El 29 de septiembre de 1989, una nave extraterrestre aterrizó en Rusia. Tres alienígenas (y un robot) bajaron del platillo volante y aterrorizaron a un grupo de niños que jugaban en un parque. Uno de ellos incluso fue abducido. Ocurrió a media tarde y el suceso fue dado por verosímil por el gobierno soviético. Esa misma noche, tres extraterrestres fueron vislumbrados en Conil de la Frontera (Cádiz) por cinco vecinos del pueblo. Tal vez fueron los mismos de Rusia que, en su camino de vuelta a su planeta, pararon en la costa gaditana para comerse un atún de la almadraba antes de emprender su larguísimo viaje por el universo.
Se acaban de cumplir 30 años de una fecha marcada en rojo para los amantes de la ufología y los sucesos paranormales. Cinco gaditanos aseguraron haber visto a tres alienígenas en la playa de Conil, mirando hacia la costa y pasándose una especie de pelota blanca. También, que cuando dichas criaturas se sintieron observadas, mutaron su aspecto. Se transformaron en un montículo, luego en un matrimonio alemán, y se marcharon de allí con viento fresco.
Si suena increíble, más extraño todavía resulta que ese mismo día se produjese el supuesto aterrizaje de una nave extraterrestre en Voronezh, una ciudad 600 kilómetros al sur de Moscú. Un acontecimiento del que varios niños fueron testigos, y que corrió como la pólvora por todo el planeta. La agencia TASS, el organismo oficial de comunicación de la ya agonizante Unión Soviética, le dio tanta credibilidad que redactó un teletipo explicando que los alienígenas acababan de llegar a Rusia. Los medios españoles fueron los que le concedieron más credibilidad al suceso, los que lo difundieron más rápido y los que le dedicaron una mayor cobertura. Con el tiempo se concluyó que aquella historia podía ser una maniobra propagandística de la URSS. Pero… ¿qué explicación tiene lo que vieron los cinco de Conil?
Extrañas luces en la playa
Isabel Sánchez, Lázaro Sánchez, Pedro Sánchez, Loli Bermúdez y Pedro González. Cinco amigos de Conil de la Frontera, de entre 20 y 30 años, que llevaban varios días con la mosca detrás de la oreja: desde su pueblo se veían unas extrañas luces en la costa cuya procedencia nadie sabía explicar. Era 29 de septiembre, ya había empezado el otoño y no quedaban bañistas en la zona.
Bajaron los cinco a la playa desierta y al filo de la medianoche vieron algo que les cambió sus vidas: dos seres de 2,15 de altura, con túnicas blancas, que se pasaban una esfera de luz. Tenían un aspecto parecido a personas, pero (aseguraban y aseguran todavía hoy los cinco gaditanos), no lo eran. No tenían ni siquiera rasgos faciales. No eran humanos, sino humanoides.
“Ninguno de nosotros iba bebido ni consumía drogas”, aclaraba Pedro González en una entrevista concedida al programa de radio Milenio 3 de Íker Jiménez. Lo dice porque, tras explicar en el pueblo lo que habían presenciado, hasta la policía les hizo un seguimiento para saber si esos jóvenes eran dados al consumo de sustancia psicotrópicas. Pero no. Se trataba de cinco jóvenes del pueblo, respetados, centrados y poco dados a las fiestas.
Una pareja de guiris
Pedro González lo recordaba así: “Se sientan y empiezan a intercambiarse una esfera blanca de mano a mano. El otro Pedro (Sánchez, otro de los chicos que bajaron a la playa esa noche) tenía unos prismáticos y vio a un tercer ser que tenía más envergadura, unos 3 metros y la cabeza bastante más grande y blanca. Es una persona que es muy nerviosa y salió corriendo. Lo intenté frenar para preguntarle qué había visto y me dijo que un ser de tres metros con la cabeza muy grande y vestido de negro”, le explicaba Pedro González a Íker Jiménez, añadiendo que habían dejado huellas de pie de casi medio metro de largo.
Cuenta este testimonio que, cuando los extraños seres se vieron observados, hicieron una especie de montículos para ocultarse. Desaparecieron así de su campo de visión, para volver a aparecer unos minutos más tardes. Transformados, esta vez sí, en una pareja de guiris. Un hombre rubio vestido con vaqueros y una mujer morena con falda. Ambos se marcharon de la playa sin decir ni pío, mientras el tercer humanoide se quedó en la playa envuelto en una neblina. Investigaron después los gaditanos quién era esa pareja. Lo que descubrieron les inquieto todavía más. Resultó que eran dos turistas alemanes que estaban hospedados en un hotel del pueblo. Esas identidades, sin embargo, correspondían en efecto a una pareja alemana… que no había viajado en jamás a nuestro país.
