia que él prescribe para todo. Sostiene que su lejía cura desde el autismo hasta el sida. Siempre va ataviado con su sombrero de paja, lo que le confiere una imagen de agricultor de proximidad. Pero nada más lejos de la realidad: Pàmies, en sus vídeos y libros, defiende teorías pseudomédicas no contrastadas y que pueden llegar a poner en peligro la salud del que las ponga en práctica. Porque la lejía es el eje sobre el que pivota su negocio.
Pero no es una lejía cualquiera. En los círculos pseudocientíficos, el clorito de sodio (un blanqueante textil que en ningún caso está indicado para el consumo humano) es conocido com ‘lejía premium’ o “Solución Mineral Milagrosa”. De ahí el acrónimo en inglés MMS. Pàmies la embotella y la vende como agua milagrosa, haciendo caso omiso a las directrices de la comunidad científica. Así está amasando una fortuna.
Desde el inicio de la pandemia de coronavirus, Pàmies y su cooperativa Dolça Revolució se posicionaron (como no podía ser de otra manera) del lado de la conspiración. Así, el horticultor decidió retar al sistema y ‘demostrar’ que su lejía premium también es capaz de derrotar al covid-19. Porque si su lejía cura el sida, el cáncer y el autismo, qué no va a poder hacer con un virus que a veces no produce ni síntomas (según pregona desde su asociación). Y qué mejor forma de demostrarlo que convocando una manifestación multitudinaria a espaldas de las autoridades de Lérida. Sucedió el sábado 30 en el municipio ilerdense de Balaguer. Los Mossos d’Esquadra aseguran que no tenían constancia previa de que se iba a llevar a cabo dicha concentración.
Más de 100 personas
Un acto al que acudieron más de 100 personas. Todas ellas fueron rociadas y “desinfectadas” previamente con pulverizadores de clorito de sodio. Una vez embadurnados de lejía, procedieron a incumplir las normas de distancia físicas. Se tocaron, se abrazaron, se besaron. “Desobediencia”, proclamaba Pàmies durante el acto, al que acabaron acudiendo agentes de los Mossos d’Esquadra cuando fueron advertidos. La policía acudió de inmediato: en la provincia de Lérida se han llevado a cabo varios encuentros no autorizados en los últimos días que han puesto en peligro el proceso de desescalada.
Los Mossos procedieron a las identificaciones pertinentes y obligaron a los asistentes a guardar la pertinente distancia de seguridad. Tambien a ponerse mascarilla, que es algo a lo que se opone de manera frontal Dolça Revolució. Pàmies lo refrendó: "El coronavirus no se combatirá ni con mascarillas, ni fumigaciones con aviones, si nos hicieran caso el confinamiento se acabaría mañana, se evitarían muchos muertos y se terminaría con la ruina del país".Precisamente, es la asociación presidida por el pseudocientífico la que ha impugnado al Contencioso Administrativo de Madrid la obligación de llevar mascarillas. Sus responsables consideran que es "absurdo" después de que la OMS haya confirmado que el virus no se transmite por el aire.
Desde el Ayuntamiento de Balaguer tampoco estaban al tanto de que se fuese llevar a cabo esta concentración en su término municipal. Su alcalde, Jordi Ignasi Vidal, declaró al diario Segre que desconocía esta quedad y que no hubo quejas, pero que se pondrá en contacto con los Mossos d’Esquadra.
Y por su parte, los profesionales de la ciencia siguen con su cruzada de llevar a Pàmies, su lejía y su sombrero de paja, ante los tribunales. El Consell de Col·legis de Metges de Catalunya interpuso una denuncia contra el agricultor ante la Fiscalía del Tribunal superior de justicia. El Consejo General de Colegios Oficiales de Medicos del Estado se apunta y comparecerá como acusación particular. La ciencia sostiene que esta actitud irresponsable constituye un atentado contra la salud pública y es un delito de intrusismo profesional. Pero, entretanto la justicia no avanza con su caso, Pàmies , el ambaucador, sigue embadurnando de lejía a sus seguidores y poniendo en peligro a sus conciudadanos, al mismo tiempo que engorda su cuenta corriente