El 28 de abril es un día siempre especial en casa de los Martínez-Vares Jiménez. Desde hace 18 años celebran el cumpleaños del primogénito de la casa, Santiago. Por eso, cuando el presidente Pedro Sánchez señaló esa jornada en el almanaque para celebrar las elecciones todos se acordaron de que la mayoría de edad tendría ese mismo día el regalo del voto. Un derecho bien celebrado y esperado por el joven, que alerta del auge de VOX entre los que se estrenan ante las urnas como él.
Santiago es un joven modélico. Hijo de periodistas, estudia Segundo de Bachillerato para iniciar el año que viene sus estudios universitarios y continuar, seguramente, con el oficio de sus padres. A lo largo de estos años, desde que tiene uso de razón, ha vivido a través de ellos campañas electorales de todos los niveles; tanto locales, autonómicas como nacionales.
En buena parte, por el trabajo de su padre, también Santiago, director de comunicación del Ayuntamiento de Sevilla durante el mandato de Juan Ignacio Zoido y asesor de éste cuando fue nombrado ministro del Interior en el gobierno de Mariano Rajoy. Santiago sabe por su padre lo que es ganar unas elecciones. Y celebrarlas.
En el otro lado, en el de los medios, Santiago tiene a su madre, Inmaculada Jiménez, periodista de informativos de la cadena COPE en Sevilla. Por las venas del joven corre tinta. “La banda sonora de mis despertares era mi madre desde la radio —explica Santiago—, y amanecer con mi padre entre periódicos, con él siempre al teléfono hablando de propuesta a pleno, de fotos, de encuestas…”. “He podido ver la política desde un ángulo bastante cercano”, subraya el dieciochoañero en ciernes.
Santiago es un joven prometedor. Hace justo un año, en mayo de 2018 y coincidiendo con su 17 cumpleaños, anunciaron que había ganado el III Premio de Narrativa Escolar José María Pemán, que convocan ABC y la Fundación Cajasol. Entre el jurado estaban el diplomático y escritor Inocencio Arias; el periodista y columnista de ABC Ignacio Camacho.
Juegos en la campaña
El joven piensa rápido y habla reposado, con una conversación elocuente cargada de nombres de políticos a los que conoció. Su primer recuerdo de la política es hacer campaña junto con su padre en las municipales de 2006. Él estaba presente en los grandes actos, en las pegadas de carteles o en las visitas a los vecinos. “Para mí era muy divertido”, explica a EL ESPAÑOL este entusiasta futuro periodista.
“Quizá en esa campaña del 2007 y en la posterior del 2011 fue donde me enamoré de esa política de pie de calle, la de los barrios, la que se hace en la calle, la del cara a cara”, confiesa Santiago, nieto de Santiago Martínez-Vares García, magistrado del Tribunal Constitucional desde el año 2013.
—¿Qué significa para ti poder votar por primera vez?
—Para mí, poder votar este 28 de abril es un gran estímulo y una gran responsabilidad. Creo que el derecho al voto es una de las actividades más importantes que un ciudadano tiene.
—¿Y cómo piensas celebrarlo, el cumpleaños?
—No te lo vas a creer, pero tampoco pienso hacer mucho el domingo porque el mismo lunes post-electoral y post-cumpleaños empiezo los exámenes trimestrales. Eso va a hacer que la celebración se limite a una copa con mis amigos el sábado.
La agenda de Santiago pasa obligatoriamente por hincar los codos. También el domingo, que tiene previsto ir temprano a votar para dedicarle el resto del día a los estudios. Al colegio electoral, el San Isidoro —su antiguo colegio—, irá con sus padres y vaticina que cogerá la papeleta allí mismo. Para él, siempre fue un ritual ver a Zoido votar. “Era como ver el gol de Beñat de falta al Sevilla, me lo sé de memoria”, subraya el joven. Luego, también siguiendo la tradición, vivirá en casa con sus padres el recuento, “siempre con mucha emoción”.
“Siempre tengo el recuerdo de las primeras israelitas a la hora de la siesta y de vivir por la noche el desenlace como el que vive una final de la Champions...”, asegura Santiago, que tuvo sus dudas sobre su participación en estos comicios. “No tenía muy claro si me iban a dejar ejercer el derecho al voto”, recuerda. Pero cuando llegó la tarjeta censal a su casa empezó a dilucidar su papeleta.
Un total de 234.428 andaluces podrán ejercer el domingo 28 de abril su derecho al voto por primera vez en unas elecciones generales. Es, según la Oficina del Censo Electoral, el 3,57 por ciento de los 6.562.879 electores convocados a las urnas en la comunidad para el 28-A. Por provincias, Sevilla lidera la de los nuevos votantes seguida de Málaga y Cádiz; en el otro lado de la lista está Almería y Huelva, donde se estrenarán menos electores.
Sevilla es, después de Barcelona, Madrid, Guipúzcoa, Valencia y Vizcaya, una de las provincias donde históricamente más baratos (13,87% de los votos) se cotizan los escaños en relación a los electores con el número de diputados que se reparten: doce en la capital andaluza.
