Puede ser el divorcio del año en España y de nuevo batir records económicos. El próximo 21 de mayo se celebra la deliberación, votación y fallo por parte de la Sección 24 de la Sala de lo Civil de la Audiencia Provincial de Madrid del pleito interpuesto por Astrid Gil-Casares Marlier (45 años) contra su ex marido Rafael del Pino Calvo-Sotelo (59 años), presidente de Ferrovial y quinta fortuna de España con unos 2.900 millones de euros de patrimonio.
Se trata de fijar definitivamente las cantidades compensatorias e indemnizaciones civiles, que pueden sumar en global -según lo que pide Astrid- en torno a 50 millones de euros.
Un pleito que llega tras su traumática separación en el año 2016 y después de diez años de matrimonio conjunto. Los magistrados que deberán tomar partido por uno u otro son Francisco Javier Correas González, Ángel Sánchez Franco y José Angel Chamarro Valdés. Los tres varones, aunque hay otras dos magistradas más en esta Sección (María José de La Vega Llanes y María José Ruiz Marín).
Una sentencia anterior, del Juzgado de Primera Instancia y de la Familia nº 25 de Madrid, había dictaminado que Del Pino debía entregar una pensión compensatoria de 9.000 euros mensuales a ella y unos 7.000 euros mensuales para cada una de sus tres hijas en común. En total, 30.000 euros mensuales. Astrid consideró estas cantidades insuficientes y recurrió la citada sentencia.
Ahora, reclama un pago único de alrededor de 50 millones de euros como pensión compensatoria e indemnización civil “por tantos años de matrimonio y cuidado de sus hijos, mientras su exmarido hacía fortuna”, afirman fuentes próximas a la instrucción judicial. Para ello se basa en el artículo 1438 del Código Civil que dispone en el caso del régimen de separación de bienes lo siguiente: “Los cónyuges contribuirán al sostenimiento de las cargas del matrimonio. A falta de convenio lo harán proporcionalmente a sus respectivos recursos económicos.
El trabajo para la casa será computado como contribución a las cargas y dará derecho a obtener una compensación que el Juez señalará, a falta de acuerdo, a la extinción del régimen de separación”.
El Tribunal Supremo en una sentencia en el año 2015 ha amparado este punto: “El derecho a obtener la compensación por haber contribuido uno de los cónyuges a las cargas del matrimonio con trabajo doméstico en el régimen de separación de bienes requiere que, habiéndose pactado este régimen, se haya contribuido a las cargas del matrimonio solo con el trabajo realizado para la casa. Se excluye, por tanto, que sea necesario para obtener la compensación que se haya producido un incremento patrimonial del otro cónyuge“.
La quinta fortuna de España
Fuentes próximas al dueño de la constructora Ferrovial indican que él está muy tranquilo y que espera que la Justicia no le dé la razón a ella. Lo que si parece claro es que a día de hoy las negociaciones están rotas y no hay pacto alguno. Según fuentes familiares, Astrid Gil-Casares no sólo se dedicó al cuidado de sus tres hijas con Rafael del Pino, sino también al de los tres hijos que tuvo él en su primer matrimonio.
El presidente de la empresa Ferrovial, cargo que empezó ejercer el año 2000, había sufrido la trágica muerte de su primera mujer, Cristina Fernández-Fontecha y Torres del Pino, allá por el verano de 1998, cuando navegaban por las aguas de Baleares a bordo de su lujoso yate. Cristina, que murió en circunstancias muy desagradables, dejó en vida a tres hijos menores en plena adolescencia: Rafael, Ignacio y Juan.
Aquellos fueron años muy duros para toda la familia Del Pino, que acabó con el noviazgo y nuevo matrimonio de su padre con Astrid Gil-Casares, que abandonó su trabajo como banquera de inversión en Londres para situarse en Madrid al lado de su nuevo amor.
