Al subir el telón del Teatro Guimerá, apareció el coro de voces blancas del ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, entonando todo un himno, el Hallelujah de Leonard Cohen. Cuando la música se detuvo, subió al escenario Patricia Ramírez, la madre de Gabriel Cruz. El auditorio que asistía a la gala de los premios Taburiente, organizados la Fundación Diario de Avisos, estalló en una sonora ovación. La madre del pequeño asesinado a finales del pasado mes de febrero no pudo contener la emoción.
Patricia Ramírez acaparó, la noche de este jueves, el más intenso de los aplausos y la más enfervorecida de las reacciones. Fue Martina Pérez, una de las niñas más pequeñas del coro, quien se acercó a ella en el escenario para entregarle el galardón que le fue concedido por sus "extraordinarios valores", por "la solidaridad, la bondad y la libertad frente a la maldad". La madre del pequeño Gabriel lo recibió profunda y visiblemente emocionada.
Este galardón, otorgado en el cénit de la velada, marcó por completo la cuarta edición de los Taburiente. Había hasta once premiados. Como una cuestión especial, se entrega por primera vez la Mención Especial a la Concordia.
Lo concede la Fundación Diario de Avisos en reconocimiento a la labor y actitud de personas e instituciones que han contribuido de forma ejemplar y relevante al entendimiento y a la convivencia en paz en nuestra sociedad, a la lucha contra la injusticia y la violencia y a la defensa de la libertad de manera extraordinaria.
"Me ha dado la vuelta por completo oír a estos niños cantar. Y aunque tenía preparado algo, me he quedado sin palabras". Le costó arrancar, pero luego, ayudada por los aplausos, expuso su capacidad para superar la tragedia. "Quisimos pasar el duelo en silencio y pedir justicia donde corresponde. Pero estoy aquí por una carta que me envió Lucas Fernández (presidente del grupo Plató del Atlántico, de la Fundación Diario de Avisos y director del propio medio). Tratándose de una iniciativa de este tipo, para mejorar la sociedad, no podía renunciar a venir".
"Este no es mi premio"
"Este no es mi premio", insistió Patricia. "Este es el premio de todas aquellas personas que callaron la rabia y generaron amor. Los que lo hicieron entonces y los que lo hacen ahora. Todas esas buenas personas que nos ayudaron en aquellos momentos terribles. El mundo está lleno de mujeres y hombres buenos. Los malos son pocos, pero hacen mucho ruido". "Intento mirar la vida con los ojos de mi hijo"
Patricia vuelve a emocionarse, se detiene en repetidas ocasiones intentando, con poco éxito, hilar de nuevo su discurso. Una vez más, se sobrepone y lo consigue: "A veces nos preguntan cómo nos levantamos todos los días. Yo les digo que es porque intento mirar a la vida a través de los ojos de mi hijo cuando los míos no quieren abrirse".
Al rematar, Patricia recibe de nuevo una estruendosa ovación. "Quiero darle las gracias a mi hijo, que desde que nació me hizo mejor persona. Desde entonces, la responsabilidad se hizo doble: ya no estaba sola".