Sinceramente, a nadie le gustaría que su jefe -o jefa- supiera lo que anda diciendo de él -o ella- cuando no está delante. Igual que muchos no se reconocen en el yo de hace unos años, cuando mirarse al espejo provoca una vergüenza ajena que, en realidad, es propia. Y que quede constancia de todo eso cuando uno está a punto de convertirse en un personaje aún más público de lo que ya es, puede convertirse en un boomerang que vuelve cuando la guardia está baja, golpeando en la cara. A veces es mejor cortar por lo sano, borrarlo todo, empezar de nuevo. Exactamente todo eso es lo que ha debido de pensar Pablo Echenique, cuando su nombre vuelve a estar en las quinielas como próximo ministro de Pedro Sánchez.
El pasado miércoles, el otrora secretario de Organización de Unidas Podemos borraba todas sus publicaciones en la red social de Twitter previas a las elecciones del pasado 10 de noviembre. Así, de una, desaparecían 8.800 tuits de los 9.000 que tenía. Con ello, intentaba eliminar el rastro de 10 años de actividad en la red social desde que la abrió en marzo de 2009. Sin embargo, EL ESPAÑOL ha podido acceder a cientos de los mensajes eliminados. Esta es la antología de ellos.
En ellos se puede ver a un Pablo Echenique abiertamente beligerante, con chistes y críticas, contra su próximo jefe Pedro Sánchez al que llamó "kamikaze" o "Pimpinela". Critica la monarquía, apoya a Íñigo Errejón, a Carolina Bescansa, califica a los presos del pocés de presos políticos y comparte, antes de ser eurodiputado, elementos de su vida personal que no quiere que queden ahí registrados.
Si bien el futuro a medio plazo de Pablo Echenique anda pivotando según el viento político, esta limpieza de tuits se produce justamente en el momento en el que su nombre vuelve a sonar para ocupar un ministerio. Sería la cartera de Universidades, partiendo la actual en dos y volviendo a dar Ciencia a Pedro Duque, en el hipotético gobierno de coalición que formarían Unidas Podemos y PSOE si ERC da su abstención y sus 13 escaños. Con ellos, se cerraría la pata más abierta del reparto ministerial. Ya hay consenso para que Irene Montero vaya a Igualdad, Yolanda Díaz a Trabajo y sobre que Pablo Iglesias sea vicepresidente.
Sánchez y Montoro: Pimpinela
Muy activo en Twitter, con 473.000 seguidores, Echenique siempre suele tirar de ironía, gracietas y preguntas retóricas para criticar aquello que no le cae en el lado bueno. En uno de los casos más reproducidos, el pasado 18 de septiembre, el diputado de Podemos usaba la red social para contar un chascarrillo. “Un conductor va en dirección contraria por la autopista. Escucha en la radio: ‘Alerta. Un coche a alta velocidad en dirección contraria por la AP-68’. ‘¿Uno?’, replica a la radio. ‘¡Pero si van TODOS al revés!’. Pedro Sánchez es hoy el conductor del chiste”, rezaba la publicación. Esta misma, por supuesto, ya no se puede leer.
Echenique la escribió tan solo una semana antes de que el Rey Felipe VI disolviera las cortes de nuevo y se convocaran las elecciones del pasado 10 de noviembre. Por aquel entonces él era una de las figuras clave en las negociaciones entre PSOE y Unidas Podemos y ya se palpaba el fracaso en el que acabaron. En esas fechas, fue cuando adoptó los tonos más beligerantes. Ahora, visto en perspectiva, ese tuit queda llamando kamikaze al que será su jefe. Porque nadie duda que Echenique seguirá siendo el fiel escudero de Pablo Iglesias, pero si cae en Universidades su superior será el presidente del Gobierno, Sánchez. Se vaticinan unas reuniones del Consejo de Ministros cuanto menos interesantes.
Pero esa no es la única en la que ha arremetido contra Sánchez. “Está muy bien que los banqueros nos contesten directamente. Es mucho más claro así que cuando lo hacen usando a PSOE, PP, C’s o Vox de intermediarios. Y yo me pregunto, ¿a cuál de los cuatro votará Ana Patricia Botín?”, escribió en Facebook, donde también ha criticado a Sánchez anchamente, aunque aún no lo ha borrado.
