Mariano le pega una calada al cigarro. Tiene los ojos llorosos y está a las afueras del tanatorio El Salvador en Valladolid, haciendo tiempo para que incineren a su hermano. “Espero que a nosotros no nos interrumpan nada”, dice preocupado. “Esta mañana estaba la Policía llevándose cajas con documentos y ordenadores y ya nos lo explicaron todo”, añade. Por suerte para la familia, aunque en el tanatorio tiene a parte de sus empleados detenidos, las incineraciones pudieron seguir con más o menos normalidad.
Este jueves, la capital vallisoletana se despertó con la detención de 15 trabajadores del Grupo El Salvador, la funeraria líder de la provincia en la que en 2017 fallecieron casi 5.000 personas. Era el resultado de la operación Ignes (fuego, en latín) que han realizado la Policía Nacional y la Agencia Tributaria en su conjunto y que comenzó en 2017. Se sospecha que la empresa daba el cambiazo a los ataúdes antes de la incineración y se sustituían los que la familia había comprado por otros más baratos, para luego vender de nuevo los de más valor.
El cambiazo se realizaba en el momento en el que terminaba el velatorio y el ataúd se dirigía al horno crematorio. En algunas sociedades, como en la gallega, suele ser habitual ver todo el proceso pero, por lo general, no es algo agradable ya que a veces incluso se puede ver fuego. A ello, además, se suma que algunos ataúdes llevan una mampara de cristal y adornos de metal (como un Cristo) que hay que eliminar antes de la cremación. Por ello, si la ética falla, es un momento idóneo para meter mano sin que nadie lo vea.
Así supuestamente se urdió la estafa, que además se está investigando si se ha extendido también a los ramos y coronas de flores. Ahora están bajo la lupa las actividades de la empresa entre 1995 y 2015 y se investigan los delitos de estafa continuada y pertenencia a organización criminal, aunque no se descarta que puedan atribuirles mala praxis en la manipulación de cadáveres.
El Grupo El Salvador es una empresa familiar creada en 1985. Al frente están María Rosario Vaquero Luengo y su marido Ignacio Morchón. Ella es la administradora única y él ocupa los cargos de director general, financiero, de recursos humanos y comercial. Ambos fueron detenidos el jueves, según pudo adelantar eldiario.es, junto a su hijo Ignacio Morchón Vaquero.
Quizás se trata de una exageración decir que todos en Valladolid conocen a la familia, pero este diario no ha encontrado a nadie que no sepa quiénes son. Y no sólo porque muchos han enterrado a sus familiares con el grupo, sino porque son propietarios de numerosos inmuebles, bloques de pisos y locales en Valladolid. “Yo siempre les he visto por ahí con cochazos, se ve que la muerte es un negocio seguro”, ironiza un camarero de un bar donde solían tomar algo.
“Yo vi que la Policía les detuvo en casa sobre las 8:00 de la mañana”, cuenta a EL ESPAÑOL la vecina de una de las varias residencias de Ignacio y María Rosario. “A mí me ha sorprendido mucho todo esto porque es gente muy trabajadora y nunca había sospechado nada”, añade. A pesar de ello, trabajadores de la funeraria y que han pedido permanecer en el anonimato relatan que desde hace tiempo había rumores al respecto.
“Sí que es cierto que se ve que tienen dinero, y a mí eso me preocupa porque a veces puede llevar a envidias, es algo que pasa en las ciudades pequeñas. Y aunque la mayoría de la gente que les conoce tiene una buena opinión de ellos, sí que hay gente en Valladolid que les tiene envidia”, añade otra conocida de la pareja.
La detención de la pareja tuvo lugar en un piso que tienen frente a la Iglesia Santa María de la Antigua, en pleno centro de Valladolid y que es donde pasaban el tiempo cuando estaban en la ciudad, aunque tienen otras viviendas a las afueras donde pasan más tiempo. Paralela a la vivienda está la calle Angustias, donde se encuentra la sede del grupo y donde son propietarios de al menos cuatro locales.
“Este tipo de cosas te dejan helado, uno no se lo espera después de verlos casi todos los días”, dice la encargada de un establecimiento que le alquila la familia Morchón Vaquero y que cuenta que la firma del alquiler siempre se hacía a través de las oficinas de la funeraria.
