“Sólo de pensar que he podido beber mierda humana, siento un asco horroroso”, cuenta Neus. Ella es una de las 4,136 personas afectadas en Cataluña por un virus que contaminó un lote de garrafas de agua potable procedente de Andorra, provocando miles de casos de gastroenteritis. Neus bebió agua en su puesto de trabajo la mañana del viernes. Por la tarde estaba vomitando, con diarrea y 38,4 de fiebre. “Se me pasó al día siguiente y no fui al médico, pero cuando me he enterado de dónde salió el virus se me ha vuelto a revolver el estómago” concluye. La procedencia a la que se refiere son excrementos humanos.
“¿Cómo ha podido llegar la caca humana a ese manantial e infectar todo el agua?”, preguntó textualmente una periodista al ministro de Salud de Andorra en rueda de prensa. El miembro del gobierno no supo contestar: “No lo sabemos. La única certeza que tenemos es que el virus ha bajado a 150 metros de profundidad y ha contaminado todo el acuífero. Por eso lo hemos clausurado”, resumió Carles Álvarez.
El virus en cuestión es un norovirus y se encuentra en las heces humanas. Nadie sabe cómo, ha contaminado un manantial del que salió un lote de agua andorrana vendida a una distribuidora española. Es la primera vez en la historia que un norovirus se encuentra en agua embotellada, según han confirmado desde la Generalitat. Y ha causado verdaderos estragos: el balance es de 4.136 casos de gastroenteritis en Cataluña, 925 empresas afectadas, el cierre de un acuífero en Andorra y de la empresa que comercializa el agua. También ha obligado a que el ministro de Salud del Principado comparezca ante los medios de comunicación. El caso ha puesto en jaque a la industria hidrológica andorrana, una de las más potentes del país. “Este asunto nos acaba de rematar a nivel de destino de turismo, de bienestar y de salud”, lamentaban los políticos de la oposición del Principado.
Pero… ¿qué ha sucedido exactamente en la crisis de las aguas fecales?
Un virus que habita en los excrementos humanos infectó la semana pasada un manantial en Andorra. De allí salió una partida de garrafas de agua embotellada de marca Font d'Arinsal. El lote fue adquirido por Eden Spring, una distribuidora ubicada en España que las envió a 925 empresas de Barcelona y Tarragona. Dos días después, más de 4 mil trabajadores de dichas empresas se vieron afectados por un cuadro de gastroenteritis, con vómitos, diarrea y fiebres de hasta 39º. El patrón coincidente entre los afectados era siempre el mismo: habían bebido agua en sus respectivos puestos de trabajo.
EN UN GERIÁTRICO HUBIESE MATADO
Seis de esas personas afectadas necesitaron atención en centros hospitalarios, aunque todos los casos remitieron a las 48 horas y nadie permanece ingresado. “Si ese agua hubiese llegado a un geriátrico, tal vez se hubiese producido alguna muerte”, aseguraba Albert Bosch, catedrático de Microbiología de la Universidad de Barcelona, tras haber estudiado varias muestras de agua.
“Es la primera vez en el mundo que se encuentra norovirus (agente causante de la enfermedad) en agua embotellada”, cuenta Joan Guix, secretario de Salud de la Generalitat de Catalunya. Nadie sabe cómo ha llegado un virus que habita en las heces humanas a un manantial situado a 150 metros de profundidad. Lo que sí han confirmado desde el gobierno andorrano es que la contaminación tuvo lugar en el acuífero. En el propio manantial, que es uno de los más productivos del país. Los estudios descartaron que la contaminación hubiese tenido lugar durante el trayecto o en la planta distribuidora: “Se han analizado varias muestras y los resultados son inequívocos: el virus procede del acuífero. Creemos que las heces no llegaron a tocar el agua, pero de algún modo el virus resistió y ha contaminado el manantial entero”, reconocía el ministro.
Dilucidadas las responsabilidades, el gobierno andorrano anunció el cierre indefinido del acuífero y de la empresa Font d'Arinsal, embotelladora del agua. Cuestionado el ministro acerca de los controles sanitarios que pasa el agua de Andorra, Carles Álvarez se defendió asegurando que “se somete a cinco controles bacteriológicos obligatorios y en todos dio negativo”. El problema es que lo que ha contaminado el agua no es una bacteria, sino un virus y “los virus no se analizan”, según contaron desde el gobierno.
GOLPE A LA INDUSTRIA
El caso ha puesto en entredicho la fiabilidad de la industria hidrológica andorrana, una de las más importantes del país. Font d'Arinsal (cuyo lema comercial es “Cuanto más alta, más pura”), propiedad de Aigües del Pirineu, es la empresa más potente del sector y la única que exporta a Francia y España. Situada en la parroquia de La Massana, en la década pasada ya protagonizó otro episodio de daños por consumo de agua contaminada. En 2003, la empresa que entonces gestionaba el manantial fue condenada a pagar una indemnización a un hombre que sufrió lesiones esofágicas tras beber de un botellín de esa marca. Los análisis periciales detectaron la presencia de restos de sosa cáustica en el agua.
