Laura Soria (39 años) define su rutina diaria como la de una universitaria. A primera hora de la mañana, de lunes a viernes, esta madrileña deja a sus hijas mellizas de cinco años en el colegio y pone rumbo a la biblioteca o la academia. Allí, bolígrafos y subrayadores en mano, pasa la mañana estudiando -y memorizando- la pila de apuntes de la oposición de tramitación y gestión procesal que prepara desde diciembre. Las tardes las reserva para sus niñas, hasta que llega la hora de acostarlas. De nuevo, con la casa ya en silencio, la ingeniera industrial vuelve a enfundar los apuntes hasta que le dan las primeras horas de la madrugada. Y vuelta a empezar: “Es muy duro, pero necesito el puesto de trabajo como sea”.
Hace unos meses, a Soria se le presentó un “escenario particular” -tal y como lo define a EL ESPAÑOL. Una separación personal y profesional. En trámites de divorcio con su marido, con el que compartía la dirección de una empresa, explica cómo tuvo que decidir si quería enfocar su futuro en torno a la empresa privada o la pública. Tuvo pocas dudas. “El conciliar”, hizo desequilibrar por completo la balanza hacia la oportunidad de convertirse en funcionaria. Eso y la gran oferta de plazas: una oferta de empleo público histórica, según los planes del Gobierno. Más de 350.000 plazas en los próximos tres años, de las que el grueso de los puestos irá destinado a Sanidad (129.700), Educación (98.807) o Justicia (8.654).
Unos números que han hecho saltar las alarmas en todas las academias y centros de formación, donde han visto cómo una avalancha de futuros -o ya presentes- opositores se han acercado para ocupar uno de sus pupitres. Comienzan así “una carrera de fondo” para una -o varias- de los muchos tipos de oposiciones que se convocarán en los próximos meses a los tres niveles de las Administraciones Públicas (Estado, Comunidades Autónomas o entes locales).
En ADAMS estudia Soria después de años trabajando entre trámites legislativos relacionados con proyectos de ingeniería. Una experiencia que le hizo decidirse por preparar una oposición relacionada con el Derecho: Tramitación y Gestión Procesal. Confiesa a este diario que desde la barrera veía el reto algo “más sencilla”, pero que una vez sumergida en los apuntes, el nivel de dificultad crece. Sin fecha concreta aún para el examen que podrá decidir su futuro, reconoce que optó por la oposición porque “tristemente” es la única opción “real” que le permitiría conciliar su jornada laboral con el cuidado y educación de sus pequeñas. “No tengo otra opción”, parece justificarse. Pese a las largas jornadas -y aunque lleve relativamente poco tiempo preparando los exámenes-, nunca ha pensado en tirar la toalla y considera la constancia, la ilusión y la dedicación como tres características esenciales para triunfar en el proceso.
Esa parecida balanza entre lo público y lo privado es la que también ha llevado a Begoña Pérez a preparar unas oposiciones. Aunque sin cargas familiares de momento, esta joven de tan sólo 24 años estudio el doble grado de Trabajo Social y Educación Social en la Universidad Pablo de Olavide tras años trabajando como voluntaria en torno a colectivos desfavorecidos y marginales. Pese a que su sueño -una vez terminados los estudios de grado- era colaborar con entidades “de todo el mundo”, ahora -”aunque suene egoista”, dice- prefiere dedicarse a los demás a la par que puede formar una familia y tener a sus padres cerca. “A descartar la opción de irme, ver la precariedad laboral existente y no interesarme especialmente por ningún máster decidí dedicarme a las oposiciones, concretamente la de Trabajo Social de la Junta de Andalucía”, explica a este diario.
No obstante, se ha planteado las oposiciones “como algo a largo plazo”, por lo que está aceptando aquellos trabajos que le interesan para su formación. No dedicación completa, sino a tiempo parcial como en estos momentos que cubre una baja maternal de una fundación. La vida del opositor es muy dura”, avanza. “Las cualidades fundamentales de un buen opositor son la capacidad de organizarse, la fuerza de voluntad y la constancia. Aunque lo más importante es contar con gente que te apoye y esté contigo, ya que hay momentos en los que te hundes o te pierdes y necesitas gente que te levante”, analiza Pérez.
La firme voluntad de triunfar
Pero, ¿cuál es la cualidad principal que debe tener un opositor para lograr la ansiada plaza? El profesor Victoriano Gallego considera que “innata” desde luego que “ninguna”, “ningún atributo natural”, pero en cambio sí debe tener “una firme voluntad de triunfar”: “Esa es la diferencia y sólo esa”. Para su compañera de claustro, la formadora Lola Pérez, la preparación es un largo proceso “con etapas complicadas”. “La dificultad de llevar al día los temas explicados en clase, las cuestiones personales, la complejidad de ciertos temas y, en ocasiones, el desánimo ante la incertidumbre del resultado, provocan un desgaste psicológico importante”, añade Pérez.
Ante ese desgaste psicológico, los expertos consultados coinciden en que una buena motivación, una actitud positiva, el apoyo de la familia y el acompañamiento de los profesores son “excelentes aliados” para vencer las horas más bajas. No obstante, el también profesor de ADAMS Toni Sánchez matiza que un “exceso” de motivación es “peligroso” porque hay que contemplar la posibilidad del fracaso: “Los alumnos hipermotivados a veces pueden llegar a obsesionarse más de lo razonable”.
