Sandra Capitán Capitán, de 26 años de edad y embarazada de tres meses; su hija Lucía Begines, de 6, y el novio de la joven, un ciudadano turco de 55 años con antecedentes por tráfico de drogas, desaparecidos los tres desde el 16 de septiembre de su domicilio en el barrio sevillano de Bellavista, podrían estar muertos y sus cuerpos enterrados en hormigón dentro de un pozo ciego de la casa del número 168 de la calle Azofairón, en el barrio de Cerro Blanco de la cercana localidad de Dos Hermanas. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía siguen excavando durante esta madrugada en ese lugar, al que han llegado tras interrogar a varios detenidos en los últimos días.
Aunque aún no se han encontrado restos de la familia desaparecida, los investigadores creen que los van a hallar dentro de esa masa de hormigón reciente arrojada en el pozo ciego de una vivienda deshabitada desde hace días, que han tenido que romper y picar con ayuda de maquinaria aportada por la Unidad Militar de Emergencias con base en Morón de la Frontera (Sevilla). Los trabajos, según ha explicado esta noche una portavoz policial a EL ESPAÑOL, comenzaron este sábado por la tarde dentro de esta vivienda, que permanecía deshabitada desde hace unos días. El domingo pasado se produjo un tiroteo en la calle Manzanilla, detrás justo de Azofairón, en el que un hombre resultó herido con siete impactos de bala.
La familia de Sandra Capitán y el padre de su hija Lucía denunciaron su desaparición después de que comprobar que se habían ido o se las habían llevado de casa abruptamente a la hora del almuerzo del sábado 16 de septiembre. Al entrar en el piso de alquiler donde vivían madre e hija con su nueva pareja turca, en el número 10 del conjunto Nueva Bellavista, los familiares se encontraron la comida a medio hacer en la cocina y detectaron que ella sólo se había llevado su bolso. Los dos coches de la pareja seguían aparcados en la calle. Los vecinos indicaron a este periódico que no escucharon ningún ruido.
El novio de ella también estaba desaparecido desde ese día, y la hipótesis principal era que la familia hubiera huido o se la hubieran llevado a la fuerza por un ajuste de cuentas relacionado con el narcotráfico. Al novio, con una detención por tráfico de drogas de 2001, entre otros antecedentes policiales, se le relacionaba con un clan de traficantes asentado en el Polígono Sur de Sevilla, el barrio donde vivía antes Sandra y donde la pareja se conoció. La Policía no ha informado hasta ahora de la identidad de este hombre, como tampoco quiso hacerlo la familia de la joven desaparecida cuando denunció su desaparición ante los periodistas.
La casa en el barrio de Cerro Blanco donde buscan a los tres desaparecidos y se teme que asesinados está a 11 kilómetros en coche (unos 14 minutos) del piso de donde desaparecieron en Bellavista, barriada periférica de Sevilla capital. El Cerro Blanco colinda con el barrio de Los Montecillos de Dos Hermanas, donde se producen frecuentes casos de delincuencia organizada.