Primero fue Bernardino, después Blas, luego Pedro, más tarde Antonio, le sucedió Pedro y en la actualidad el testigo agrícola ha recaído sobre los hermanos Pedro Antonio y Paco. Estos son los nombres que conforman el árbol genealógico de la empresa familiar de Los Coloraos, que suma seis generaciones trabajando en el campo, y que el jueves 12 de septiembre sufrió un varapalo millonario: las virulentas precipitaciones de la DANA (depresión aislada de niveles altos) desbordaron el canal del Trasvase Tajo-Segura, a su paso por Molina de Segura, y cientos de kilos de lodo, barro y cañas acabaron en sus fincas sepultando 4.000 de sus 12.000 árboles de limones y pomelos. “La semana que viene íbamos a empezar a recolectar y vamos a tener que endeudarnos para salir adelante”, asegura a EL ESPAÑOL con mucha preocupación Pedro Antonio Gomariz Sánchez, administrador único de Nuevos Coloraos, situada en el Camino de Campotéjar dentro del término municipal molinense.
El pasado jueves, justo una semana después de las lluvias torrenciales del 12-S que convirtieron la Región de Murcia en zona catastrófica, Pedro Antonio y su hermano, Paco, por fin tuvieron la posibilidad de comenzar a evaluar sobre el terreno los estragos que habían sufrido sus producciones de cítricos. “El fango me ha impedido hasta ahora entrar a las explotaciones”, subraya al volante de su furgoneta mientras conduce hacia la Finca Los Coloraos para mostrar a este diario el estado en el que se encuentran algunos de los terrenos agrícolas de la empresa familiar.
El recorrido en furgoneta presagia lo peor porque la vía de servicio por la que circulamos y que discurre paralela al canal del Trasvase Tajo-Segura está plagada de paleras reventadas, charcos enormes, los badenes habilitados para reducir la velocidad de los vehículos están cubiertos de barro y también se pueden divisar en las parcelas agrícolas anexas grandes agujeros. El jueves 12 de septiembre la tierra se abrió en canal en Molina de Segura por las precipitaciones que dejó la DANA de 216 litros por metro cuadrado, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Ese dato se queda corto para Pedro Antonio, que estuvo haciendo un seguimiento de las mediciones de algunos de los aparatos que tienen los agricultores a lo largo del término municipal molinense: “En la zona de Campotéjar tenemos una pluviometría media de 150 litros por metro cuadrado al año, y el jueves, de 9 a 13 horas, ya habían caído 200 litros. Por la tarde, llegamos a 370 litros por metro cuadrado y esa fue la última medición de los aparatos porque también se anegaron”.
"Cerré los ojos y me marché"
El 12-S está grabado en la retina de todos los agricultores de la Región porque en una comunidad azotada históricamente por la sequía, ese día vieron cómo la tromba de agua desbordaba el trasvase Tajo-Segura a la altura de la pedanía molinense de Campotéjar Alta y también abría un agujero en el canal del postrasvase en Los Valientes. La Aemet había emitido un aviso rojo por lluvias que afectaba a toda la Región de Murcia por primera vez en la historia de esta autonomía, pero Pedro Antonio no pudo evitar acudir ese jueves a una de sus fincas para comprobar la situación sobre el terreno. Lo hizo acompañado de su hermano, Paco, y de su padre, Pedro El Colorao, que también quiso acercarse a las tierras que durante décadas trabajó con sus manos hasta que se jubiló. La expedición duró bien poco: “Nos tuvimos que ir porque llovía tanto que había riesgo de quedarnos aislados, cerré los ojos y me marché con impotencia sin mirar atrás”, rememora este productor de cítricos, de 32 años, sin perder de vista los obstáculos que sortea con su furgoneta por la vía de servicio.
El viaje termina en la Finca Los Coloraos, todo un símbolo para las seis generaciones de esta familia de agricultores. A Pedro Antonio le espera allí su padre, Pedro El Colorao, dispuesto a evaluar junto a su hijo el estado que presentan los pomelos de estos terrenos. “El árbol del pomelo mide de 2 a 2,5 metros de altura y el barro ha cubierto todo el tronco”, explican ambos al periodista abriendo la copa de uno de los árboles cuyas ramas y hojas están enterradas en el suelo. De hecho, al situarse uno frente a las hileras de cítricos la sensación visual es que más que árboles lo que hay plantados son enormes arbustos. La clave de esta situación es la elevación del nivel de los terrenos por la compactación de la marea de lodo que generó el torrente de lluvias de la DANA.