El ‘Incidente Voronezh’
Entonces todavía no se sabía en España, pero horas antes había acontecido otro hecho similar a 5.000 kilómetros de allí. En la ciudad industrial de Voronezh (Rusia, a 600 kilómetros al sur de Moscú), unos niños jugaban en un parque cuando tuvo lugar el suceso más impactante que vivieron jamás: descendió del cielo una nave espacial y de ella bajaron tres seres de tres metros de altura y un pequeño robot.
Los testigos se quedaron paralizados. Uno de los niños fue abducido por los visitantes, apareciendo minutos después en otro punto del parque totalmente aturdido y sin recordar nada de lo sucedido. Los supuestos alienígenas chequearon el lugar y, varios minutos más tarde, se marcharon de allí, dejando una especie de piedra cuya composición no se parecía en nada a ningún material de la tierra.
Esa fue la versión que dio la agencia TASS, el altavoz oficial del gobierno de la Unión Soviética. Tal vez aquello fuese lo más extraño del suceso: que la URSS lo contase. Más incluso que el aterrizaje de una nave espacial. Y es que la URSS era el país más hermético del planeta. El mismo gobierno que había intentado ocultar el desastre de Chernobyl tres años antes.
Glasnost
Pero en 1989 languidecía el régimen comunista. Eran tiempos de cambio, de Gorbachov, de Perestroika, de aperturismo y de certeza de que el telón de acero estaba por caer. Época del ‘glasnost’, que en ruso quiere decir ‘transparencia’ y que venía a ilustrar el cambio de paradigma entre los dirigentes soviéticos: todo lo que antes se ocultaba, ahora se explicaba al pueblo sin tapujos (y, al parecer, sin demasiados filtros).
El periodista Miguel Bas, corresponsal de EFE en Moscú, fue el primero en leer el teletipo de la agencia estatal: “Teníamos la máquina de los teletipos en la cocina porque hacia un ruido terrible. Yo pasé por allí, leí la nota y me empecé a reír a carcajadas. Mi compañera Silvia me preguntó de qué me reía. Cuando llegó, le dije que “los rusos informan de que unos extraterrestres han tomado tierra en Voronezh”. Recuerdo que ella me gritó “¡Gilipollas!” y se puso de inmediato a redactar un breve para enviarlo a España”, le cuenta a EL ESPAÑOL riéndose todavía de la anécdota.
Cabe decir aquí que la agencia EFE y la agencia TASS siempre han tenido una extraña relación de amistad. “España y la URSS no tenían relaciones diplomáticas, pero las respectivas agencias de información tenían muy buena relación. Tanto, que el corresponsal de TASS en España trabajaba en las oficinas de EFE, en la calle Espronceda de Madrid, y los de EFE en Rusia trabajábamos en las oficinas de la TASS”, cuenta Miguel. Ese fue el motivo por el que en España se conoció el suceso antes que en ningún otro país.
Al día siguiente ya estaba Miguel Bas en Voronezh, donde se encontró con los niños testigos de tan surrealista acontecimiento. “Yo no sé lo que pasaría en realidad, pero lo que tengo claro es que no parecían estar mintiendo. No era una broma que se habían inventado unos críos. Todos coincidían en lo que habían visto e incluso se discutían entre ellos por detalles, de si aquello era rojo o azul”, explica el periodista. Para dilucidar cualquier tipo de dudas, Miguel les dio lápiz y papel y les pidió que dibujasen a los extraterrestres. Los chicos lo hicieron y los dibujos fueron todos muy similares entre sí.
Informe Semanal
A los pocos días, al ya fallecido presentador Luis Mariñas abría el Telediario nocturno de TVE con la noticia bomba que dejó sin respiración a toda España: los extraterrestres habían llegado a Rusia. En 1989, las cadenas privadas se encontraban en emisiones en pruebas. TVE era ‘la tele’ y lo que decía ‘la tele’ era cierto e iba a misa. Los periódicos más importantes del país se hicieron eco de la noticia. Era el momento de mandar a alguien de Informe Semanal, el programa más visto de la televisión española.
