Desde las nueve de la mañana del lunes hasta las siete de la tarde del sábado, el doctor Ripoll practica el don de la ubicuidad porque se le puede encontrar tratando a algún paciente en Murcia, Madrid, Almería o Alicante. El asunto tiene doble mérito no solo por las horas que sigue invirtiendo a sus 66 años en realizar intervenciones quirúrgicas, liderar investigaciones y pasar consulta en los centros médicos de excelencia FIFA -'Ripoll y De Prado SportClinic’-, sino porque además carece de carné de conducir el que muchos consideran como uno de los traumatólogos de cabecera del planeta fútbol. “Creo que habría sido una catástrofe de conductor porque no habría estado concentrado al estar pensando siempre en los pacientes: ¡De lo que más sé en España es de taxis!”, bromea Pedro Luis Ripoll Pérez de los Cobos mientras atiende a EL ESPAÑOL para ofrecer detalles de su último proyecto. “La técnica ‘Go5D’ es lo que estamos desarrollando en este momento y hemos montado cuatro laboratorios de biomecánica que funcionan como un electrocardiograma de las articulaciones”.
El proyecto ha despertado tanta expectación en el mundo del deporte que la última megaestrella que ha pasado por la clínica que los doctores Ripoll y De Prado tienen en Murcia ha sido Pau Gasol, el ala-pívot internacional y jugador de los Portland Trail Blazers de la NBA, que en mayo fue intervenido en el pie izquierdo a raíz de una fractura en el hueso escafoides. “Para nosotros fue un honor atender a Gasol, vino a la consulta de nuestro especialista en pie, el doctor Mariano de Prado, para que le revisara una operación que le realizaron en Estados Unidos, de la que no evoluciona favorablemente y le aplicamos la técnica ‘Go5D’”, detalla el doctor Ripoll sentado cómodamente en el sofá del amplio salón que tiene en su piso de la capital del Segura, situado en la tercera planta del edificio que otrora albergó el histórico Hotel Victoria.
- ¿En qué consiste ese proyecto ‘Go5D’ que ha despertado el interés de Pau Gasol?
- Es un proyecto biomecánico de ‘big data’ en el que tú introduces las pruebas radiológicas. Estamos desarrollando y diseñando una tecnología con unas empresas italianas y británicas que permiten medir exactamente las inestabilidades de rodilla y de tobillo, así como la estructura del pie y las desviaciones de los ejes del cuerpo humano. De esta forma obtenemos información que se compara con 4,5 millones de datos de aparatos locomotores que hay en el ‘big data’ y con esa información que es absolutamente objetiva y fiable, podemos establecer una estrategia con el paciente. Esto es una revolución médica porque hasta ahora los datos clínicos se basaban solo en la experiencia del médico y ahora tenemos algo que lo completa reduciendo la interpretación subjetiva de las pruebas radiológicas.
El doctor Ripoll siempre ha apostado por la innovación desde los inicios de su carrera cuando llegó a compatibilizar su actividad a caballo entre el Hospital Gregorio Marañón de Madrid y el San Carlos de Murcia. “Para evitar la burocracia pagué de mi bolsillo una máquina para hacer artroscopias y viajaba cargado con ella en el tren que me llevaba a la capital de España: ¡Ese aparato pesaba un quintal!”. A finales de los setenta y principios de los ochenta comenzó a despuntar como traumatólogo tras realizar sendas artroscopias a los futbolistas Alejandro Sagarduy, del FC Cartagena, y Juanjo, del Real Murcia. Los dos llegaron a su consulta con lesiones de menisco y volvieron niquelados a los terrenos de juego.
- ¿Qué rutina sigue antes de cada intervención quirúrgica?
- Para mí ir al quirófano es un rito. Jamás he salido una noche antes de una operación porque siempre que puedo trato de programar las operaciones a primera hora la mañana. Suelo cenar pasta, me tomo un bote de proteínas y duermo en unas condiciones de temperatura y ruido que ni en una cápsula espacial. Cuando voy en el taxi de camino hacia el quirófano siempre pienso que tengo un equipo magnífico y que voy a operar como si fuese la última vez que lo hiciese en mi vida, tengo que hacerlo lo mejor posible porque esto es una lucha contra mí mismo y mis límites. Este es el calentamiento mental que hago.