Tras las detenciones, el hermetismo por el que han optado tanto la familia como la empresa ha sido casi total, hasta para sus trabajadores. "Yo me he enterado por la prensa al venir, la empresa no nos ha comunicado nada", comenta una camarera de la cafetería del tanatorio. "Yo tampoco sabía nada, hasta que he llegado y la Policía me ha registrado el maletero”, dice David, transportista de la empresa. En cuanto a las redes sociales, tanto el tanatorio como la familia Morchón Vaquero ha cerrado todas sus cuentas.
Casi un millón de euros en efectivo
El servicio fúnebre de incineración en el Grupo Salvador cuesta en torno a 2.200 euros. Sin embargo, lo que hace que el precio pueda variar son los ataúdes. Éstos pueden valer entre 700 y 10.000 euros. El fraude que presuntamente ha estado cometiendo la empresa consistiría en cambiar los de más valor por otros de menos.
Según la delegada del Gobierno en Valladolid, Virginia Barcones, en los registros que tuvieron lugar el pasado jueves en las distintas propiedades de la empresa, se ha incautado una suma de 961.785 euros en efectivo que “pertenecían a un directivo”, aunque no ha especificado a cuál. Además, ha venido a reconocer lo que ya se intuía en el entorno y entre los trabajadores de la empresa: que entre los 15 detenidos se encuentran los dueños. Hasta el momento, el caso lo está llevando el Juzgado de Instrucción número 6 de Valladolid, donde los arrestados han pasado a disposición judicial desde las 9:00 horas de este sábado.
El Grupo El Salvador está dividido en tres empresas principales: la Agencia Funeraria Castellana (abierta 24 horas y dedicada a todos los trámites), el Cementerio-Jardín Parque el Salvador (localizado en Santovenia de Pisuerga) y el macrotanatorio El Salvador de Valladolid que cuenta con 15 salas de velatorio y numerosas instalaciones más repartidas en sus 3.000 metros cuadrados.
Todo ello es propiedad de la familia Morchón Vaquero, que además tiene otros tres tanatorios en Medina de Rioseco, Peñafiel y Mojados y lleva a cabo la gestión pública de los tanatorios de Tudela del Duero y Montemayor de Pililla. Y hay que sumarle los numerosos bienes inmuebles. Todo este grueso empresarial, del que dependen 70 empleados, demuestra la envergadura a la que puede llegar la operación. Entre la Agencia Funeraria Castellana y Parque Salvador SL tienen una facturación de casi 7 millones de euros.
“Miles de casos por valor de millones de euros”
Con todo el trajín que se ha desatado tras las detenciones, la empresa intentó salir al paso este jueves culpando a un antiguo trabajador que había aprovechado sus rencillas con el Grupo Salvador para extorsionarles. A través de un comunicado, aseguraron que “en el año 2017 la empresa sufrió por parte de un ex trabajador un chantaje económico consistente en la reclamación de diversas cantidades económicas a cambio de no revelar determinadas prácticas que él había cometido”.
Un empleado de la empresa, que también ha pedido permanecer en el anonimato, ha relatado a EL ESPAÑOL que así fue. “Llegó a tener una orden de alejamiento del dueño y de la funeraria”, ha afirmado. “Además, en todas las incineraciones hay cambios porque los ataúdes suelen llevar una parte de cristal, para exponerlo en el velatorio y eso no se puede quemar así que hay que quitarlo”, ha añadido.
Sin embargo, la Delegación del Gobierno ha asegurado que fue la denuncia del trabajador la que disparó las investigaciones pero que no se debe sólo a eso, ya que calculan que hay “miles de casos y por valor de millones de euros”.
La delegada Barcones ha reconocido que todavía no se sabe a qué cantidad de casos se enfrentan exactamente, por lo que no ha descartado nuevas detenciones, pero sí ha dicho que ya les han llegado varias denuncias de personas que interpondrán demandas para investigar si fueron afectadas por el intercambio de ataúdes.
Este viernes la actividad ha seguido con más o menos normalidad en el tanatorio. Sí que se ha notado que había menos empleados y menos esquelas colgadas en la entrada. El periódico El Norte de Castilla que siempre estaba en la cafetería, eso sí, ya no está. Quizás tenga que ver el hecho de que el titular de portada era el siguiente: Investigan un delito de estafa con ataúdes para incineración en El Salvador.