El corresponsal Luis Rivas fue el encargado de entrevistar sobre el terreno a los niños protagonistas, que ya habían visto en el incidente su oportunidad de negocio. A Miguel Bas le habían contado la historia de carrerilla y sin pedir nada a cambio. Cuando vieron que proliferaban los periodistas, ya empezaron a pedir cosas a cambio. Acabaron cobrando por las entrevistas. “Yo fui pronto y todavía me los encontré con ganas de hablar, pero sí que parece que con los periodistas que vinieron después quisieron hacer negocio. Hay que entender que la URSS entonces era un país en el que la pobreza era extrema y cualquier ayuda era buena”. , cuenta Rivas, que hizo el Informe Semanal desde allí.
Cree Luis Rivas que aquel programa acabó viralizando la noticia en España. El ABC le dedicaba varias páginas, con unos dibujos que ilustraban el supuesto aspecto de los alienígenas. La revista Tiempo daba el suceso en portada, con la frase “Ya están aquí”. Y mientras España entera miraba hacia la URSS, los cinco gaditanos de Conil de la Frontera intentaban explicar a los investigadores que lo que habían visto esa misma noche no era producto de una borrachera.
El humanoide de Conil
El espaldarazo definitivo a los chicos de Los Bateles llegó unos días más tarde, cuando un policía de Conil se hizo cargo de la investigación. Se llama Jesús Borrego, se entrevistó con los chicos en la playa y asegura haber visto a los mismos seres en la playa. Unos seres de más de dos metros, con una frente muy grande y una melena larga. “Yo me quedo entumecido en unas décimas de segundo y miro a una de las chicas que unos días antes había tenido la experiencia del primer avistamiento. Le pregunté “Loli, tú que piensas de esto”, y ella me contestó que eran los mismo que habían ellos días antes”.
Jesús Borrego y los cinco amigos se dispusieron a seguirlos, pero no pudieron alcanzarlos. “Había luna y los barridos del faro de Trafalgar y de Roche. Veíamos perfectamente a la pareja yendo en dirección al mar. En un momento desaparecen. Bajamos el escalón de tierra seca a tierra mojada… pero ellos ya habían desaparecido”. En la arena de la playa vieron unas huellas de pie muy grandes que se perdían en el agua.
Y aunque investigaciones posteriores sostienen que lo que habían visto aquellos gaditanos eran en realidad dos operarios británicos de una red de telefonía que estaban trabajando, pocos en Conil dudan de que aquello sucedió en realidad. Gente del pueblo y de municipios aledaños (como Rota) aseguran haber visto ‘algo’ aquella noche. Sean luces o movimientos extraños en el cielo. Y aunque nunca más volvieron a aparecer seres semejantes a los de aquella fantástica jornada del 29 de septiembre de 1989, los humanoides de Conil de la Frontera pasaron a formar parte del imaginario del pueblo de inmediato. De hecho, en la Casa del Terror de Conil existe una figura de cera que imita a aquellos dos seres que supuestamente fueron avistados por cinco amigos y un policía. Para muchos es casi la mascota del municipio.
¿Qué pasó en Conil?
Los que vivieron el suceso de Voronezh concluyen que aquello pudo ser una maniobra de propaganda soviética. Una forma de hacerse visibles en el mundo entero. De demostrar que la URSS ya no era aquel gigante opaco, sino un país transparente, que explicaba hasta las noticias más inverosímiles. Que reconocían que habían perdido la guerra fría y que el régimen estaba a punto de caer, pero que en todo aquello de la carrera espacial todavía tenían mucho que decir, porque los extraterrestres les habían elegido a ellos para visitar la tierra.
En España se le dio muchísimo eco a aquella supuesta noticia… pero su publicación tuvo lugar varios días después de aquel 29 de septiembre. Los cinco de Conil no podían estar sugestionados aquella noche, porque los rusos aún no habían levantado la liebre. Aquellos cinco jóvenes gaditanos ya no son tan jóvenes, pero siguen asegurando que vieron a dos extraterrestres convertirse en un matrimonio alemán que se largó de la playa de Los Bateles para no volver. Ellos se fueron, pero a los gaditanos les dejaron de legado una leyenda que sí que llegó para quedarse.
¿Qué pasó exactamente en Conil? ¿Fueron los mismos extraterrestres que aterrizaron en la Unión Soviética? Tal vez. Pero Voronezh es muy frío y de secano. Igual los alienígenas decidieron despedirse de la tierra pegándose un bañito en la maravillosa costa gaditana. Eso confirmaría que las playas de Cádiz no son solamente las mejores de España, sino también de todo el universo.