En redes sociales también ha llegado a criticar la “patrimonialización partidista del Estado, insostenible en democracia”, cuando la Junta Electoral dijo que el PSOE estaba usando La Moncloa para hacer campaña. Ha acusado a Sánchez de “reírse en la cara” de los ciudadanos y dijo que: “La primera vez que te engañan, la culpa es del que te engaña. La segunda vez, es culpa tuya”, sobre las idas y venidas de Sánchez en torno a derogar la reforma laboral que se aprobó bajo el Gobierno del Partido Popular.
De todas formas, Echenique no se ha limitado a criticar a Sánchez sólo con él en el Gobierno o frustrado por el poco avance de las negociaciones con el PSOE. También lo ha hecho cuando el ahora presidente en funciones estaba en la oposición. El 26 de agosto de 2015 publicó uno de los más graciosos, a su manera, después de un enfrentamiento en la Cámara Baja entre el entonces sólo era secretario general del PSOE y el de aquella ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro: “Hoy actúa Pimpinela en el Congreso. Sánchez y Montoro fingen que se pelean, pero todos saben que llevan décadas trabajando juntos”.
“Presos políticos” catalanes
El perfil que Pablo Echenique ha ido adoptando en su red de Twitter ha ido cambiando a la par que mutaba su ocupación política. Así, en 2013, antes de que se fundara oficialmente Podemos, mostraba un carácter más activista y personal. Criticaba a Carme Chacón y a Beatriz Talegón -a la que decía que no podía ser anticapitalista si era del PSOE-, arremetía contra las puertas giratorias, contra UPyD y contaba que su mujer se había apuntado a un curso de cortar jamón. El perfil de la mujer, por cierto, ya no existe, igual que gran parte del rastro que dejó por las redes sociales en el amanecer de la formación morada.
Más tarde, Echenique fue creciendo políticamente. De europarlamentario de Podemos saltó al ámbito regional en Aragón y luego al estatal como secretario de Organización. Con él, fueron cambiando sus tuits, con un crisol de causas abiertas. En 2016 hablaba sobre Aragón, criticaba a Mariano Rajoy y alababa a sus antiguos compañeros Íñigo Errejón y Carolina Bescansa. En 2017, en cambio, su tema favorito era Cataluña y en 2018 cambió para hablar de Gobierno. Aquí ya desgranaba peticiones como subir el SMI a 1.000 euros y derogar la ley mordaza. En los tiempos más recientes creció, como cabe esperar, su animadversión tuitera contra Vox.
Algunos de los tuits más interesantes que deja el rastreo son aquellos en los que considera a los presos del procés presos políticos. “Todas las democracias desarrolladas están sorprendidas de que en España haya presos políticos”, escribió en un hilo poco después del ingreso en prisión provisional de los líderes del movimiento separatista catalán, en 2017. “Esta decisión judicial es parte de una estrategia del PP para incendiar Catalunya por puro cálculo electoral” y “El PSOE que prometió echar a Rajoy ha apoyado esta estrategia pirómana y predemocrática y eso quedará en la hemeroteca”, escribió en el mismo hilo. Estas posturas son diametralmente opuestas a un encaje con PSOE en esta materia.
También se ha mostrado muy beligerante contra la monarquía. A veces cuando no era actualidad, otras para secundar los movimientos de su partido, como cuando defendió la comisión de investigación de la institución que intentó llevar a cabo Podemos. “En #UnPaísModerno no tiene sentido un pacto de silencio para ocultar a la ciudadanía la corrupción de la jefatura del Estado. Por eso el PSOE debe dejar de poner excusas y apoyar la comisión de investigación que hemos propuesto en el Congreso de los Diputados”, publicó el 20 de septiembre de 2018. Si finalmente es nombrado ministro, Echenique tendrá que jurar o prometer su cargo ante el rey.
Llama la atención que, analizando el histórico de tuits de Echenique, haya hablado muy poco de educación. Sí que lo ha hecho de investigación científica, ya que es investigador del CSIC. Pero esas competencias le caerían a Pedro Duque. A pesar de que su nombre suena para Universidades, no es fácil dirimir cuál es su postura concreta respecto a la educación y hay que ir al programa electoral de Unidas Podemos para extraer conclusiones de qué es lo que podría venir.