Ese espíritu de superación le llevó en 1989 a recibir su primer galardón internacional: el Premio Videomed, por sus técnicas quirúrgicas innovadoras en ligamento cruzado. “Nuestra misión en la vida es luchar contra tus propios límites y tener la generosidad para asociarte con otras personas”, subraya restando mérito a un currículum con nueve premios nacionales e internacionales y que es tan estratosférico como la carrera de algunos de los futbolistas del Real Madrid a los que ha tratado, entre los que se encuentra el mediocentro Xabi Alonso, que se proclamó dos veces campeón de Europa y ganó el Mundial de Sudáfrica con la selección española.
“El doctor Del Corral se puso en contacto conmigo por primera vez para derivarme a Óscar Miñambres, lateral derecho del Madrid, que padecía una dolencia en el pie”. A partir de ese momento ha atendido a futbolistas de decenas de equipos. El último que ha depositado en sus manos su futuro profesional ha sido al argentino Araujo, de la Unión Deportiva Las Palmas, al que ha intervenido de una lesión ligamentosa y condral en el tobillo izquierdo.
Su partenaire médico es su cuñado
La estadística del doctor Ripoll es brutal: logra un mejoría en nueve de cada diez pacientes que padecen lesiones de rodilla y tobillo. Sin embargo, este especialista de Cirugía Ortopédica y Traumatología es incapaz de hablar de su carrera sin dejar de referirse a su dedicación con los pacientes, como “servidumbre”. Como prueba de ello muestra a este diario el WhatsApp de su teléfono con decenas de mensajes que les envía para interesarse por su evolución. “Les escribo todas las noches y paso lista a mis pacientes uno por uno: eso es la medicina”. La otra palabra que siempre pronuncia para referirse a su trayectoria es “equipo”. De hecho, su partenaire médico en el quirófano cada miércoles es el doctor Mariano de Prado. “¡Es mi cuñado!”, clama mostrándose orgulloso.
“Desde hace treinta años estamos totalmente compenetrados para sacar adelante una institución murciana con dimensión internacional”. Y no habla en vano porque 'Ripoll y De Prado SportClinic’ está acreditado como centro médico de excelencia de la FIFA desde 2013. Por aquel entonces el tándem Ripoll y De Prado ya había dado sonados campanazos en la profesión, como realizar el primer trasplante meniscal en la historia de España en 2001, a un paciente de Almería. En agosto de 2006, los doctores Pedro Luis Ripoll, Mariano de Prado y Javier Vaquero lograron otro hito al convertirse en los primeros médicos que trataban con células madre adultas una necrosis cefálica de la cabeza femoral. Esta técnica mínimamente invasiva en la cirugía del aparato locomotor le valió al doctor Ripoll el premio Fundación Mapfre 'Desarrollo de la Traumatología Aplicada', que le entregó la Reina Sofía en 2008.
- Trata a muchas estrellas del deporte, pero a usted también le consideran un ‘crack’ en su especialidad porque la revista Forbes le sitúa como uno de los cinco mejores traumatólogos de España. ¿Los futbolistas a los que ha tratado le han influido en su vida de alguna forma?
- Tengo muchas cosas que se me han pegado de los deportistas. La primera es la capacidad de absorber presión y ser consciente de la fugacidad de cualquier éxito: el futbolista gana un partido, pero mañana tiene otro y lo que ha hecho ya no le sirve de nada. En segundo lugar, creo que hay que estar en las mejores condiciones personales para hacer tu trabajo. En tercer lugar soy muy competitivo y creo en la concentración: toda tu vida tiene que estar estructurada para estar centrado porque nosotros trabajamos con seres humanos. Me considero un privilegiado, pero no olvido que esta profesión requiere de una concentración muy grande en el trabajo y toda tu vida gira en torno al hecho de que eres médico.
Esa vocación le viene desde la cuna: “Creo que nací médico”. En su Jumilla natal, una localidad situada en la Comarca del Altiplano de la Región de Murcia, el niño ‘Perico’ -antes de convertirse en el afamado doctor Ripoll- disfrutaba con los caballos que tenía su abuela en una finca del Paraje del Carche. Cada vez que podía se escapaba para acompañar a su abuelo, don Antonio José, cuando se desplazaba maletín en mano a las cuevas a visitar enfermos. En la casa de sus padres también mandaba la medicina. “Era como un hospital, me metía con el balón de fútbol dentro de la clínica que tenía en Hellín mi padre, don Salvador, y a los 12 años ya le ayudaba pasándole el material en intervenciones de rodilla y pie”.