Una oposición es una carrera de fondo. Una maratón, no los 100 metros lisos. Sobre el asfalto, la constancia y la fuerza de voluntad son dos de los elementos que todo maratoniano de las oposiciones tiene que tener en mente. “Desde el momento en que decide preparar una oposición, esta persona planifica su estudio a corto y a largo plazo, se compromete a cumplir con lo programado, recupera las horas perdidas e incluso realiza sacrificios en su vida personal o social”, explican desde ADAMS.
Belén Orta atiende a EL ESPAÑOL entre su mañana de estudio en la biblioteca y el parón para almorzar. La prueba de fuego está a la vuelta de la esquina y sus días están rodeados de apuntes. Hasta hace unas semanas estudiaba 5 días y medio a la semana, ahora sólo descansa los domingos. Esta joven de 23 años terminó en 2015 el Grado de Psicología en la Universidad de Sevilla, su ciudad natal. Aunque durante su época universitaria no se planteó preparar una oposición, la falta de ofertas laborales en el ámbito que le interesa le llevó a los apuntes del Cuerpo Técnico Superior de Instituciones Penitenciarias.
Desde Marzo del pasado año, Orta resume su rutina como “muy triste”: “Me levanto, estudio, como, estudio, ceno y me acuesto”. Así de lunes a sábado. El domingo, de descanso. Alterna las horas de estudio con una sesión semanal con un docente que prepara a otras nueve compañeras en esta carrera de fondo. Esta convocatoria luchan por una de las 15 plazas convocadas para todo el territorio. Por ellas pelearán más de 500 aspirantes en cuatro fases de oposición divididas en prueba test, exámen oral ante un tribunal, prueba de idiomas y resolución de un caso práctico.
Los genios anárquicos no suelen triunfar
“Puede parecer poco científico, pero cuando veo a un alumno que asiste a todas las clases que lleva y que lleva la materia trabajada, ordenada, sin excesos de documentación; normalmente veo el perfil de opositor que aprueba”, analiza el docente Sánchez, quien asegura que “los genios anárquicos, aún brillantes, no son precisamente el perfil del opositor con éxito”. Pero, ¿es necesaria una buena base? En contra de la opinión generalizada, el claustro de ADAMS afirma que no siempre es así: “En muchos casos, hace tiempo que los alumnos no estudian, han perdido el hábito o sencillamente nunca lo han tenido y, sin embargo, la madurez y responsabilidad unida a la motivación por conseguir una mejora profesional o su reinserción en el ámbito laboral hace que puedan conseguir esa base”.
Continuando con el símil deportivo, Sánchez explica que “si tienes que prepararte y estás en forma, mejor porque si tienes sobrepeso tendrás que trabajar mucho más”. “No tener una buena base implica preparar también lo que se da por supuesto y que ni siquiera es objeto de examen”, aclara.
El opositor ante el temido tribunal
Una vez adquiridas las competencias para realizar un buen examen, toca defenderlas. El momento “más temido”. El opositor sólo frente al tribunal. “No hay que ir al examen a defenderse, esperando que sea fácil o difícil, que se tenga un buen día de suerte o no se tenga”, aconsejan desde ADAMS. Desde este centro de formación explican que se trata de “un combate de inteligencias”: el tribunal tiene el deber de seleccionar al mejor y el opositor tiene el deber de hacer todas las preguntas bien para ser seleccionado. “El examinado contesta correctamente no sólo porque sabe la respuesta, sino porque es capaz de analizar al tribunal a través de las preguntas: sabe dejar en blanco la pregunta conflictiva, elimina con antelación situaciones de estrés y no comete errores de procedimiento”, analizan. “El alumno tiene una estrategia y no se deja arrastrar por nada”.
“Yo le tengo pavor a la primera parte: al test. Entra mucho temario de Función Pública y contiene tecnicismos a los que yo no estaba acostumbrada”, explica a este diario esta sevillana, quien asegura no tener “miedo” al tribunal ni a al examen de Inglés ya que tiene acreditado un nivel superior al mínimo exigido para esta oposición. Eso sí, agradecería -dice- que la última fase de la convocatoria fuese después del verano para tener más tiempo con el que preparar el caso práctico.
“Por supuesto”, que también se ve delante del tribunal opositor Begoña Pérez: “Quiero pensar y creer que soy capaz”. “Durante toda mi vida he ido superando obstáculos, así que por qué no voy a hacer lo mismo con este: creo que mi sentimiento ante él no es miedo si no vergüenza de no saber responder, ya que en todas las ocasiones en las que me he enfrentado a pruebas he ido muy preparada”, asegura.
El decálogo para preparar una oposición
1. Tienes que estar convencido de que quieres opositar.
2. Habla con familiares y/o amigos que han opositado, escuchar sus experiencias.
3. Acude a un centro de preparación serio, infórmate.
4. Contrasta la información con la propia Administración.
5. Elige oposición y comienza el estudio con motivación. Esto es una carrera de fondo.
6. Planifícate: hay tiempo para el estudio, pero no olvides descansar y coger fuerzas.
7. Recuerda técnicas (subrayado, repasos, etc.) y elige lugares adecuados para el estudio.
8. Elige el sistema de preparación que mejor se adecúe a tus necesidades
9. Piensa que el que la sigue, la consigue. Lo normal no es aprobar a la primera, hay que insistir.
10. Ve a por todas. En ocasiones, preparando una oposición se pueden aprovechar los esfuerzos realizados, participar en varias oposiciones y aprobar varias de contenidos similares.