— ¿Pedro Antonio qué provocó semejante elevación del suelo en la Finca Los Coloraos?
— El agua bajaba por las parcelas de cultivo que hay al otro lado del canal del Trasvase Tajo-Segura, la lluvia torrencial arrancó la tierra de esas parcelas y cuando se desbordó el cauce del trasvase toda esa tierra y esa agua acabaron tapando mis árboles y anegando mis fincas.
La mayor productora de La Región
Pedro El Colorao, de 77 años, no vivía nada igual en Molina de Segura desde la riada que presenció cuando solo era un crío. “Hacía setenta y un años que no pasaba algo así por aquí, en la última riada yo era un niño de 6 años”, asegura este agricultor jubilado, que ha jugado un importante papel en el sector con la creación de la Unión de Agricultores y Ganaderos de la Región de Murcia y que también fue secretario fundador del Sindicato Central de Regantes del Trasvase Tajo-Segura. “El canal se ha desbordado y lo ha hecho todo carbón”, sentencia apretando con rabia un palo que hunde en la capa de lodo seca.
Al regresar a estas explotaciones Perico no puede evitar recordar con nostalgia sus inicios en la saga familiar de agricultores: “Empecé cultivando melocotón baby gold. ¡Venían hasta del Rincón de la Victoria de Málaga a comprarme género para venderlo en los mercados semanales!”. Hace veinte años la familia decidió dedicar estos terrenos a la producción de pomelo de la variedad australiana star ruby (estrella rosa), porque se adapta mucho mejor al clima de la zona.
“En Europa hacen zumo con nuestros pomelos para mantener a raya al colesterol”, comenta Pedro Antonio, El Colorao hijo, mientras desentierra un pomelo embarrado. La clave de las ventas con sus clientes de Alemania, Bélgica, Arabia Saudí y Estados Unidos se debe a que el pomelo extratemprano que producen permite obtener un zumo mucho más dulce que otras variedades y a que su explotación está catalogada como sostenible: para elevar el agua de riego emplean energía solar y sus embalses están cubiertos para evitar la evaporación. Padre e hijo resaltan orgullosos que eso ha llevado a la empresa familiar “a ser la mayor productora de pomelos de Molina de Segura y una de las diez principales de la Región”.
Desde la organización agracia COAG confirman que Los Coloraos están clasificados “como grandes productores de pomelo” porque este fruto solo aglutina 820 de las 406.000 hectáreas de la superficie agraria útil que hay en la Comunidad Autónoma. La producción anual de Murcia asciende a 23.600 toneladas, pero este año esa cifra regional bajará porque del chequeo que ha realizado Pedro Antonio a las fincas que la familia tiene dedicadas al pomelo estima que perderán 300.000 kilos de producción.
— ¿Pedro Antonio a qué se deben tantas toneladas pérdidas?
— El ardal, la falda del árbol, es la que concentra la mayor parte de la producción y es lo que está sepultado.
Los daños a la próxima campaña son ya irreversibles, pero su padre no puede reprimirse y comienza a desenterrar con sus propias manos algunas de las ramas de los árboles de pomelo. “Mi tatarabuelo Bernardino empezó trabajando la tierra en el Paraje de Los Gomarices, cultivando cereales y almendros: esto lo quiere uno como un hijo, el labrador tiene la tierra a sus pies y el cielo por montera”, reflexiona apenado Perico El Colorao.
Humedad, temperaturas altas y exceso de agua, un cóctel explosivo
Pedro Antonio estudió la carrera de Administración y Dirección de Empresas y su hermano, Paco, la de Arquitectura, pero ambos hicieron honor a la estirpe de agricultores de Los Coloraos y decidieron suceder a su progenitor al frente de la empresa agrícola familiar cuando este empezó a tener problemas de rodilla después de tantos años trabajando de sol a sol. “Lo que me mantiene ahora más nervioso es la evolución de los árboles porque si ahora nos mantenemos con temperaturas de treinta grados y esta humedad causada por las fuertes lluvias, se puede favorecer la aparición de enfermedades y hongos, como la fitóctora que estrangula las raíces”, comenta mientras traslada a este diario, de nuevo en furgoneta, hasta unos terrenos que la empresa familiar explota en Campotéjar Bajo y que están dedicados a producir limón fino que comercializa la cadena de supermercados Lidl.
