La palabra exoesqueleto parece remitir a la ciencia ficción pero nada más lejos de la realidad. Los exoesqueletos existen y ya llevan años utilizándose en la rehabilitación de pacientes con patologías neurológicas. En Galicia, la clínica Sinapse de A Coruña es un centro pionero en el trabajo con estos robots de forma terapéutica y ahora va a poner en marcha un estudio mediante el que será posible probarlos de forma gratuita.
Hace ocho años Carmen sufrió un ictus por el que pasó siete meses en la UCI y que la dejó en silla de ruedas. En el hospital le recomendaron que acudiera a la clínica coruñesa, un centro dirigido por Carlos Rodríguez, doctor en fisioterapia que lleva más de 10 años empleando tecnología robótica para tratar patologías neurológicas.
La clínica incorporó un exoesqueleto robótico a su arsenal terapéutico en 2015, y se convirtió en el primer centro privado a nivel nacional en contar con un dispositivo de estas características. El exoesqueleto permite realizar una rehabilitación más específica y se emplea en pacientes que sufren cualquier patología neurológica que curse con alteraciones de la marcha, como lesiones medulares, ictus, traumatismo craneoencefálico, esclerosis múltiple, síndromes cerebelosos, Parkinson o ataxias.
El robot permite que personas que no pueden caminar se puedan poner en posición erguida y que quienes caminan con dificultad, puedan hacerlo con la técnica correcta y dar paseos más largos, lo que tiene un impacto positivo en su recuperación. "El alto número de repeticiones de los pasos activos favorece la neuroplasticidad y ayuda a conseguir un resultado terapéutico significativamente mejor", detalla Rodríguez.
Carmen es una de esas pacientes que camina con dificultad después de sufrir el ictus y que se está beneficiando del trabajo con el robot. Su marido, que la acompaña a estas sesiones, asegura que ese episodio "nos cambió la vida". Y es que Carmen era una mujer activa que "tenía todo bien, no fumaba, incluso iba tres veces por semana a clases de espalda sana" cuando este episodio la dejó en sillas de ruedas.
Aprender a caminar de nuevo
Después de aquello, tuvo que aprender de nuevo a caminar y a mover su cuerpo. "Parece increíble, no eres capaz de hacer cosas que antes te eran fáciles", rememora, y cuando empezó a probar el exoesqueleto "salía eufórica" de las sesiones, "era como si volara".
Después de ocho años acudiendo religiosamente a rehabilitación asegura que "es lo mejor que me ha pasado después del ictus". Ahora, gracias al trabajo realizado es capaz de caminar por sí sola y se siente más segura estando de pie o haciendo tareas en su día a día. "El otro día la pillé cocinando sola en casa", cuenta su marido visiblemente contento. "Ahora me gusta experimentar de todo" corrobora Carmen, que asegura que "he ido perdiendo el miedo".
Sin embargo, Carmen no podría realizar todo ese trabajo sin la labor y la asistencia que realiza otro de los profesionales de la clínica, el fisioterapeuta Jorge Ares. El profesional se mimetiza con ella y maneja el robot desde atrás a través de una pantalla con la que puede calibrar el recorrido de los pasos o la ayuda que le presta el robot a Carmen para caminar. También la ayuda a subir y bajar del dispositivo, así como a levantarse y a sentarse.
"Es una herramienta más, al exoesqueleto le pongo una resistencia y el paciente va a andando con esa resistencia, si se cansa puedo hacer que su paso sea más largo o más corto, que suba más o menos la pierna. Si se cansan mucho intento que el paso sea más lento, y si tienen más fuerza le pongo más resistencia", detalla Ares.
El trabajo con exoesqueleto es, no obstante, solo una parte de la rehabilitación que realiza en la clínica, que se complementa con otros ejercicios de movilidad adaptados a su condición.
"El robot les permite caminar sin riesgo"
"Casi todo el mundo piensa que los problemas que limitan a esta personas tienen que ver con el cerebro y la médula y es verdad que el problema principal está ahí, pero también se produce un cambio biológico en la persona, sus estructuras cambian, se adaptan peor al movimiento… nosotros tenemos una forma de trabajar enfocada a que las personas puedan adaptarse mejor al mundo", explica el fisioterapeuta y director de Sinapse.
En ese sentido, Rodríguez explica que el verdadero problema que tienen estas personas para poder caminar son esas alteraciones en sus estructuras, por ejemplo, "que su tobillo no tenga suficiente recorrido". En esos casos el robot es perfecto porque "te ofrece muchas posibilidades y permite que des muchos más pasos en una misma sesión y ayuda a que el paciente se adapte más fácilmente".
Entre sus pacientes se encuentran personas como Carmen, que pueden caminar, pero con dificultad, para los que el uso del robot les aporta un extra de seguridad. "Tienen miedo de salir a la calle, y el robot les permite caminar sin riesgo, y se sienten más libres y sueltos", relata.
También hay pacientes que no pueden caminar y llevan mucho tiempo sin ponerse de pie, y en este caso, el cambio aún es más espectacular cuando se suben al exoesqueleto y se ven erguidos. "Hay gente que dice que me imaginaba más alto, porque cuando estás sentado no valoras la altura de las personas", cuenta Rodríguez, que detalla que el trabajo con el robot también les ayuda "a mejorar sus espasmos".
Ahora, la clínica está preparando un estudio para valorar todos los beneficios del exoesqueleto en el proceso de rehabilitación y dará la posibilidad a un grupo de pacientes de probarlo de forma gratuita durante varias sesiones. El estudio estará dirigido a mayores de 18 años y las condiciones y forma de aplicar para participar las dará a conocer la clínica próximamente.