- Después de cursar sus estudios en la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia (UMU) usted se convirtió en la cuarta generación de médicos de su familia. ¿Qué aprendió de ver pasar consulta a su abuelo y su padre?
- A través de mi familia he comprendido que la medicina es una profesión de la que no puedes enriquecerte porque tiene una labor social para mejorar las condiciones de vida de las demás personas y de tu entorno. Mi referente médico es el puzzle que formarían todos los médicos de mi familia. Cogería cosas de mi padre y cosas de mi abuelo, como su honestidad ante los enfermos y su humildad.
Nadie le ha regalado el éxito porque siendo un crío tuvo que superar el trance de perder a su hermana, su querida Lolita, a causa de una enfermedad. Otro momento duro lo vivió a los 9 años cuando se marchó de su casa para internarse en un colegio de Jesuitas de Valencia donde se formó hasta los 17 años. “Los Jesuitas me dieron una formación completísima, competitiva y abierta porque teníamos acceso a todo lo que en la época de Franco estaba censurado, nos enseñaban a tener una buena oratoria y a ser disciplinados en las costumbres porque cada día nos teníamos que levantar a las seis y media de la madrugada”. A su salida dejó atrás el niño ‘Perico’ para matricularse en la Facultad de Medicina de la UMU donde sus compañeros le apodaron ‘El Gordo’. “Era un gran deportista, pero engordé veinte kilos porque por los estudios dejé de entrenar con frecuencia el lanzamiento de peso y de jugar al fútbol”, admite entre risas.
El deporte siempre ha sido una constante en su vida y junto a su pasión por la ópera y por “devorar” libros y periódicos, otra de sus grandes aficiones es machacarse en el gimnasio y salir a correr. “Cuando estoy en Murcia me voy por la orilla del río Segura y si estoy en Madrid por el Parque del Retiro”.
- Las últimas instalaciones médicas de titularidad pública en las que paso consulta fueron las de San Andrés en Murcia. ¿Por qué abandonó la sanidad pública?
- Hace treinta años lo dejé porque tenía que ver a cien pacientes en dos horas. Pero reconozco que el sistema público español ha mejorado muchísimo desde entonces.
Su labor no solo se centra en la sanidad privada porque cada año, a través de la Fundación Amical, el doctor Ripoll lleva a cabo operaciones de forma altruista. “Abordamos casos de gente que no tiene financiación”. Otro ejemplo de su talante siempre dispuesto a acercar sus servicios a todo el mundo es el acuerdo que el próximo 2 de diciembre firmará 'Ripoll y De Prado SportClinic’ con seguros AXA y que consistirá en ofrecer una nueva póliza para deportistas amateur y semiprofesionales. Por un precio que oscilará entre 17 y 79 euros al mes podrán ser atendidos por un equipo médico que cada semana atiende a futbolistas de la Liga Española. “Será el primer seguro privado que atenderá accidentes deportivos; nos comprometemos a contactar en una hora con el paciente, a que un médico le vea en el mismo día, en una semana vaya a la consulta del especialista y que en un mes le operen”.
- De los veinte tipos de intervenciones quirúrgicas que realiza a lo largo del año, ¿en cuál se siente usted como pez en el agua?
- Las que más me gustan son las relacionadas con el cartílago de la rodilla porque he dedicado mi vida a hacer proyectos y a desarrollar técnicas en España sobre el cartílago porque es un reto: es un tejido que no regenera y estamos luchando porque es un problema sin resolver. En el terreno del cartílago articular estoy inmerso en la aplicación de células indiferencias o células madre mesenquimales para tratar de reproducir un tejido parecido al original.
- Doctor Ripoll empezó a ejercer con 28 años y a sus 66 años está usted hipermotivado. ¿Entiendo que por su cabeza no pasa la idea de jubilarse?
- Esto de retirarse es una cuestión cultural española. Yo voy a América y veo a médicos de 80 años operando maravillosamente que luego salen a correr. Esto es una revolución a la cual Europa no está siendo sensible y está creando unos grandes problemas sociales. Usted tiene que tener en cuenta que su generación podrá superar los cien años en unos porcentajes altísimos de gente. No quiero decir nada que sea mal interpretado, pero la gente que quiera debe seguir trabajando. Lo que sería bueno es que los médicos tuviésemos que renovar cada cinco años nuestros permisos para operar, como ocurre en muchos países donde se supervisa que estás en condiciones de hacer cirugías. Las personas tenemos que ser útiles la mayor cantidad de tiempo posible para devolverle cosas a la sociedad