Daniel y Silvia llevaban viviendo dos años en el barrio de Nuevo Roces (Gijón). Desde su moderno edificio, situado en la calle Jenaro Suárez Prendes, observaban el contenedor de basura donde hace casi dos meses apareció el cadáver de un bebé. Esta semana han sido detenidos. Al menor, le apuñalaron nada más nacer y arrojaron el cadáver a pocos metros de su vivienda. “Eran muy agradables, a lo mejor él un poco más tímido”, explica una camarera de un establecimiento cercano a EL ESPAÑOL.
Ahora, Daniel ha quedado en libertad, aunque “vinculado a la causa”, mientras que Silvia se encuentra en prisión acusada de asesinato. Los dos jóvenes, de 27 y 28 años, habían empezado una relación hace más de siete años y ni su comportamiento ni su estilo de vida hacían presagiar este trágico final.
"No teníamos ni idea de que estuviera embarazada"
Daniel y Silvia vivían en el barrio de Nuevo Roces, situado en la parte sur de Gijón. De nueva construcción, entre sus viviendas se alojan personas jóvenes, que llegan a la periferia para emprender nuevos caminos. En el ático del número 325 de la calle Jenaro Suárez Prendes, la pareja ya había construido su hogar.
Aunque tímidos, sí que se relacionaban con los vecinos y salían a tomar el aperitivo al Bar el Quince, a pocos metros de su casa. “Desde que saltó la noticia no han vuelto más”, explica una de sus camareras a este diario. Y, además, añade: “No teníamos ni idea de que ella estuviera embarazada”. Esta opinión es compartida por los vecinos, que tampoco se habían percatado del avanzado estado de gestación de Silvia.
La madrugada del 2 de agosto, un hombre que rebuscaba en la basura encontró una mochila. Dentro se encontraba el cadáver de un recién nacido, con el cuerpo ensangrentado y todavía con restos de placenta. Este llamó rápidamente a la Policía que comenzó la investigación.
La autopsia determinó que el menor había muerto debido a las puñaladas que se le habían propinado por todo el cuerpo. Silvia y Daniel recibieron la noticia con asombro y condenaron el macabro asesinato a través de un grupo de WhatsApp que compartían con sus vecinos, tal y como publica La Nueva España.
Daniel ha sido puesto en libertad
Pero el revuelo y el movimiento en el edificio de la calle Jenaro Suárez Prendes comenzó el pasado sábado. Los vecinos oyeron como la Policía intervenía en la última planta, en el ático donde residían Silvia y Daniel.
Los investigadores, tras horas de arduo trabajo y tras una complicada operación, detuvieron a la pareja. Tras esto, les leyeron sus derechos en sede policial y se les adjudicaron dos abogados de oficio. En funciones de guardia se encontraba Ana López Pandiella, titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Gijón.
En base a las pruebas aportadas por la Policía Nacional, y tras la pertinente petición de Fiscalía, la magistrada decretó, "una orden de prisión, comunicada y sin fianza" para Silvia A. M. por un delito de asesinato, "sin perjuicio de que a lo largo de la instrucción esta calificación pudiese modificarse", lo que hace pensar que fue la autora material del crimen. Esa noche la pasó en la cárcel, donde todavía se encuentra. Por ahora, no ha trascendido si ya se solicitó un examen psiquiátrico de la joven para evaluar su estado mental.
Por su parte, Daniel corrió mejor suerte. El joven ha quedado en libertad tras declarar ante la juez, aunque “sigue vinculado a la causa" y tiene "la obligación de comparecer todos los días en el juzgado".
¿Prisión permanente revisable?
Los vecinos aseguran que la pareja actuaba con tranquilidad desde que se descubrió al bebé en el contenedor. “Eran personas totalmente normales”, explican a este diario. Además, días antes a su detención, Silvia paseaba a su perro con serenidad, tal y como publica el citado medio.
“Ella no es muy habladora, decía hola y poco más; parecía un poco especial y se la notaba algo nerviosa cuando se encontraba con gente", apunta otro vecino. Tal y como confirma una peluquera, de un establecimiento cercano, a EL ESPAÑOL, Silvia no trabajaba y Daniel salía todas las mañanas con un furgoneta blanca. “Aunque exactamente no sé a qué se dedicaba”, afirma.
La complicada investigación que ha desarrollado la Policía Nacional, ha permitido enviar a prisión a Silvia y mantiene a Daniel como investigado. Por delante, los agentes se enfrentan a una ardua instrucción para conocer con detalle todo lo ocurrido y a sus responsables. Ahora la madre está acusada de un delito de asesinato y, en base al Código Penal, podría ser condenada a prisión permanente revisable. En el caso de que efectivamente pueda ser imputable, concurren las condiciones necesarias para que se solicitase esta condena por el crimen. Por un lado, la alevosía y por otro el ensañamiento.