Gatillo fácil en Twitter
La estrategia de borrar rastros de tuits por parte de políticos no es nueva, es bastante común. Aunque normalmente se suele hacer con más discreción, borrando las publicaciones en discordia o que puedan generar polémica y no borrando todo el rastro desde una fecha tal y como ha hecho Echenique. Por ejemplo, la postura del antiguo secretario de Organización de Podemos sobre la monarquía recuerda a cuando Irene Montero publicó “Felipe no serás rey, que vienen nuestros recortes y serán con guillotina” en Twitter.
También viene a la cabeza cuando el concejal de Ahora Madrid Guillermo Zapata tuvo que dimitir poco después de ser nombrado, en 2015, por unos tuits que había publicado en 2011. En ellos se reía de la víctima del terrorismo Irene Villa y contaba chistes como el de “¿cómo metes a cinco millones de judíos en un 600? en el cenicero”. También el propio Íñigo Errejón eliminó publicaciones sobre Venezuela y Maduro, según advirtieron los inscritos en Podemos.
Pero esta realidad sobre la que cada vez escarmientan más no es aplicable sólo a la formación morada. También otros han borrado deslices en la red social. Mariano Rajoy borró faltas de ortografía; Alfredo Pérez Rubalcaba, una fotografía con Duran i Lleida y González Pons eliminó algunos tuits en los que se pasaba de poeta -”La necesidad de vuelta al verano en verdad es nostalgia por los veranos que no vuelven”-.
Esto también ha llegado al PSOE más actual. El caso más sonado fue el del entonces recién nombrado ministro de Cultura y Deportes, Màxim Huerta, que había dejado constancia en Twitter de que, simplemente, odiaba el deporte. Al final, fueron sus infracciones tributarias las que le tumbaron.
El propio Pedro Sánchez, asimismo, ha protagonizado episodios cuanto menos graciosos con Twitter. Al poco de que llegara a la Presidencia del Gobierno empezaron a aflorar sus publicaciones antiguas, algo bochornosas ahora contextualizadas en el cargo. “Buenos días, I love cofee”, “Con mis colegas en el restaurante luna rosa, comiendo una pizza cojonuda” y “Ser malos! (sic.) Buenas noches colegas” son algunos de ellos. Cabe preguntarse si, visto lo visto, no habría sido mejor que se los hubiera borrado tal y como ha hecho Echenique. Pedro Sánchez tuvo que pagar las consecuencias de que le enfrentaran al espejo de él mismo hace unos años.
Echenique, preparado
Después de que Pedro Sánchez aceptara el encargo de Felipe VI de formar Gobierno, ahora la gran pregunta es el cuándo. El jefe del Ejecutivo en funciones ya ha dejado de lado la prisa por hacerlo antes de Navidad y remarca ahora que lo importante es el cómo. En estas, mientras sigue negociando con ERC por su abstención, con los lazos bastante atados a Quim Torra, el Gobierno de coalición parece más que amarrado, a falta de ultimar detalles.
Aunque Echenique suena, y fuerte, para Universidades, él tampoco lo tiene cerrado en su propia organización. Después de ser relegado como secretario de Organización, una cartera podría consolidar su núcleo duro en el futuro Ejecutivo. Con Echenique, Montero y Díaz en el Consejo de Ministros, Iglesias no sólo pone a los que pueda considerar más válidos sino también a aquellos que le han sido leales en el tiempo.
Sin embargo, la cartera a la que aspira Echenique podría acabar teniendo otra salida. No se descarta que Pablo Iglesias acabe haciendo que el cargo recaiga sobre alguien del entorno de Ada Colau. Con ello tendría al sector de Izquierda Unida y de las mareas representado en Yolanda Díaz y a los comunes representados en el círculo de la alcaldesa de Barcelona. En ese caso, Echenique caería en la portavocía de Podemos en el Congreso que ocupa hasta ahora Irene Montero, aunque no se descarta la posibilidad de que este puesto acabe siendo para Noelia Vera y Echenique presida el grupo parlamentario, algo mucho menos jugoso.
Todas estas decisiones y negociaciones tienen lugar en uno de los momentos más frágiles para Unidas Podemos. Desde la semana pasada se ha desatado una crisis interna en la formación después de que dos abogados expulsados, José Manuel Calvente y Mónica Carmona, hayan criticado irregularidades económicas en Podemos. Las acusaciones llegan tan alto como que cargos de la formación podrían haber inflado sus sueldos a través de facturas falsas o hinchadas. Pablo Echenique, de todas formas, no ceja en su empeño. Él ya está listo para ser ministro. Por si acaso, ha borrado el rastro que ha dejado atrás durante 10 años.