El 30 de abril de 1945, mientras las bombas caían sobre Berlín, Adolf Hitler y Eva Braun se quitaban la vida ocultos en un búnker ante el imparable avance de las tropas aliadas sobre la ciudad. Comenzaba a escribirse así el final de la Segunda Guerra Mundial y, a la vez, uno de los mayores misterios de la historia del siglo XX. Pese a la vigencia de esta versión oficial del suicidio, que ha llegado a nuestros días, algunos se resisten a aceptar este relato, y alimentan otro, construido por investigadores independientes, que sin lugar a dudas resulta mucho más atractivo e intrigante, aunque carece del reconocimiento de los historiadores.
Esa teoría alternativa de la conspiración apunta a que el líder nazi no murió en Alemania, sino que escapó a Sudamérica volando en un avión comercial de Lufthansa hasta la Barcelona de Franco, para luego zarpar en un submarino español hacia la Patagonia, haciendo escala en las Canarias.
Esta fascinante narración, que ha permitido a más de un autor hacerse de oro gracias a la industria editorial, carece de una base documental o de evidencias lo suficientemente sólidas como para reescribir de la historia. Sin embargo, desde esta semana los amantes de la conspiración cuentan con una prueba nada despreciable que respalda esta crónica alternativa del final del Führer, un informe de la CIA que al menos confirma que la agencia estadounidense de inteligencia investigó la supuesta supervivencia de Hitler y su paso por Colombia.
Todo comienza el pasado mes de octubre, con la decisión de Donald Trump de desclasificar unos 3.000 documentos hasta ahora secretos, relacionados con el asesinato del presidente John F. Kennedy. Sacar a la luz esos archivos ha posibilitado conocer nuevos detalles sobre aquel magnicidio, así como unos supuestos planes para acabar con Fidel Castro durante la Guerra Fría. Lo que pocos esperaban era encontrarse entre esos miles de folios uno que incluyera en su titular el nombre de Hitler, algo que ha llevado a los medios estadounidenses, entre ellos la CBS o Newsweek, a hacerse eco del hallazgo, a pesar de que, como explicaremos posteriormente, no está tan claro que estos papeles fueran inéditos.
Etiquetado con el epígrafe HVCA-2592, la CIA clasificó un memorando que demuestra que en 1955 llegó a esta agencia un aviso de que el dictador no se habría suicidado en Berlín, sino que escapó de Europa y residió un tiempo en Colombia, al menos durante unos meses de 1954, antes de dar el salto a Argentina.
Fue un confidente de la CIA quien aseguró que aquel año el Fürher residió en la ciudad de Tunja, en la provincia de Boyacá, y que allí mantenía contactos con antiguos soldados nazis también establecidos en la zona, que lo idolatraban.
Estos informes secretos, ahora desclasificados, fueron firmados por el director de la oficina de la CIA en Caracas (Venezuela), David Brixnor, quien el 3 de octubre de 1955 envió copia a la central de Washington relatando cómo había llegado hasta su equipo el soplo sobre la presunta supervivencia del líder nazi. Aunque el director reconocía que no había sido posible la verificación, lo transmitía para que quedara constancia. En un memorando posterior, del 17 de octubre del 55, se deja claro que no se había dado traslado inmediatamente por la "aparente fantasía" del relato y porque no habían podido reunir pruebas.
EL CONFIDENTE, OTRO NAZI
Según se recoge en estos papeles, un agente de la CIA, con nombre clave Cimelody-3, “fue contactado el 29 de septiembre de 1955 por un amigo de confianza que sirvió bajo su mando en Europa y que actualmente residía en Maracaibo". Este amigo “declaró que durante la última parte de septiembre de 1955, Phillip Citroen, un ex soldado de las SS alemanas -que se encontraba en esta ciudad colombiana-, le dijo confidencialmente que Adolf Hitler todavía está vivo", reza el documento.
De acuerdo con este relato, Citroen desveló este dato porque ya “habían transcurrido diez años desde el final de la Segunda Guerra Mundial, (por lo que) los Aliados ya no podrían enjuiciar a Hitler como criminal de guerra”.
Según este confidente, el Führer había cambiado su apellido y se hacía llamar Adolf Schrittelmayor. No se menciona nada en estos archivos sobre la relación con Eva Braun o la vida que llevaba supuestamente en Tunja.
El documento incorpora además una fotografía que muestra al supuesto ex soldado de las SS (Citroen) y al presunto Hitler, que físicamente se conservaba prácticamente igual a como se le conocía, con el mismo peinado y bigote.
Este archivo, de tres páginas, no fue microfilmado hasta el 26 de julio de 1963, ocho años después de que se recopilara la información. Fue entonces incorporarlo al lote de JFK, aunque aparentemente no guardan una relación directa.
Entre otras confesiones, Citroen señala que el Führer dejó Colombia para marcharse a Argentina en enero de 1955.
LA CIA, ESCÉPTICA
Hay recalcar que los informes denotan el escepticismo de la CIA sobre la supuesta supervivencia de Hitler y que, a falta de que se pudieran desclasificar nuevos documentos, EEUU no llevó a cabo una corroboración.
Curiosamente, estas revelaciones oficiales coinciden con la línea de las investigaciones que llevan décadas tratando de tejer una teoría de fuga alternativa a la del suicidio. Es más, estas versiones no reconocidas ya habían situado al líder nazi en Tunja y Bogotá.
Uno de los mayores exponentes de estos relatos no oficiales es el periodista argentino Abel Basti, autor de numerosos trabajos como Tras los pasos de Hitler, que reconstruye el presunto viaje del Führer a Sudamérica.
En conversación con EL ESPAÑOL, este investigador afirma que estos archivos fueron desclasificados en 2014 y que él ya los recogió en un libro. "No sé por qué aparecen de nuevo o son presentados así, quizá sea una estrategia de marketing", apunta.