Rafael del Pino Calvo-Sotelo es el segundo de los hijos del fundador de Ferrovial, Rafael del Pino y Moreno, y sobrino del que fuera presidente del Gobierno de España, Leopoldo Calvo Sotelo. Este año cumple 18 ejercicios como presidente de la compañía y 26 como primer ejecutivo, en una empresa que él controla a través de su sociedad de cartera holandesa: Rijn Capital, que atesora el 20,5% de las acciones de la compañía.
Su fortuna se estima en 2.900 millones de euros, lo que le sitúa como el quinto personaje más rico de España, tras Amancio Ortega, su hija Sandra Ortega, el presidente de Mercadona Juan Roig y el empresario turístico y presidente de Iberostar Miguel Fluxá. Pero si juntamos la fortuna de los cinco hermanos Del Pino Calvo-Sotelo la cantidad superaría los 7.000 millones de euros. Tres de los cinco -Rafael, María y Joaquín- se sientan en el Consejo de Administración de Ferrovial. Y junto a Leopoldo, que no lo hace, controlan el 37% de la constructora. En 2015 rompieron su pacto familiar y cada uno ha construido ya su propia fortuna.
Pero la empresa patrimonial de Rafael del Pino, Rijn Capital, no sólo controla el paquete de más de 147 millones de acciones de Ferrovial, sino que también gestiona una serie de SICAVS que en el año 2017 aumentaron su patrimonio en casi 100 millones de euros, hasta los 1.133 millones.
Igualmente, también controla la sociedad Criu SL, que es dueña de importantes inversiones agrarias entre las que destaca su finca “Los Estanquillos”, en Berzocana (Cáceres), con un capital superior a los 32,4 millones de euros. Como también domina el 25% de la sociedad Family Blend, radicada en las Islas Vírgenes, en un conocido paraíso fiscal. Ahora junto a dos de los hijos de su primer matrimonio, Rafael nacido en 1986 e Ignacio en 1989, busca nuevas oportunidades de inversión en Chile. Todo un emporio empresarial.
Diez años de matrimonio
Rafael del Pino conoció a Astrid Gil-Casares en la ciudad de Londres, donde ella trabajaba. Cuando Astrid terminó la carrera de Económicas en la institución ESADE se fue a trabajar a París, en concreto, a la banca Rothschild. Pero tras un año, decidió cambiar la ciudad del Sena por la del Támesis. Según ella, fue en el año 2004 cuando conoció en una fiesta en Londres a Del Pino. Y luego vino a verlo a Madrid por un tema laboral. Fue entonces cuando surgió el flechazo y empezó rápidamente una relación amorosa que acabó en boda el 10 de junio de 2006.
El enlace -el primero para ella- se celebró con la asistencia de más de doscientos vips en la iglesia de la Asunción, en la localidad madrileña de Chinchón, donde Astrid -una mujer de ojos azules y melena rubia- lució un diseño de Manuel Mota para Pronovias. El ágape se organizó después, con todo tipo de lujos, en la finca 'Encomienda de la Losilla', propiedad de un gran amigo de Del Pino, el empresario Joao del Espíritu Santo con el que comparte cacerías. Aquí, el número de invitados superó con creces los ochocientos. A los caballeros se les pidió vestir con traje oscuro y a las señoras, vestido largo.
“Ella -dicen sus amigas-, nunca se asustó para nada de su nueva situación personal, a lado de un hombre tan rico. Desde muy niña está habituada a codearse con los más poderosos”. Astrid, que nació el 16 de febrero de 1973, es hija del ingeniero naval Santiago Gil-Casares Armada y de su segunda mujer, la francesa Astrid Marie Marlier. Su abuelo paterno, José María Gil-Casares, fue un prestigioso médico compostelano que contrajo matrimonio con Carmen Rafaela Armada Comyn, hija del anterior marqués de Santa Cruz de Rivadulla. Esta última, abuela paterna de Astrid, era hermana del general Alfonso Armada, conocido por su implicación en el intento de golpe de Estado del 23-F.
