Ricardo G. El Pollino y su familia hicieron una barbacoa para celebrar un cumpleaños en el jardín de su casa, en Dos Hermanas (Sevilla) y no levantar sospecha alguna. Horas antes, ese había sido el lugar en el que habían asesinado y posteriormente enterrado en una fosa séptica bajo una capa de un metro de hormigón a la pequeña de seis años Lucía Begines, su madre, Sandra Capitán, de 26 años y embarazada, y a su padrasto, de 55 años, el turco Mehmet Demir.
Según pudo saber este diario, el móvil de este crimen fue un ajuste de cuentas por tráfico de drogas entre la familia de El Pollino, conocida en el barrio por este menester, y Mehmet Demir, hombre fuerte en España de las redes que traían heroína desde Afganistán a Europa a través de Turquía.
Pero el ajuste de cuentas lo acabo pagando la familia entera. Los mataron, los arrojaron en la fosa séptica de la vivienda, los empaparon en sosa caustica (hidróxido de sodio), un poderoso disolvente parecido a la cal viva (óxido de calcio) y los sepultaron bajo varias capas de hormigón que cegaron el viejo pozo.
Según desvela el Diario de Sevilla, la Fiscalía, que acusa a siete investigados, entre ellos varios familiares de El Pollino, por este triple crimen cometido en 2017, relata en su escrito de acusación que la familia organizó después una barbacoa con música alta "a fin de no levantar sospechas" y con la excusa de celebrar el cumpleaños del Pollino.
El Pollino -que confesó el crimen-,su mujer y sus padres, todos acusados, también "actuaron con normalidad" entre el asesinato y la posterior celebración cuando los empleados de una cementera llegaron al domicilio para tapar la fosa séptica en la que habían arrojado los cuerpos sin vida de Lucía, Sandra y Hehmet.
Los trabajadores llegaron a la vivienda que la familia tenía en Dos Hermanas, desconociendo por completo que se habían cometido tales crímenes. Y se fueron sabiendo lo mismo. Ricardo G. les convenció para que él utilizase la manguera con la que se echaba el hormigón, consiguiendo así que no pudieran ver el lugar exacto donde se vertería.
El asesino vertió unos siete u ocho metros cúbicos de hormigón líquido en la fosa, hasta alcanzar una altura de casi un metro. Mientras, sus padres y su mujer distrajeron a los trabajadores de la hormigonera, llegando a ofrecerles café.
Para poder acabar con la vida de la familia, la mujer de El pollino convenció a Sandra Capitán y a su hija para que fueran al domicilio, donde su marido ya había recibido varias palizas de parte del asesino, un monitor de boxeo y otro amigos -también acusados- al que le reclamaban una deuda por asuntos de droga.
El escrito de la Fiscalía también revela que la pequeña de seis años fue la primera en ser tiroteada. Aún así los asesinos arrojaron a la pequeña Lucía aún con vida en el pozo ya que la autopsia revela "abrasiones por la aspiración de los gases de la cal viva con la que la taparon". Después de llegó el turno a Sandra Capitán, a la que llegaron a darle cinco tiros, mientras que el último en ser asesinato fue El Turco.
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