La nueva Inspección Técnica de Vehículos (ITV) continúa sembrando dudas entre los conductores españoles. Desde su puesta en marcha el 20 de mayo de este año, los talleres mecánicos se han llenado de clientes preocupados por la exhaustividad y la exigencia de los nuevos controles. EL ESPAÑOL les da las claves necesarias para no suspender este examen.
El principal foco de la nueva ITV son las emisiones de gases, para cuya medición se cuenta con una maquinaria específica. Pero la novedad más polémica del examen es que, en caso de obtener un “informe desfavorable” en la primera inspección, el propietario del vehículo podrá intentar superarla directamente en otro lugar, sin pasar por el mismo taller. Eso sí, es preciso que el conductor presente el primer diagnóstico suspenso.
La renovación del control ha traído consigo la transformación de sus tasas. A pesar de que estas han aumentado en todo el territorio nacional, la horquilla de precios sigue estando fijada por las Comunidades Autónomas. De este modo, es posible encontrarse otra vez con conductores traspasando fronteras y haciendo la ITV en otra comunidad diferente con el fin de pagar menos.
Esto es algo prácticamente inevitable. Sucede porque, en gran medida, las diferencias en el importe pueden superar los 20 euros de una comunidad autónoma a otra. Es el caso, hipotético, de un coche con motor diésel, cuya ITV en Navarra costaría 33,30 euros, mientras que su precio en Madrid subiría hasta los 56,50 euros.
Los diez fallos leves más comunes
Sin embargo, es posible aprobar el nuevo examen aun teniendo “fallos desfavorables” o faltas leves. Un equipo de EL ESPAÑOL se ha desplazado hasta un taller mecánico para descubrir los diez fallos leves más comunes que están encontrando los inspectores de la nueva ITV, y cuya acumulación se traduciría en un suspenso.
-Mal estado de la carrocería y el exterior del vehículo: especialmente importante prestar atención a este punto en caso de arañazos. En muchos de esos casos, el chasis acaba oxidándose.
-Bombillas de posición fundidas.
-Emisión de gases: superar los niveles permitidos es constituyente de falta grave, lo que conllevaría suspender el examen. Si el tubo de escape de nuestro vehículo produce humos pero éstos no sobrepasan las cifras máximas permitidas, tan sólo terminaríamos con una falta leve en el informe de nuestro coche.
-Diferencia de frenado mayor al 30%.
-Limpiaparabrisas: defectos en las escobillas o falta del líquido de lavado.
-Matrícula arañada o en mal estado, pero que no impide identificar el vehículo.
-Claxon: debe funcionar correctamente, y el volumen se situará entre los decibelios estipulados según el tamaño y potencia del vehículo. “Este aspecto depende mucho del inspector”, nos cuentan en el taller.
-Bloqueo antirrobo del volante o de la palanca de cambios en algunos coches: los mecánicos del taller están detectando también esta falta leve, aunque se trata de una de las menos comunes.
-Muescas en las lunas: una grieta profunda se traduce en fallo grave, pero si tan sólo se trata de una pequeña marca en el cristal, se quedaría en una falta leve.
-Cierre de puertas: todas las puertas deben poder abrirse sin problema cuando el coche no tenga el cierre de seguridad activo. En caso contrario, estaríamos ante una falta leve. Esta catalogación, sin embargo, no es compartida por varios mecánicos, que declaran a EL ESPAÑOL que “debería estar considerado como una falta grave”.