Ya en 1976, con tan sólo tres años, el nombre de Astrid aparecía en los ecos de sociedad del periódico ABC por su participación en bodas aristocráticas llevando las arras. Siempre se codeó con la alta sociedad madrileña debido a sus muchas tardes en el conocido Club de Campo de Puerta de Hierro, donde su padre coincidía con la élite desde “Los Albertos” a Miguel Boyer.
Allí, Astrid se relacionó con el círculo más cercano al rey de España, Felipe VI, como los hermanos Álvarez Fuster, Kyril de Bulgaria o Javier López Madrid. Estos siguen siendo algunas de las compañías que aún mantiene Astrid, como también su gran amistad con Isabel Sartorius.
Precisamente, en esta nueva etapa de “soltera” le acompañan sus amigas de siempre. Tras una década en la que pasó de forma muy anónima, quizá eclipsada por la figura de su ex marido, ahora no guarda relación con los que eran amigos comunes del matrimonio, pero sí con las que fueron sus amistades de toda la vida.
En Londres no sólo trabajó en bancos de inversión como JP Morgan, también llegó a crear en marzo de 2004, antes de conocer a Del Pino, su propia empresa: Gil Casares Consultant Limited, con un capital de 1.000 libras y domicilio en la calle londinense de Old Brompton Road. Una empresa dedicada a “la asesoría e intermediación comercial y financiera”.
Aunque ella, la única directiva que figuraba, aparecía como “arrendaria de aeronaves”. Tras su boda con el dueño de Ferrovial, no consta en registro alguno que hubiera realizado movimientos financieros, tan sólo en julio de 2006 sí consta que trasladó su domicilio de Londres a la madrileña calle de Francisco de Alcántara, en la urbanización de El Viso, la residencia oficial de Rafael del Pino. Ya en noviembre de 2013, antes de su divorcio, pidió el cierre voluntario de la empresa, que se certificó el 25 de marzo de 2014.
Catarsis tras el divorcio
Astrid siempre afirmó que dedicarse a la banca era “completamente incompatible laboralmente con ser esposa de Rafael del Pino”. Pero ahora, divorciada de él, tampoco busca regresar a su pasado como financiera, más bien todo lo contrario. Tras un primer año duro en el que reconoce que apenas salía de casa, ha cambiado radicalmente su look. Se ha cortado su larga melena rubia y ha llenado su cuerpo de tatuajes. Entre ellos, destacan los nombres de sus tres hijas, pero hay uno muy llamativo en el que se lee una de las frases más célebres de Winston Churchill en el momento más duro de la Segunda Guerra Mundial: “I have nothing to offer but blood, toil, tears and sweat" (No tengo nada que ofrecer sino sangre, trabajo, lágrimas y sudor).
Apasionada de la lectura, llegó a mandar un guión cinematográfico a distintas productoras, que este año tomará forma en la película “¿Qué te juegas?”, una comedia de amor y lujo que está producida por Bowfinger International Pictures, una empresa dirigida por María Luisa Gutiérrez y de la que es socio el actor Santiago Segura. Una película que protagonizarán Amaia Salamanca, Javier Rey, Leticia Dolera y Mariam Hernández, entre otros. Según afirman, la cinta ya se encuentra en su momento de post producción. Además, su gran amiga Isabel Sartorius se ha atrevido a hacer un cameo en la película.
El divorcio del año
Ahora, si ella consigue sus pretensiones económicas, la separación de Rafael del Pino se convertiría en el divorcio del año, con una de las compensaciones económicas más altas entregadas en España. No obstante, en la posición más alta figura todavía el divorcio de Rosalía de Mera con Amancio Ortega, el dueño de Inditex, con el se casó en primeras nupcias. Tras su separación se quedó con un 6,99% del emporio textil y una fortuna cifrada entonces en 3.400 millones de dólares. Hoy, su hija, Sandra Mera Ortega, posee un 5% de la compañía, un porcentaje valorado en 7.000 millones de euros, lo que la convierte en la mujer más rica de España y segunda del ránking tras su propio padre.
