Acaba un partido en Oviedo en la temporada 2016-2017. Las futbolistas del equipo femenino Grisú Club de Fútbol van al vestuario del campo Luis Honorio Pintado a darse una ducha. La dórsal número 5, Andrea F. G., saca su móvil a escondidas para fotografiar y grabar a sus compañeras de equipo. Su novio, Pablo M. F., se lo ha pedido. Es el segundo entrenador y delegado del equipo. Ve a las jugadoras mínimo tres veces por semana entre entrenamientos y partidos. Tiene una buena relación con ellas, pero también tiene almacenadas sus fotos y vídeos desnudas. Es su novia la que le envía el material por WhatsApp.
El escándalo, en la sombra durante dos años, se ha destapado esta semana y se dirimirá entre hoy y mañana en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de León. Nadie en el club podía imaginar que algo así pusiese pasar. De hecho, han guardado silencio "para no entorpecer las investigaciones" de la Policía y la Guardia Civil, según ha apuntado a EL ESPAÑOL la presidenta del club, María del Carmen Pintado. Ahora, las trece afectadas, tres de ellas entonces menores, verán las caras de Pablo y Andrea porque "a pesar de que las jugadoras tuvieron la opción de testificar mediante videoconferencia, han querido ir personalmente al juicio y dar la cara", según uno de los abogados de la acusación.
La conmoción por lo sucedido llegó al club de fútbol cuando su presidenta se enteró de lo acontecido al finalizar la temporada 2016-2017, en ese mes de julio. Inmediatamente, informó a las niñas y a sus padres, quienes a su juicio "actuaron con mucha comprensión". Fue la Guardia Civil quien le dijo a Pintado lo que había pasado. Hasta entonces nadie sabía nada.
La trama se destapó en el momento que Pablo y Andrea contactaron a través de las redes sociales con una menor de 14 años de San Sebastián haciéndose pasar por productores musicales que llevaban a artistas como los Gemeliers y, según la Fiscalía de Ponferrada (León) -donde confesó Andrea-, le dijeron que la harían famosa. Y fueron más allá: Pablo intentó convencer a la niña de que mantuviese relaciones sexuales con él. La menor denunció esto a la Policía.
Así, comenzó una investigación policial que llevó a los agentes al domicilio de Pablo, situado en la calle Jovellanos de Oviedo, donde se incautó del “material pornográfico”. La sorpresa surgió cuando las autoridades se dieron cuenta de que no sólo las futbolistas del Grisú eran víctimas de las grabaciones de la pareja. Al parecer, Pablo también había convencido a Andrea para que fotografiara a sus hermanas pequeñas. Ella lo había hecho. En ese momento, la mayor de ellas, que tiene una discapacidad psíquica severa, tenía 16 años y las menor tan sólo tres.
Andrea aprovechaba los momentos cuando estaban solas en casa para grabar a las menores y enviarle las imágenes al que entonces fuera su novio. Pablo almacenaba el material "para su uso personal pues no hay evidencia de que haya transferido el material a terceros", en palabras de uno de los abogados de la acusación.
La autora material de las fotos y vídeos, como también estaba siendo investigada, decidió confesar sus delitos en agosto de 2018 los hechos a la Guardia Civil en el cuartel de Villablino (León), municipio donde reside. "Lo hizo por la presión de saber que la estaban investigando", explica el abogado.
26 años para él, 5 para ella
A la luz de los hechos, la Fiscalía y los abogados de la acusación solicitan en total 26 años y tres meses de prisión para Pablo M. D. por un delito continuado de vulneración de la intimidad, utilización de menores con fines pornográficos y captación de menores. Para Andrea F. G. pide cinco años y 10 meses por los mismos delitos. En este caso, su confesión de lo ocurrido le ha servido para que el Ministerio Fiscal rebaje la pena que solicita.
La jugadoras y el club irán al juicio como parte acusadora "porque también persiguen una indemnización económica por los perjuicios causados", según su abogado, Jaime Carvajal. Sin embargo, el Ministerio Fiscal será quien ejerza como acusación para los delitos cometidos contra las hermanas menores de Andrea, "porque los padres no quisieron ejercer una acusación particular", ha asegurado otro de los abogados que llevan el caso.
Pese a esta situación, Pintado ha hablado sobre la pareja y ha dicho que Pablo nunca “había tenido ningún problema, ya que era una persona que había sido jugador y estuvo con nosotros unos cuantos años”. De hecho, la presidenta del equipo se sorprendió al conocer los hechos y ha asegurado que “no se lo creía”. "Ella era más desconocida porque estuvo en el equipo sólo esa temporada, era una persona muy tímida", ha añadido. Es más, otra fuente del vestuario cuenta a EL ESPAÑOL que “no te esperas que pasen estas cosas” puesto que Pablo y Andrea era parte de “la pequeña familia” que es el Grisú.
La resolución judicial se conocerá de las próximas semanas cuando la Sala procese a los acusados. Fuentes cercanas a las jugadoras afectadas aseguran “que están todas alucinando e intentando relajarse” de cara al juicio.