Al llegar a la explotación de limones se le cae el alma al suelo a Pedro Antonio ‘El Colorao’ al toparse con un nuevo zarpazo de la DANA -conocida coloquialmente como gota fría-. La valla perimetral está suspendida en el aire, en la finca hay decenas de tuberías de hormigón apiladas tras haber sido arrancadas por la fuerza de la riada y entre dos hileras de limoneros se abre paso en la tierra un auténtico cráter. “Mi cuerpo y mi mente tienen que asimilar todo esto”, admite este agricultor mientras se mete en el agujero y sujeta con sus manos las raíces que asoman de un árbol.
Al igual que en la explotación de pomelos, el lodo acumulado también ha elevado y erosionado el nivel del terreno. “En medio de la finca no puedo entrar”. Prosigue con el chequeo y confirma sus temores sobre la repercusión que está teniendo el cóctel de temperaturas, humedad y exceso de agua. “Los limones debían estar verdes y están amarilleando, cuando vienes de un verano seco y el árbol recibe mucha agua de golpe, sufre un shock y tira parte de la producción”, resume de forma didáctica sobre lo que está ocurriendo en esta finca. La evaluación inicial a los terrenos dedicados al limón fino da como resultado unos 100.000 kilos de producción perdida.
COAG alerta de una devaluación de los limones
De los cuatro millones de cítricos que producen al año Los Coloraos, esta empresa agrícola familiar estima que por culpa de la DANA perderá 400.000 kilos, lo que podría afectar a las previsiones de empleo que suelen generar con la contratación temporal de 200 personas durante seis meses. Los daños aproximados que sufren entre limones y pomelos ascienden a 150.000 euros y a esta cifra también tienen que sumar los 100.000 euros que, como mínimo, necesitarán para reconstruir los sistemas de goteo para el riego de las fincas, los trabajos de retirada del lodo, el tratamiento del arbolado para evitar plagas, la poda de ramas... “El mayor problema que tengo es que se sequen los árboles porque los cítricos necesitan seis años para empezar a dar una buena producción y tengo árboles con veinte años tapados con cieno”, se lamenta Pedro Antonio. “Conforme pasan los días no paran de multiplicarse los daños”. De momento, la factura del 12-S a la que se enfrenta es mareante: 250.000 euros.
La Consejería de Agricultura todavía no ha terminado de delimitar la superficie total agrícola que se ha visto afectada por la DANA en la Región de Murcia, pero este sector es uno de los más afectados y tiene una enorme importancia en la economía regional porque aporta 1.352 millones al PIB autonómico y 81.000 empleos al mercado laboral.
Los principales municipios en los que la actividad agraria se ha visto dañada por la gota fría pertenecen a las comarcas del Campo de Cartagena, Valle del Guadalentín y la Huerta de Murcia. La Consejería ha puesto a disposición de los perjudicados documentos de evaluación de daños, mediante un impreso unificado que pueden encontrar en las Oficinas Comarcales Agrarias. Fuentes del departamento de Agricultura subrayan que desde el Gobierno regional no se escatimarán esfuerzos “en reclamar lo que le corresponde a nuestros afectados, por eso ya hemos solicitado la aprobación de zona catastrófica al Gobierno de España y acudiremos también a la Unión Europea para solicitar fondos que palíen los cuantiosos daños sufridos si así lo estimamos necesario”.
Paco Gil, secretario de organización de COAG, alerta de que uno de los efectos colaterales de la gota fría está siendo la devaluación del precio de los limones: “Murcia es la número uno en producción de limón y con lo que ha pasado con la riada nos están apretando para vender el kilo por debajo de 30 céntimos”. La organización agraria COAG reclama a la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia “una investigación” para aclarar lo que está sucediendo. Gil también advierte de que “las altas temperaturas están haciendo estragos por el agua que ha caído y la humedad que se está generando está afectando a todos los cítricos de la Región”.