De hecho, el pasado mes de mayo, este periodista argentino, de promoción de su nuevo libro ‘Los secretos de Hitler’ (Planeta, 2016), aseguraba que disponía de un documento y una foto de la CIA que corroboraba que el líder nazi había pasado en Colombia. La descripción de la fotografía coincide con la que se acaba de desclasificar en EEUU, ya que en ambas el presunto dictador aparece con Phillipe Citroën, en 1954.
Este autor sostiene además que pudo confirmar con varios testigos la presencia de Hitler en Colombia y que está a la espera de que el Ministerio de Defensa colombiano desclasifique documentos sobre los supuestos viajes del dictador al país.
Su trabajo aporta incluso más datos sobre dónde permaneció el Fürher. Según sus investigaciones, se alojó en un hotel llamado Residencias Coloniales de Tunja, ciudad situada a 130 kilómetros de la capital, en la que existía una comunidad alemana muy importante que, supuestamente, incluso hacía el saludo nazi cuando pasaba el presunto Hitler.
Según Basti, el líder nazi recaló en Sudamérica en los años cincuenta después de llegar en un submarino, con 56 años y en buenas condiciones físicas y mentales, acompañado de Eva Braun. Este relato se sustenta en algunas evidencias periodísticas. Por ejemplo, el periodista argumenta que "en las conferencias de prensa, Stalin dijo públicamente que Hitler escapó en dirección a España o Argentina; esto está en los diarios, no es una información reservada”. Además, “Eisenhower, que fue jefe del Estado Mayor durante la ocupación en Berlín antes de presidente de los EEUU, dijo en 1953 que no tenían evidencias de que el dictador se suicidara en el búnker", agrega.
IBA A MISA Y VIAJABA EN MERCEDES
De su paso por Colombia, Basti también destaca que el Fürher vivió en Bogotá, en el barrio Teusaquillo, según testimonios de varios vecinos, que aseguraron verlo acudir a misa y desplazarse en un Mercedes Benz con chofer, del que se se bajaba a las puertas de su casa. También menciona que también se le vio en las termas de Paipa.
Por supuesto, muchos historiadores ponen este relato en cuarentena. El colombiano Javier Guerrero, profesor de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, en Tunja, experto en historia del siglo XX y autor de obras sobre el nazismo, se muestra muy escéptico sobre las teorías alternativas y sobre las nuevas revelaciones de la CIA.
“La derecha mundial ha tratado de alimentar el mito de que Hitler salió vivo del búnker. Estas nuevas informaciones pueden tener un trasfondo político, en un momento de renacimiento de la extrema derecha. Me preocupa la intencionalidad de este escándalo de su presencia en Colombia”, explica en una declaraciones a EL ESPAÑOL.
“Conozco el mito de este supuesto exilio que aparece en obras como ‘El jefe de la Gestapo’, de Gregory Douglas. Hay gente que ha hecho mucho dinero alrededor de esta historia, con una serie de documentos apócrifos que han mantenido ese relato vivo”.
A su juicio, faltan pruebas que permitan plantear una alternativa a la versión del suicidio. “Realmente son los archivos soviéticos los que podrían aclararlo. Incluso la foto de la CIA ya era conocida, por el periodista argentino Abel Basti”.
¿POR QUÉ NO SE QUEDÓ CON FRANCO?
Guerrero tiene serias dudas sobre la huida a Barcelona en 1945, con salida al año siguiente hacia la Patagonia en submarino. “Por qué entonces no se quedó en la España de Franco, donde hubiera encontrado protección, en lugar de irse a Sudamérica, que estaba llena de cazadores de criminales nazis. Y si estaba escapando, por qué en 1954, en esa foto de la CIA, tiene la misma apariencia que en 1945. Lo lógico sería no llevar el mismo aspecto ni bigote. Además, si está escondido en Colombia, por qué sólo se cambia el apellido y no el nombre. Y por qué iba a viajar en Mercedes a la vista de todos”, se pregunta este historiador, que no obstante admite la posible existencia de personajes como Citroen. “De hecho, la compañía del ferrocarril de la zona era de Bélgica, por lo que había muchos europeos que llegaban y que podían hacerse pasar por belgas”, expone.
A su juicio, faltan pruebas y se está exagerando el valor del documento de la CIA, “que no dice mucho, y que no se microfilmó hasta el año 1963, mucho después del 54”.
LAS DOS HIJAS Y SUS CENIZAS
Lo cierto es que periódicamente aparecen libros o teorías sobre la presencia de Hitler en Sudamérica. En 2011, Gerrard Williams y Simon Dunstan publicaban Lobo gris: el escape de Adolf Hitler, en el que sostenían, a partir de entrevistas a supuestos testigos oculares, que el dictador vivió 17 años en Argentina, donde tuvo dos hijas con Eva Braun.
“Hay muchas teorías y pocos indicios creíbles”, insiste Guerrero, que apunta a que esto se debe en parte a que la muerte de Hitler no pudo ser comprobada independientemente. No en vano, la versión oficial sostiene que tras el suicidio, sus leales incineraron su cuerpo y el de Braun, aunque no pudieron completar la cremación. Los soviéticos se hicieron con los restos, aunque no desvelaron dónde los depositaron, usando convenientemente la teoría de la fuga como arma propagandística durante la Guerra Fría.
No fue hasta 1970 cuando, supuestamente, los rusos terminaron de quemarlos y arrojarlos al río Biederitz. Ya con la disolución de la URSS se intentó apuntalar la versión oficial y atajar las alternativas, aunque ya era tarde. Hitler, o al menos su mito, llevaba 45 años viviendo en Sudamérica.