En 2011 quebró y cambió de propietario en 2013. Empezó a exportar en 2014. Se había convertido en la gran esperanza de la industria embotelladora de agua del país. Sus nuevos dueños invirtieron dos millones de euros que esperaban empezar a recuperar en 2015. Pero la crisis de las aguas fecales ha asestado un duro revés del que difícilmente podrá recuperarse. El propio ministro de Salud aseguraba en rueda de prensa que “si el acuífero está clausurado, la empresa no podrá trabajar y tendrá que cerrar”, sin entrar en el destino que le depara a los ocho trabajadores de la planta.
EL AGUA COMO FUENTE... DE INGRESOS
No sólo el agua de consumo es un bastión de la economía del Principado. Andorra es un país rico en manantiales de agua subterránea y uno de sus principales atractivos turísticos es el balneario de Caldea, situado en Escaldes Engordany. Este invierno, 173,395 visitantes han pasado por sus instalaciones, lo que ha supuesto un incremento del 21 por ciento respecto al año pasado. La reputación del agua andorrana, reclamo turístico esencial del país (junto a las estaciones de esquí) se ve afectada por esta crisis inesperada.
Y mientras en Andorra se siguen preguntando cómo las heces pudieron llegar a un manantial de agua potable, en Cataluña se van recuperando de los estragos causados por el norovirus. 4,136 personas consumieron agua contaminada y sufrieron gastroenteritis. El lote afectado estaba compuesto en exclusiva por garrafas de 18,9 litros. Es decir, el formato que compran las empresas para abastecer a los trabajadores. Por tanto, la práctica totalidad de los afectados bebieron el agua en sus respectivos puestos de trabajo. Empresas como Nespresso, Radio Barcelona, Deloitte, Reckitt Benckiser o Schibstedt fueron algunas de las firmas que sufrieron los efectos del norovirus.
"PARECÍA QUE ME IBA A DESHIDRATAR"
Neus (nombre ficticio) trabaja en Nespresso Sant Cugat y cuenta su experiencia sin querer identificarse ni que la fotografíen: “Ni nos lo permite la empresa, ni me apetece que mi cara salga en los medios por haber tenido diarrea explosiva”, se disculpa. Sin embargo, cuenta que “fuimos muchos los afectados, tal vez 50 o 60, aunque en una empresa con tantos trabajadores no se haya notado tanto como habría sucedido en una firma con poca gente”. Neus recuerda que “los síntomas empezaron por la tarde, vomité varias veces y noté fiebre”.
No fue hasta la noche cuando se enteró, por conversaciones de Whatsapp, que varios compañeros de su sección se encontraban en la misma situación que ella. “Pasé la noche yendo al lavabo con una diarrea terrible y bebiendo agua con suero porque parecía que me iba a deshidratar”. La intensidad de la gastroenteritis disminuyó al día siguiente y remitió el domingo. En el médico de Urgencias le diagnosticaron gastroenteritis, le recetaron medicamentos y para cortar las evacuaciones, pero no fue hospitalizada “porque no bebí mucha agua”, interpreta.
CAMBIO DE DISTRIBUIDOR
Tras descubrir el origen de la gastroenteritis, han sido varias las empresas que han decidido cambiar de distribuidor de agua, aunque la empresa Eden Spring (encargada de comprar el agua andorrana y distribuirla en España) ha colgado varios comunicados en su web demostrando que ellos habían realizado todos los controles pertinentes y que el agua llega a sus instalaciones precintada, tratando de exonerarse así de cualquier responsabilidad.
Ahora, muchos de los afectados han acudido al Colectivo Ronda (gabinete de abogados) para pedir las responsabilidades pertinentes. Solicitan una indemnización de 150 euros por persona y día de baja. Sin embargo, el recorrido de esta demanda es largo y no tiene visos de que vaya a solucionarse en breve.
Por su parte, el acuífero ya está clausurado y la empresa embotelladora ya no registra actividad laboral. En Andorra asumen que se trata de un hecho puntual, pero en el ambiente permanece la duda: ¿Cómo llegaron las heces humanas a un manantial de 150 metros de profundidad?
Aunque se trata de un hecho aislado y muchas de las empresas afectadas ya han cambiado de distribuidor, algunos de los trabajadores afectados siguen sin fiarse de beber de las garrafas de agua ubicadas en su puesto de trabajo: “No me la juego. A partir de ahora me llevo mi propia botella de agua de casa porque cada vez que recuerdo que he bebido mierda humana...” concluye Neus, con expresión de asco.