El teniente de la Guardia Civil que estuvo a cargo de las diligencias de la desaparición de Gabriel Cruz ha señalado, a preguntas de la Fiscalía, que "no tenía sentido" realizar una batida ni un registro exhaustivo en la finca de Rodalquilar donde estaba enterrado el niño. "No se hizo por el mismo motivo por el que no se hizo en la casa de la abuela. Los familiares habían estado pernoctando allí. Ella nos llevó también a nosotros", ha argumentado el agente. "No tenía sentido", ha insistido.
Durante la tercera sesión del juicio a Ana Julia Quezada declaran, además de otros testigos, los investigadores de la Guardia Civil. El teniente al cargo de las diligencias ha señalado que cuando se detiene a la acusada, el 11 de marzo de 2018, ella le dice a un agente que "en el maletero sólo hay un perro".
El teniente ha explicado también que a la acusada no se le detiene en la finca de Rodalquilar el día que mueve el cadáver, pese a tener constancia visual del hecho, porque tenían que confirmar que no había otra persona relacionado con el crimen. Durante la persecución del vehículo en el que Ana Julia viajó después con el cuerpo del niño en el maletero, los guardias civiles, según el testimonio de este agente, escucharon en boca de ella: "Tranquila, Ana, no vas a ir a la cárcel". Lo hicieron gracias al micrófono oculto que le habían instalado previamente.
Otro de los testigos que han declarado este miércoles es el policía local de Níjar que coordinaba la búsqueda en la zona donde el 3 de marzo de 2018 apareció la camiseta de Gabriel Cruz. Ha contado que, una vez se persona allí tras el hallazgo, habla con Ángel, padre del menor. Sorprendido porque él y su equipo ya habían pasado antes por el lugar, el agente ha contado que Ángel le dijo que habían ido allí "por petición de Ana Julia". "Se me pusieron los pelos de punta porque me estaba contando un plan", ha señalado el policía.
Por su parte, Francisco Cruz, tío paterno de Gabriel, ha afirmado que le "llamó la atención" que, un día después de la desaparición y muerte violenta del menor, en la finca familiar de Rodalquilar hubiese contra la pared "una pala, un rastrillo y un hacha, ordenados, bien puestos, en línea, como cuando vas a un examen y colocas los bolígrafos en línea".