La noche del 25 de junio fue angustiosa para Cristina Cifuentes, justo dos meses después de su dimisión como presidenta de la Comunidad de Madrid tras ser acorralada por el escándalo de su máster y el vídeo publicado en el que se podía ver cómo en el pasado fue cazada robando dos cremas. Sólo unas horas después de aquella angustiosa madrugada se enfrentaba a otro duro reto: declarar como investigada por los presuntos delitos de falsificación de documento público y cohecho.
Durante esa inquietante noche a Cristina Cifuentes le volvieron a aparecer sus ataques de migraña, unos fuertes dolores de cabeza que la han acompañado desde hace muchos años, especialmente en momentos tensos como es ahora todo lo relacionado con su vinculación académica con el master en la Universidad Rey Juan Carlos. Cris, como la conocen su círculo cercano, recurrió a su "aliado" cuando sufre estos terribles dolores de cabeza, el Hemicraneal. Este medicamento compuesto de ácido acetilsalicílico, fosfato de codeína y cafeína está indicado como alivio sintomático de dolores moderados cómo dental, muscular, de espalda o de cabeza.
La combinación de migraña y la dosis máxima de este medicamento imposibilitaban completamente su declaración judicial. Así lo dejó claro el certificado médico que remitió al juzgado y lo ratificó el médico forense, que, con actitud profesional, estuvo en su domicilio acompañado de la secretaria judicial durante 15 minutos de ese caluroso martes de junio. Aunque algunos han querido ver en lo sucedido una maniobra para dilatar el procedimiento judicial y trasladar el caso al Tribunal Supremo, como sus abogados solicitaron oficialmente ese mismo lunes. Lo cierto es que retrasar su declaración al próximo 23 de julio no deja de ser una prolongación de un episodio de su vida que la deprime y angustia enormemente. Al contrario, lo que quiere es dejar todo zanjado en un momento en el que trabaja y lucha por construir una nueva etapa.
Cristina Cifuentes Cuencas (1 de julio de 1964), que este domingo cumple 54 años, tiene que claro que quiere emprender una vida al margen de la política y su proyección pública, apoyada en dos grandes pilares: su familia y su círculo de amigo más íntimos, los que no la han abandonado en estas semanas tan duras tras el dejar la política y la pérdida del poder que ostentaba. La hija de José Cifuentes Freire, militar de Artillería que llegó al rango de General de Brigada, y de Fuencisla Cuencas Álvarez, que también era hija de militar tiene seis hermanos: Blanca, María, José Luis, Margarita, Ana y Santiago (otra, Ángeles, falleció en el 2008). Son ellos una parte importante en este resurgimiento. Ha convertido su casa familiar de la localidad segoviana de Navas de Riofrío, más conocida como Las Navillas por su pequeño tamaño, en uno de sus apoyos fundamentales para esta recuperación. En esta localidad cercana a Segovia y junto al Palacio Real de Riofrío, donde era originario su padre, fallecido en el año 2015 y enterrado allí, pasa buena parte de los fines de semana y también tiene intención de disfrutar sus vacaciones de verano, salvo alguna corta escapada fuera, unos días en el que no faltará el encuentro que todos los años hace con su madre y sus hermanos.
Más cercano aún es el apoyo de su marido y sus dos hijos. Los cuatro viven en un piso alquilado cerca de las viviendas militares de la calle San Bernardo, en el castizo barrio madrileño de Malasaña. Con su marido, el arquitecto Francisco Javier Aguilar Viyuela, el abandono de la política les ha permitido pasar más tiempo y ganar en complicidad. Ocurre lo mismo con sus hijos, aunque sus trayectorias profesionales muchas veces los alejan del hogar. La mayor es Cristina, Titi para sus más allegados, nacida en 1990, estudió Derecho y Administración de Empresas en la Universidad Pontificia de Comillas. Meticulosa, brillante en sus estudios y apasionada de la moda, como su madre. Actualmente trabaja en una firma de lujo (Loewe), lo que la ha llevado a pasar unas semanas en París. Con ella sale de compras, les encanta ir por las tiendas del centro de Madrid, especialmente comprar ropa de diseñadores españoles, incluso ir a las mercerías de la Plaza del Marqués de Pontejos, muy cerca de la Puerta del Sol, donde adquieren accesorios para “tunear” su ropa y complementos.
En sus salidas, comentan sus allegados, "la para mucha gente, encontrando mayoritariamente apoyo y palabras de aliento”. Su hijo Javier también estudió el doble grado de Derecho y Administración y Dirección de Empresas, aunque en este caso por la Universidad Complutense de Madrid. A diferencia de su hermana, su vocación se centra en la abogacía, se está especializando en derecho comunitario y trabaja en el bufete Eversheds Nicea en el número 66 del Paseo de la Castellana, muy cerca de la plaza de Gregorio Marañón. Junto a ellos y su marido fue la primera foto que ella misma publicó el 1 de mayo tras su dimisión a través de la red Instagram, a la que es asidua, en la que se podía contemplarlos en una escapada por Centroeuropa en el puente de mayo, en concreto en la ciudad austriaca de Salzburgo. Su escueto mensaje fue: “Familia” y dos emoticonos: top y un corazón.