En las últimas elecciones autonómicas, celebradas en diciembre de 2018, el PSOE se alzó con la victoria, con 33 escaños; aunque la suma de PP (26), Ciudadanos (21) y VOX (12) dieron el gobierno al popular Juanma Moreno en coalición con el partido de Albert Rivera. En el preámbulo de este 28ª, la sorpresa la dio el partido de Santiago Abascal, que cosechó 395.978 votos, el 10,97% del electorado.
Un voto meditado, aunque con dudas
Se reconoce indeciso, aunque después de ver los dos debates de principios de esta semana ha disipado sus muchas dudas y tiene claro su voto. Santiago se expresa con una claridad de ideas y con una corrección dialéctica impropia a su edad
—¿Cuáles son tus líneas rojas en política?
—Todo el mundo tiene líneas infranqueables en política y las mías pasan por los extremos. Suena a tópico, pero siempre he pensado que lo radical nunca puede ser beneficioso, ni en izquierda ni en derecha. No me gustan las hipérboles y creo que en política son peligrosas. En mi casa se dialoga y se debate, a veces con demasiada pasión, de todo. Le debo a mis padres el saber escuchar y el respeto por mis opiniones aunque sean equivocadas.
Además de futuro periodista y apasionado de la política, Santiago es un atleta abnegado.Quedó noveno de España en pista cubierta en 3.000 metros lisos y es campeón de Andalucía en la misma categoría. También ha representado a la selección andaluza en campo a través.
“Mi única militancia es deportiva —advierte este seguidor del Real Betis Balompié—; creo que el voto se presta, no quiero que nadie sea dueño de mi voto, es un préstamo”. Y alerta: “De mis diez amigos, nueve votarán a VOX”. Yo soy el único que no lo haré.
“El verde está de moda, y ya he dicho que no me gustan los extremos, pero creo que alguien debería preguntarse porque han crecido así los extremos —razona—; los partidos tradicionales deben preguntarse qué les ha ocurrido para que a la izquierda y a la derecha les salgan oponentes por sus flancos”. “También me preocupa el voto tradicionalista y familiar; esos chavales que no son capaces de pensar por sí mismos y que van a votar lo que se les dice en casa o lo que hacen sus amigos”, critica.
Admite que, aunque ahora tenga decidido el voto, cambiará en el futuro. Santiago no se casa con partidos. “Las decepciones en política existen”, apunta. Sabe lo que es ver llorar a un equipo después de unas elecciones, de pena y de alegría, por eso naturaliza el éxito y el fracaso como partes indisociables a todo proceso electoral. Sí, tiene 18 años, pero él lleva muchas campañas ya vividas. “La política es muy ingrata”, zanja.
Campaña vía WhatsApp
Sin masivas pegadas de carteles, la campaña electoral se mueve entre los más jóvenes a golpe de mensaje en las redes sociales. “WhatsApp está siendo fundamental para meter en el bote a mi generación”, explica Santiago, tratando de justificar el auge de candidaturas como la de Santiago Abascal. “Ellos [Vox], como nosotros, también son nativos de las redes y su irrupción no se podría entender sin esa herramienta a la que le falta análisis y le sobra propaganda”, discurre el joven sevillano, autor de un libro de poesías que busca editorial.
Según el último barómetro preelectoral del CIS, el perfil del simpatizante de VOX es un varón de entre 25 y 34 años de edad. Aunque en el caso del partido de Abascal, esa franja de edad está muy cercana con el grupo de edad comprendido entre los 18 y 24. Las cifras de seguimiento entre los jóvenes son similares en otros partidos emergentes como Podemos, mientras que los tradicionales tienen sus nichos de votos en poblaciones de mayor edad.
“Vox ha buscado un voto muy vinculado a sentimientos y a emociones”, descifra. “Creo que hay más emoción y cabreo que reflexión en algunos de sus votos —razona—; pero lo que nadie les podrá negar es que su voto en Andalucía, que fue mucho, no fue útil: han cambiado 40 años de socialismo”.
—¿Se habla de política en el instituto?
—Claro que se habla de política, este año más que nunca. Pero creo que en el modelo educativo se debería trabajar más en fomentar el debate político y la conciencia ciudadana. Los torneos de debate y las clases de oratoria son algo en lo que se debería trabajar desde pequeños en el colegio.
Admite que muchos de sus amigos irán al colegio electoral el próximo domingo sin haberle echado un ojo al programa electoral de los partidos. Le preocupa la falta de información útil a los más jóvenes. En su caso, más allá de recurrir a los habituales periódicos de casa o a encender la radio para tantear opiniones, ha echado mano de internet y las redes sociales. Admite que lo suyo es algo raro entre los de su generación. “Creo que la obligación de cualquier votante es informarse sobre el candidato al que va a darle la confianza”, puntualiza Santiago.
“Creo que uno de los talones de Aquiles de mi generación es la rápida consumición que queremos hacer de todo. Cada vez se lee menos. Tenemos una visión aburrida y farragosa de la literatura. Por eso ahora triunfa lo fácil y lo instantáneo, cuanto más masticado y llamativas se nos den las cosas, mejor”, critica.
Y zanja: “A la campaña le sobra ruido y le falta música”. “Un parlamento fragmentado necesita de un buen director de orquesta y de buenos músicos —argumenta Santiago—; hace falta dejar el marketing y la crispación a los pies de los leones del Congreso y desempolvar el acuerdo y el diálogo”.