El sábado pasado, Juanjo (49 años) aparcó su coche en una de las calles laterales del Hospital de Alcorcón, donde trabajaba en el servicio de lavandería. Eran las 6.45 de la mañana. Esperó a una compañera y entraron juntos hacia su puesto. Comentó que vaya marrón trabajar en sábado, que el domingo era su cumpleaños y se dio cuenta de que se había olvidado su tarjeta para abrir la puerta. Así que tuvo que acceder a su puesto de trabajo por la cocina.
Minutos después, subió a la primera planta, a traumatología, entró en una habitación aparentemente al azar, cogió una almohada e intentó asfixiar a una anciana de 82 años. Por suerte, la compañera de habitación se despertó y avisó a los auxiliares de enfermería que lograron evitar que cometiera el homicidio. Esta vez todo quedó en un susto. En el pasado no fue así.
En 1997, cuando Juanjo tenía 27 años, pasó algo muy similar. Por aquel entonces trabajaba en el Hospital Clínico San Carlos, en Madrid, y un día de diciembre subió a una habitación, cogió un cinturón y ahogó hasta la muerte a Valeriana de la Fuente, también de 82 años. Fue detenido y, dos días después, en la cárcel de Carabanchel donde estaba retenido asesinó también al compañero que tenía en la enfermería. Pero Juanjo -cuyo nombre completo es Juan José F. G.- no es un asesino per se. Por aquel entonces fue absuelto por el eximente total de trastorno mental: Juanjo padecía y padece esquizofrenia.
Tras el incidente de este sábado, Juanjo fue detenido inmediatamente y este martes ha pasado a disposición judicial en los juzgados de Alcorcón. Según ha podido saber EL ESPAÑOL, ante el juez, Juanjo ha asegurado que no se acordaba de nada, que había vivido un episodio de esquizofrenia y se ha mostrado muy desorientado. Sin embargo, este martes estaba más tranquilo que los días anteriores, cuando ha tenido que ir asimilando lo que había hecho. A pesar de ello, es una persona con tendencia a autolesionarse y cuando el juez le ha preguntado que si su enfermedad ha ido a peor no ha sido capaz de contestar.
El magistrado titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Alcorcón ha acordado contra él la prisión provisional comunicada y sin fianza. Tendrá que hacer frente a la imputación de un delito de homicidio intentado agravado por la especial vulnerabilidad de la víctima. Actualmente se encuentra ingresado en la unidad psiquiátrica del centro penitenciario de Navalcarnero.
Sin embargo, sobre todo el caso planea, y condicionará, su esquizofrenia y la gestión que el sistema sanitario ha hecho de ella. ¿Por qué una persona enferma, que ha matado en centros de salud en dos ocasiones, por lo que es reincidente, acaba trabajando en un hospital?
¿Qué falló?
“La verdad es que se ve que todos sus compañeros de trabajo tienen algún tipo de discapacidad”, comenta a este diario una trabajadora de la misma zona que Juanjo. “A unos les ves dificultades al moverse o algún problema intelectual. A él no se le veía nada, parecía el más ‘normal’, aunque no me gusta decirlo así. Ahora hemos visto que lo que tiene, lo tiene por dentro, que es lo más complicado”, añade.
Juanjo trabajaba en el servicio de lavandería y lencería del Hospital Universitario Fundación de Alcorcón desde hace un lustro. Sin embargo, no es un trabajador del propio centro. El servicio que ofrecen él y sus compañeros está subcontratado a Ilunion, una empresa asociada a la Fundación ONCE y que desempeña programas de integración laboral. Por eso, la mayoría presenta algún tipo de discapacidad o diversidad funcional.
Desde hace cinco años, Juanjo desempeñaba sus labores con normalidad. Limpiaba la ropa, la doblaba y la subía a las habitaciones. Ahí, los médicos y enfermeros le firmaban los papeles de que lo que entregaba y recogía y todo ha fluido así siempre sin ningún tipo de problema. Pero nadie, ninguno de sus compañeros ni de los médicos, sabían qué le pasaba y ni mucho menos sabían que en el pasado había matado a dos personas a causa de su enfermedad. Ahora, el Hospital de Alcorcón va a revisar otras muertes que se han producido recientemente para saber si él pudiera tener algo que ver.
Según han trasladado fuentes judiciales a EL ESPAÑOL, la abogada de Juanjo ha comentado que, si bien Ilunion sí que sabía de su esquizofrenia, presuntamente no se comunicó nada sobre sus antecedentes psiquiátricos. Por otro lado, ha responsabilizado también al hospital ya que aparentemente no hay elementos de seguridad suficientes como para evitar que alguien se cuele en las zonas sensibles del centro. “Se podía haber evitado”, ha asegurado la letrada ante los medios de comunicación.
A partir de ahora se van a abrir dos vías en este caso. Por un lado, un psicólogo forense tendrá que acreditar si Juanjo estaba sufriendo esquizofrenia episódica en el momento de la tentativa de homicidio. Esto podría eximirle de nuevo, aunque ello no significa que quede en libertad. Por otro, habrá que revisar si Juanjo estaba realmente preparado para trabajar ahí, si su enfermedad había ido a peor y el que tenía que advertirlo lo pasó por alto, si todos los pasos se siguieron como se debía o qué falló en la cadena.
Dos asesinatos
Lo que sucedió en 1997 podría servir de precedente. La madrugada del 19 de diciembre de ese año, Juanjo entró en el Hospital Clínico, ubicado en el madrileño distrito de Moncloa, y asesinó a Valeriana de la Fuente. Cuando fue detenido, su familia comentó a las autoridades sobre su enfermedad y que ya en 1993 había agredido a un anciano también en un centro hospitalario.
Contra todo pronóstico, en 2001, cuando terminó el juicio, Juanjo fue absuelto por eximente total de trastorno mental y un tribunal ordenó su ingreso en el centro penitenciario psiquiátrico de Alicante por un periodo de no más de 20 años. En cuanto a Sanidad, en cambio, sí que hubo que asumir responsabilidades. El Insalud fue condenado a pagar 20 millones de pesetas a los dos hijos de Valeriana por los errores en la seguridad que permitieron que Juanjo acabara pudiendo acceder a la habitación de su víctima.
Diez años después del asesinato, en 2007, Juanjo quedó en libertad tras la decisión de la Audiencia Provincial de Madrid que ordenó su internamiento. Volvió a su Alcorcón natal y ahí siguió recibiendo tratamiento y pasando controles de manera temporal para ver que todo seguía bien. Según Ilunion, Juanjo había pasado todos los exámenes necesarios para trabajar en el Hospital de Alcorcón y no debería haber sucedido nada raro. Pero, a la vista está, algo falló.