Pero otro divorcio muy sonado fue el del empresario naviero Fernando Fernández Tapias con su segunda mujer, Juana García Courel, antes de que Nuria González llegase a su vida. Con ella rompió definitivamente tras el romance que mantuvo a mediados de los años noventa con la exmodelo Mar Flores que le acabó saliendo muy caro.
Tuvo que pagar alrededor de 12 millones de euros a su ex, además de parte de sus inmuebles y una cuantiosa pensión mensual de siete millones y medio de pesetas (45.000 euros). Aquella disolución de bienes gananciales fue de récord por entonces. “Este tipo de acuerdos se cierran, por lo general, como auténticas operaciones de ingeniería financiera que son pactadas mediante reuniones privadas y que no suelen pasar nunca por decisiones judiciales. Se trata, entre otras cosas, de escapar a los ojos de Hacienda”, afirman expertos en derecho matrimonial.
También fue elevado el divorcio de José Frade y Adriana Rothlander. El empresario cinematográfico “traicionó” a su mujer con un romance con Norma Duval y ésta acabó consiguiendo el 50% de su imperio cinematográfico. Solo José Frade Producciones tenía unos activos de casi 10 millones de euros.
Más lejano en el tiempo está el de las hermanas Koplowitz, Alicia y Esther, con los primos Alberto Cortina y Alberto Alcocer, que acabó con el reconocimiento de “Los Albertos” por "su buena gestión empresarial en la empresa Construcciones y Contratas”. Por eso, recibieron a cambio cada uno de ellos 12 millones de euros (2.000 millones de las antiguas pesetas), además de un 30% de las acciones que Cycsa que poseía en el Banco Zaragozano, el 10% de Cofir, el 5% de Canal Plus y el 100% de la compañía Uniseguros.
Estas cifras, aunque elevadas, quedan todavía lejos de los millonarios divorcios extranjeros. Actualmente, el que pude batir todos los récords es el del magnate ruso y dueño del equipo de fútbol londinense Chelsea, Roman Abramovich, de su tercera esposa, Dasha Zhukova, hija del oligarca ruso Alexander Radkin Zhukov, con la que tiene dos hijos.
Ya en su día, su segundo divorcio le costó más de 150 millones de euros, una cantidad irrisoria si tenemos en cuenta las especulaciones actuales. La fortuna de Abramovich se cifra en unos 8.500 millones de euros, lo que le sitúa en el puesto 132 del ránking mundial de multimillonarios.
La clave del divorcio, que puede costarle la mitad de su fortuna y que, de momento, buscan que sea amistoso, estará en el país en el que se firme su desencuentro amoroso. Si es en Inglaterra, donde ambos residen la mayoría de su tiempo, la legislación es más favorable a la esposa que si se firma en Rusia. Pero se firme donde se firme nadie duda que será el divorcio del siglo.
Este proceso recuerda al de otro magnate ruso y dueño de equipo francés de fútbol Mónaco, Dmitri Rybolóvlev. En 2015 su mujer Elena, residente en Suiza pidió el divorcio y la justicia del país helvético evaluó los bienes del matrimonio y dictaminó que Rybolóvlev debía pagarle a su ex mujer unos de 4.500 millones de francos suizos (3.300 millones de euros).
La desorbitada cifra fue recurrida por el multimillonario ruso, mientras su nombre aparecía en los Panamá Papers. Al final, la justicia sentenció que “solo” debía pagarle 450 millones de euros. Una cantidad que pagó deshaciéndose del cuadro “Salvator Mundi”, de Leonardo Da Vinci, que batió todos los registros en una subasta en la sala Christie’s, de Nueva York, donde se vendió por 450,3 millones de dólares.
Ahora, tanto Astrid Gil-Casares Marlier como su exmarido Rafael del Pino Calvo-Sotelo esperan con impaciencia el dictamen el próximo día 21 de mayo de los tres magistrados de la Sección 24 de la Sala de lo Civil de la Audiencia Provincial de Madrid. Un hecho que puede completar la catarsis o el arranque de una nueva vida a la que Astrid aspira. Pero todos esperan una sentencia que puede dejar huella en futuros divorcios entre ricos y famosos.