De Barcelona a las Islas Canarias, pasando por Granada y París. Olga K., la madre de Karoline, la niña rusa asesinada en Mataró, se ha movido dentro y fuera del territorio patrio para promocionar y poner en práctica sus cursos de embarazo espirituales. Péndulo en mano, esta mujer hipnotiza a todas aquellas mujeres que no pueden ser madres para que finalmente se queden embarazadas y puedan cumplir su ansiado sueño. "Hago que la ilusión de los padres, que quieren tener un hijo, sea realidad", predica.
Todo gracias a "su sistema de psicofertilidad, totalmente natural y no agresivo", cien por cien efectivo y del que ya se han beneficiado supuestamente más de 5.000 parejas en Rusia, y que desde hace poco también gana adeptos en España, según publicita Olga K. en su página web.
Su conocimiento y metodología son claves a la hora de conseguir tales milagros. Dice ser psicóloga, entrenadora y terapeuta sistémica, y autora de libros como Serás madre: ¿Cómo quedarse embarazada si no puedes durante mucho tiempo? o Quiero un hijo: ¿cómo tener un niño si no tiene prisa en venir? Pero si hay algo que cala en sus clientes es que la hipnotizadora ha vivido en primera persona lo que ahora consigue en otras mujeres. No era fértil y ahora "tiene cinco hijos".
Un trabajo del todo extraño que, además de llevar a cabo en sus viajes, tiene su sede en la calle de Burriac, 83, en Mataró, bajo el nombre de Instituto Internacional de Reproducción Humana PUER. El gabinete está situado en la vivienda en la que residía junto a dos de sus cinco hijos, Stefan y Karoline, y donde hace dos semanas encontraron a esta última, de 14 años, degollada, boca arriba, sobre el suelo de su habitación, rodeada de sangre por todos lados. Estaba sola. Su madre había viajado a Moscú y su hermanastro, que debía estar con ella, continua en paradero desconocido desde aquel día.
Un misterioso asesinato que sigue sin resolverse 14 días después de que los vecinos encontraran a la niña en la vivienda, tras el aviso de la madre, pero en el que las pesquisas ya se centran en el entorno de esta familia, de origen ruso, en el que podría situarse el autor del crimen, según ha podido saber EL ESPAÑOL. Al mismo tiempo, la Policía catalana continua buscando a Stefan en la ciudad de Maresme y fuera de ella.
El entorno de esta empresaria rusa en Mataró fue quien, en una entrevista con EL ESPAÑOL, apuntó a un ajuste de cuentas como posible móvil del crimen. Una hipótesis con la que también cuentan los investigadores, y de la que esperan sacar más conclusiones cuando interroguen por segunda vez a la madre de la menor asesinada para aclarar si tenía enemigos que hubiesen querido vengarse de ella acabando con la vida de sus hijos.
Por el momento, Olga K. se ha instalado en casa de una amiga en la Costa Brava y Joseph K., su segundo exmarido y padre de su hija Karolina —y de dos niños mas pequeños con los que vive en Moscú—, está esperando constantemente noticias de España. "No sé nada sobre el caso, estoy esperando noticias todo el tiempo y listo para volar a España cada minuto", cuenta el padre a este periódico.
En el hospital
En la imagen que ilustra este reportaje, la experta en psicofertilidad posa con un grupo de seis mujeres que acaban de terminar uno de sus cursos para poder cumplir su sueño. Todas sonríen, tal vez pensando en el que el retoño llegará pronto. Lo cierto es que Olga K. no solo se implica en las clases teóricas y prácticas, ya conocidos en medio país y en Rusia, donde ha llegado incluso a dar entrevistas a medios como Forbes, sino que llega incluso a acompañar a las clientas cuando están listas para dar a luz en el hospital.
Pero, ¿es efectivo este método? Para quienes le conocen en Mataró no es otra cosa que una estafa y un sacacuartos. Para la ciencia, posiblemente también. "Se dedica a dejar embarazadas a sus clientas de manera espiritual, ¿quién se puede creer eso?", cuenta I., una rusa afincada desde hace veinte años en Mataró, que conocía a Olga y a sus hijos. "Hace seminarios y reuniones que valen dinero, y son una chorrada", añade.