Su casa, su castillo
Cristina Cifuentes ha pedido tres meses de excedencia antes de reincorporarse a su puesto en la Universidad Complutense en la Escala de Técnicos de Gestión (Grupo A). Cristina Cifuentes se labró una carrera profesional en la misma Universidad donde estudió Derecho. Para esto se apoyó en Gustavo Villapalos, decano de la Facultad de Derecho y posteriormente Rector de esta Universidad madrileña y en su amigo Dionisio Ramos. En 1990 obtuvo una plaza por el turno libre para funcionaria de la escala de Gestión (Grupo B) y en el año 2000, a través de un procedimiento de promoción interna y presidiendo Dionisio Ramos el tribunal, ascender a la Escala de Técnicos de Gestión (Grupo A).
Ha cogido este tiempo de excedencia no sólo para recuperarse y adaptarse a la nueva vida, también en espera de alguna oferta del sector privado que la lleve a emprender nuevos proyectos. Dicen sus amigos que ya ha recibido alguna oferta de trabajo que está analizando y siempre dentro de la empresa privada. Muy activa, ha adaptado algunos de sus hábitos. Se levanta muy temprano: las primeras horas las dedica a hacer gimnasia para mantener el tono físico. No está para nada ni deprimida ni aislada del mundo, aunque ha tomado la decisión de no ver ningún canal de televisión especialmente informativos. Sin embargo, sigue muy activa en redes sociales, especialmente en Instagram, donde tiene 52.400 seguidores. Las redes son para Cristina Cifuentes una buena fuente de información, aunque también interactúa. Aunque deja algunos mensajes permanentes, en las últimas semanas utiliza más Instagram Live, una funcionalidad de esta red social en la que conecta con sus usuarios en tiempo real. La ex presidenta no empieza a interactuar en sus redes o responder a sus amigos antes de las 9 de la mañana.
Su vida actual es muy tranquila: pasea y lee mucho. Amante de la novela negra, está devorando la serie de diez libros sobre el Inspector Martin Beck, escritos por los suecos Maj Sjöwall y Per Wahlöö, pareja sentimental de periodistas y escritores, que crearon este personaje entre 1965 y 1975, año en el que murió Per Wahlöö. Precursores de uno de sus escritores favoritos, con permiso de Paul Auster, Henning Mankell, no ha dudado en recomendar su lectura con un montaje en Instagram en el que aparece relajada con dos de sus libros, una parte de los más de 1.000 ejemplares que dispone en la biblioteca en su casa, uno de sus lugares preferidos.
Otra de sus pasiones es el cine. Le encanta Blade Runner, película que nos muestra un mundo futuro poco halagüeño. Ahora consume más cine en su hogar. Su casa es un lugar íntimo y agradable, que ahora es el punto de reunión principal con su círculo íntimo, el que no la ha abandonado y que sólo habla buenas cosas de ella. Destaca entre todos ellos el que sigue siendo consejero de Cultura, Turismo y Deportes de la Comunidad de Madrid, Jaime de los Santos. No ocurre lo mismo con otros compañeros de Partido y de Gobierno de la Comunidad de Madrid con los que se siente profundamente decepcionada y defraudada.
De los altos dirigentes del Partido Popular sólo sigue siendo gran amiga de María Dolores de Cospedal. Es muy probable que sí vote en las primarias, que se celebran sólo dos días antes de su comparecencia en el Juzgado, y que lo haga por la secretaria General del Partido Popular. De las escasas salidas documentadas está el almuerzo con la que fue su Jefa de Prensa, Marisa González, con la que sigue manteniendo una estrecha amistad y que ahora es actual directora de Comunicación de la Real Federación Española de Fútbol. El almuerzo entre las dos amigas se celebró en el restaurante Arahy como se pudo ver en otro mensaje en Instagram. Este restaurante es famoso por ser el mismo en el que unos días antes se atrincheró y pasó una larga sobremesa el primer día de la moción de censura Mariano Rajoy.
Preparando una nueva vida
Otra de sus pasiones son sus gatos. Aún se acuerda de Cleopatra, fallecida hace unos meses. Ahora se centra en Olimpia, su gata mayor y los otros dos gatos que recogió posteriormente, Julio y Catalina, que adoptó ya siendo presidenta de la Comunidad de Madrid. Las obligaciones laborales de su marido e hijos la llevan a pasar mucho tiempo sola en casa con sus gatos, que son parte de su familia. Además de los libros y películas, le gusta evadirse con la música, clásica y jazz, con sonido muy alto, algo que conocen sus más allegados y colaboradores, ya que hacía lo mismo tanto en Puerta Sol cuando era presidenta de la Comunidad de Madrid. Todo menos cocinar, algo que no es su hobby. De hecho, le encanta comer y tapear fuera, aunque ahora lo hace con menos frecuencia. Su plato preferido son los huevos rotos.
Físicamente vuelve a estar mejor, ha recuperado el peso que había perdido (hasta diez kilos) en los días más duros antes de su dimisión, lo único, además de las migrañas la cuesta dormir. Para conseguirlo se apoya en la lectura o contesta a los mensajes que la han ido dejando a lo largo del día.
Acaba de cortarse el pelo, media melena sobre los hombros. Lo ha hecho en la peluquería de su amiga y estilista Mara Amandi. También lo ha anunciado en Instagram con una foto acompañada del mensaje: “Comienza el verano, con cambio de look”. También se ha puesto gafitas, un tono más de intelectual, dicen sus amigos, una “It Girl”. Un verano que aún tiene obstáculos en el camino como la declaración judicial del próximo 23 de julio, pero que espera que sea el principio del fin de su calvario y el verdadero inicio de una nueva etapa, al margen de la política.