"Me tocó defender a mi hermana y llevo veinte años luchando". Desde que hizo frente la semana pasada a Javier Ortega-Smith, la vida de Nadia Otmani no ha cambiado excesivamente con lo que venía haciendo hasta entonces. Excepto por el revuelo, las decenas de entrevistas y las cámaras, ha sido una semana normal, y ha intentado llevarlo de ese modo.
La misma tarde de ese lunes, el pasado 25 de noviembre, tras el enfrentamiento con el diputado de Vox durante un acto celebrado en el Ayuntamiento de Madrid por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer, Nadia cuenta a EL ESPAÑOL que regresó a la normalidad de la sede de su asociación. Siguió trabajando como cada día, y en ese lugar, salvo para alguna conexión en directo, permaneció toda la semana.
Hace 11 días que la trágica historia de esta mujer se destacó en las portadas de los telediarios nacionales. Fue a raíz de haber hecho frente a Ortega-Smith tras su discurso la mañana de una jornada de denuncia de la violencia de género. Nadia se plantó ante el negacionista. Él le torció la mirada, concediéndole tan solo el perfil, el lateral de su afilada cara. Ni siquiera le miró a los ojos.
Luego llegaron las entrevistas para contar la historia de cómo se interpuso entre su hermana y su cuñado. Se indagó también en su pasado, y aparecieron antiguas noticias en las hemerotecas de los periódicos sobre sus antecedentes.
Ahí surgieron fogonazos de otros instantes de su vida, como cuando resultó detenida al estar involucrada en una operación contra el tráfico de heroína en Madrid.
Una vida en silla de ruedas
Nadia necesita valerse de la silla de ruedas desde que aquel hombre le disparó casi hasta matarla. En su trabajo está en contacto con diversas asociaciones, como Mensajeros de la Paz, la ONG del Padre Ángel y demás colectivos. Ayuda a familias en riesgo de exclusión social, a mujeres víctimas de la violencia de género. Todo desde la zona de Torrejón de Ardoz, concretamente en la calle Pamplona.
Así ha estado desde entonces. Como un día y otro cualquiera. "A mí me tocó defender a mi hermana y llevo veinte años luchando, y nadie me va a parar", dice a EL ESPAÑOL. Nadia se interpuso en aquel entonces entre su cuñado y su hermana. Y pagó severamente por ello.
Ahora, desde su asociación se dedica a ayudar a quienes lo necesitan. Tiene a su cargo, en concreto, a 320 familias en riesgo de exclusión social a las que atiende a través de su asociación de mujeres Al Amal y de la cual es presidenta.
Después de enfrentarse a Ortega-Smith por un discurso considerado por muchos bochornoso, Nadia ha pasado la semana del mismo modo que ha venido haciendo en los últimos años. Trabajando, a lo suyo y colaborando con distintas asociaciones. "No quiero darle ni un minuto de gloria a esta gente. Tengo una hija mayor".
La vida truncada de Nadia
Eran las cuatro de la tarde del 5 de octubre de 1998 en Madrid. La sentencia data de noviembre de dos años después. Llegó en el 2000, con el cambio de siglo, según el documento al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL.
En ella se explica cómo el condenado, Feredoune B., mantenía frecuentes discusiones con su pareja, la hermana de Nadia, y que la culpaba a ella de la mala relación existente entre los dos. La hermana de la víctima cogió todas sus cosas y se marchó de la vivienda que compartía con aquel individuo. Salió de allí a toda prisa, advertida por Nadia, temiendo que regresase, y se llevó consigo en brazos a su hijo, de corta edad. A su lado iba su hermana.
Al salir del edificio se encontraron de frente con él. Inmediatamente les apuntó con una pistola. Su esposa trató de introducirse de nuevo en la vivienda. Huyó despavorida. Nadia levantó los brazos y se giró, de espaldas, para cubrir a su hermana y a su sobrino. Es lo que dicen los hechos probados en la sentencia de la Sección 233 de la Audiencia Provincial de Madrid por la que se condenó a este hombre.
La acción fue "perfectamente apreciada por el procesado". No obstante, no le importó nada de eso, y realizó dos disparos "para acabar con la vida de su cuñada". Uno de ellos penetró en su cuerpo a la altura de la décima vértebra dorsal. Con esa bala Nadia cayó derribada al suelo. Ya en el asfalto, el cuñado apuntó a la cabeza y apretó otras dos veces el gatillo. Uno de los proyectiles quedó alojado en el lado derecho del cráneo. Cualquiera de las tres heridas habría resultado mortal, con una trayectoria ligeramente distinta.
Después de aquello, Nadie fue atendida durante 234 días por médicos y cirujanos. Le quedó una lesión medular de por vida. Desde entonces puede andar con aparatos, pero siempre dependiendo de la sillla de ruedas Los disparos que recibió de su cuñado al defender a su hermana le provocaron también, según la sentencia "alteraciones esfinteriales, rectales y urinarias".
El procesado se deshizo de la pistola después de perpetrar los disparos. No poseía licencia. Fue condenado por un delito de asesinato intentado -así definía entonces el Código Penal al asesinato en grado de tentativa- a la pena de ocho años de prisión e inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo. ambién se le condenó a por un delito de tenencia ilícita de armas a un año de cárcel y al pago de 2.340.000 pesetas a la víctima por los días de impedimento y a 34 millones de pesetas por las secuelas.
Detenida por tráfico de heroína
Antes de recibir los disparos al defender a su hermana de su marido, hay una parte de la historia de Nadia que no se sabía hasta ahora. Nació en Fez en 1960, por lo que tiene 59 años. Se divorció en Marruecos en 1997.
Al año siguiente, el 19 de septiembre de 1998, un mes antes de ser tiroteada por su cuñado, la Policía Nacional emprendió una operación contra el tráfico de heroína en Madrid. Detuvo ese día a un tal Alí Ihsan Korkmaz y a su compañera, Nadia Otmani. Desmantelaron también un laboratorio de heroína en el barrio de San Blas.
3,2 kilos de droga fueron requisados, y también una ingente cantidad de paracetamol y de cafeína, dos compuestos empleados para adulterar la heroína. Cinco días más tarde, El País relató la noticia en sus páginas.
Con esta detención se descubrió una trama de narcotraficantes y el 25 de septiembre se aprehendieron 140 kilos adicionales de heroína en otro laboratorio del clan, que tenían instalado en la localidad de Ciempozuelos. Fue la mayor incautación de este estupefaciente hasta la fecha.
Es importante otro detalle, publicado por Cierre Digital: Federoune, el marido de la hermana de Nadia, iraní, 45 años, había sido detenido cuatro veces por tráfico de drogas entre 1986 y 1993. Este mismo diario publicó que ambas, la detenida en operaciones contra el tráfico de drogas y la que fue tiroteada por su cuñado al defender a su hermana, eran la misma persona.
En 2003 Nadia, ya recuperada, aunque con secuelas de por vida tras aquel ataque, fundó la Asociación Esperanza (Al Amal) de Mujeres Marroquíes. La registró en 2005 en Madrid. Desde aquel entonces atiende a todo aquel que lo necesita, víctimas de la violencia de género, personas que están durmiendo en la calle, gente desahuciada.