Pero no se queda ahí. Según relata, Olga siempre buscaba tener una "muy buena calidad de vida", pero tenía un problema: siempre le hacía falta el dinero y buscaba por todas partes a gente que pudiese pagar. Una manera fácil era haciendo estos cursos de supuesta fertilidad.
"Lo que ella hace esta muy de moda ahora en Rusia", cuenta otra paisana de la ciudad del Maresme. "Aprovechaba la desesperación de algunas mujeres para quedarse embarazadas y las hipnotizaba. No es nada científico, mas bien otra estafa", apunta.
Y es que, según ambas, este negocio —y algunas deudas— podría estar relacionado de algún modo con el asesinato de Karoline K. y la desaparición de Stefan. I. no se anda con tapujos: "Olga sabe perfectamente de dónde venían los problemas". Tampoco debían ser los primeros, pues no era la primera vez que vivían un episodio violento en su casa. "Hace unos meses, le reventaron todo el pido, la puerta y todos los muebles", relata.
¿Cuál fue el motivo de este último asalto? "¡Quién sabe! Todas las respuestas las tiene Olga", responde irónica. Y añade, convencida: "Supongo que al niño tampoco lo encontrarán vivo".
"El reinicio"
Los master class de fertilidad no es lo único con lo que se gana la vida esta madre y empresaria "de éxito", según apuntan algunos medios rusos. En los últimos meses, se ha especializado en lo que se denomina como Access Consciousness (conciencia de acceso). Para captar clientes, se emplea de las redes sociales, donde los describe como el descubrimiento del siglo.
Olga K. posa frente a la cámara, sonriente. Un instante después, comienza el discurso —en ruso, pues la mayoría de clientes son de Rusia, aunque también da clases online—: "Me complace presentarles un nuevo método que en poco tiempo ha dado resultados a mi vida. Todas las técnicas con las que trabajo las verifico yo misma..."
Publicidad a parte, lo que trata de vender es "un masaje relajante en la cabeza" que cambiará tu vida, pero no es un masaje cualquiera. "Son toques ligeros en ciertos puntos. Gracias a ellos, la frecuencia de las ondas cerebrales se ralentiza (...) y las emociones negativas desaparecen a través de la descarga energética, produciéndose un reinicio".
El masaje en la cabeza que te reconciliará con el mundo. Y además es para todo tipo de usuarios. "Es adecuada para hombres y mujeres de todas las edades e incluso embarazadas". Por supuesto, la efectividad del método es muy alta y desde las primeras sesiones notaras cambios notables. "Sus deseos se cumplirán de la manera más inesperada y sorprendente"; "aliviarás el estrés"; "te darás cuenta de que eres una criatura sin límites e infinita que vive en un cuerpo humano con infinitas posibilidades" o "aclararas las ideas obsesivas" son algunos de los gratos resultados que encontraras con esta "terapia".
Y es rápido, solo con dos sesiones prácticas y otra teórica, el curso estará completo y solo te habrá costado 320 euros, lo que en rublos —moneda rusa— se traduce en unos 18.000 (contando con un pago anticipado de 70 euros). Una vez formado, además, puedes acceder a un chat y participar en intercambios de Access Consciousness en cualquier ciudad del mundo.
Lo cierto es que, según contaban fuentes cercanas a la familia, Olga K. solía dejar en bastantes ocasiones solos a sus dos hijos en casa. Y no lo escondía. De hecho en una entrevista con un diario ruso, expone que el hecho de ser madre "no impide seguir realizándote como persona". "Cuando tienen un año, es necesario estar con ellos, pero cuando crecen es necesario que estén solos, ellos deben descubrirse", comentaba. Si bien, ese fin de semana ocurrió algo que aún está por aclararse. ¿Fue su hermanastro quien la mató y huyó? ¿Sigue vivo? ¿Tenía Olga, la madre, enemigos? ¿Está relacionado su negocio de fertilidad con el asesinato? ¿Tenía deudas?
Todas esas preguntas podrían resolverse, según creen los investigadores, en el segundo interrogatorio que podría realizarse a Olga K., que a día de hoy sigue sin fijarse. Su testimonio, al igual que la desaparición de su hijo Stefan, son las claves principales para resolver este crimen que, dos semanas después, sigue sin descifrarse.