Este jueves se celebra el Día Internacional del Trastorno por Déficit de Atención con/sin Hiperactividad (TDAH), un trastorno de neurodesarrollo que se manifiesta desde la infancia pero cuyos síntomas pueden persistir también en la edad adulta. No obstante, hay "un infradiagnóstico del TDAH en adultos", siendo las mujeres las que más tiempo tardan en ser diagnosticadas o siendo tratadas erróneamente para la ansiedad o la depresión, apunta Ana Gómez, neuropsicóloga de la Fundación INGADA y coordinadora de los grupos de adultos.

El TDAH "tiene un origen neurobiológico, debiéndose en un 70-80% a factores genéticos y en un 20% a ambientales, destaca Gómez. Habitualmente este trastorno se asocia en el imaginario colectivo a "el típico niño movido o inquieto", como si se tratase de un trastorno exclusivo de la etapa infantil, pero la experta asegura que esa idea está alejada de la realidad y un amplio porcentaje de adultos seguirá experimentando síntomas, entre ellos: dificultades atencionales, hiperactividad e impulsividad.

En cuanto a las dificultades atencionales, la neuropsicóloga explica que "son esos despistes, el olvidar con frecuencia cosas necesarias como las llaves o la cartera, problemas para gestionar el tiempo -suelen llegar tarde, olvidan citas importantes…-, y les cuesta organizar las tareas o incluso empezarlas o acabarlas, además de tener dificultad para mantenerse concentrados".

Por otro lado, la hiperactividad se traduce en "una sensación de inquietud interna, no pueden realizar tranquilamente una actividad y necesitan tener algo en las manos, mover piernas", además "tienden a sobrecargarse de tareas por esa necesidad de estar haciendo siempre algo".

Por ultimo, la impulsividad, tiene que ver con "decir las cosas sin pensar en las consecuencias, interrumpir conversaciones", así como "tener dificultades para hacer colas o tolerar la frustración…", añade.

Diferencias con los niños

Los síntomas son similares en niños y adultos, aunque Gómez matiza que sí hay variaciones en la forma en que se manifiestan en cada edad. Por ejemplo, relata que en los adultos "disminuye la hiperactividad, que es como una sensación de inquietud interna o toma forma de pensamientos que se agolpan en la cabeza y van a toda velocidad", y destacan más "las dificultades para concentrarse, organizarse y gestionar el tiempo, así como los problemas para regular adecuadamente sus emociones".

En la edad adulta, por tanto, adquieren más notoriedad "las dificultades en la función ejecutiva", es decir "en la capacidad de poder establecer metas a medio y largo plazo, teniendo el control emocional y conductual necesario para ello", detalla.

Así, en adultos "los síntomas atencionales y la dificultad a la hora de regular las emociones son los que más les interfieren en su día a día. De hecho, los estudios señalan que la desregulación emocional debería ser considerada como un síntoma nuclear del TDAH en esta etapa".

Esta alteración estaría mediada "por una alteración en el córtex prefrontal (que es la parte más anterior del cerebro) y que es el encargado de las funciones ejecutivas". Además se producen "alteraciones en los circuitos implicados en la motivación", lo que explica que "les cueste mantener la atención en tareas o actividades cuya gratificación no es inmediata", añade.

Por último, especifica que los síntomas pueden tener diferentes niveles de gravedad en función del impacto que tengan en el día a día de la persona y en su entorno (especialmente el laboral y familiar).

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Las mujeres tardan más en ser diagnosticadas

La neuropsicóloga explica que el TDAH se da por igual entre ambos sexos en la edad adulta, sin embargo, destaca que las mujeres "suelen pasar más desapercibidas" porque muestran menos problemas de conducta, lo que retrasa el diagnóstico.

Ello provoca que estas mujeres lleguen habitualmente a la edad adulta "tratadas por otros trastornos como ansiedad y depresión que enmascaran al TDAH". Incluso ocurre que "muchas de ellas llegan al diagnóstico tras haber sido diagnosticado alguno de sus hijos", apunta.

Además, "la manifestación de los síntomas en las mujeres también puede fluctuar por cuestiones hormonales y está condicionada por factores sociales y culturales".

Este retraso en el diagnóstico acaba derivando en "problemas de autoestima al sentir que no son capaces de cumplir con las exigencias que la sociedad les va imponiendo", algo que "las convierte en personas especialmente vulnerables", lamenta Gómez.

¿Cómo se diagnostica el TDAH?

Respecto a cómo se diagnostica este trastorno, Gómez detalla que el diagnóstico del TDAH es clínico y se basa "en el cumplimiento de una serie de criterios que están recogidos en el DSM-V (Manual Diagnóstico y Estadístico de la Academia Americana de Psiquiatría) y en la CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS)". Y subraya que "debe ser realizado por un especialista en el ámbito clínico".

El estudio se se realiza "a partir de una buena historia clínica en la que se recojan los antecedentes familiares y personales", posteriormente se desarrolla "una exploración psicopatológica para poder ver si existen comorbilidades (otros trastornos que se dan a la vez)" y poder así hacer "un buen diagnóstico diferencial que permita individualizar el tratamiento"

Por último, la experta alerta de que "el TDAH tiene una elevada morbilidad asociada", por lo que reducir los tiempos es imprescindible "para evitar un mal pronóstico, y la aparición de patología comórbida".