Casi todo el mundo conoce a alguien que dice tener bruxismo, es ese conocido aquejado de chasquidos o dolores en la mandíbula, o que usa una "férula" para dormir. El bruxismo se conoce popularmente como el hábito de "apretar la mandíbula", si bien se trata de un cuadro complejo y sus orígenes no están del todo claros, aunque parece que los factores emocionales, como el estrés, pueden potenciarlo. Por ello, los síntomas asociados al bruxismo son tratados habitualmente de forma multidisciplinar por dentistas, cirujanos maxilofaciales, psicólogos, logopedas y también por fisioterapeutas.
La prevalencia del bruxismo en la población general es del 12%, según destaca la Sociedad Española de Disfunción Craneomandibular y Dolor Orofacial, que define el bruxismo como un "hábito parafuncional inconsciente", que se caracteriza por "contracciones rítmicas y periódicas de la musculatura masticatoria, así como por el apretamiento y/o frotamiento de los dientes".
Asimismo el bruxismo puede darse durante el día, el llamado "bruxismo de vigilia", el cual "podría afectar a entre un 22% y un 31% de la población general y a un 9% de la población pediátrica", con mayor predominio entre mujeres; y el "bruxismo del sueño", sin diferencia por sexos y que afectaría a un 8% de la población general adulta. Sin embargo, apunta la Sociedad, "en adultos jóvenes (18-30 años) la prevalencia aumentaría hasta el 13% y en niños menores de 11 años podría llegar al 20%".
Dada la complejidad que presenta el bruxismo, su tratamiento requiere a menudo del trabajo de distintos profesionales, entre los que se encuentran los fisioterapeutas. Entre los síntomas más comunes asociados al bruxismo se incluyen cefaleas, dolor y chasquidos en la articulación temporomandibular (ATM), dolor en las mejillas y en el cuello, o picor de oídos.
Javier Rico, fisioterapeuta especialista dolor craneofacial de la clínica Maraxe Fisioterapia en A Coruña, explica que la fisioterapia puede ayudar a pacientes con bruxismo tratando el dolor y enseñando pautas diarias que mejoren su sintomatología.
Pregunta.: ¿Cómo definirías el bruxismo?
Respuesta: La definición está un poco en el aire todavía y están investigando un montón para llegar a conclusiones. Ahora mismo se dice que es un aumento de actividad en los músculos masticatorios. Luego se puede ver si sucede más de día o de noche… No obstante, el bruxismo produce síntomas a nivel craneofacial, pero no por tener ese dolor tienes por qué tener bruxismo. Hay gente que tiene bruxismo y no va a saberlo en su vida, porque nunca le va a generar un dolor que tengamos que ver nosotros en consulta. En cambio, hay gente que viene pensando que tiene bruxismo y resulta que no, porque a lo mejor es otra cosa lo que nos lleva a esa molestia. Hay que valorar cada caso.
P.: Parece que cada vez es más habitual escuchar a alguien decir que tiene bruxismo, ¿ha habido un incremento de casos?
R.: Yo creo que lo que ocurre es que la gente se cuida más. Se están dejando de normalizar los dolores y se va más el dentista, al maxilofacial o al fisioterapeuta, que también tenemos las herramientas para para decir: "Oye, aquí hay algo que no va bien, fíjate en esto, o en aquello". Y también se queja más la gente que ya sabe lo que es, que se da cuenta de que está "apretando". Además el estrés es un factor muy importante, y se ha disparado en estos años.
P.: ¿Cómo detectáis desde la fisioterapia los casos de bruxismo? ¿Qué encontráis en consulta?
R.: Nosotros partimos del dolor orofacial, que es el dolor en la cara y cabeza, incluso cuello. Luego otros profesionales se fijan más otras cosas, como el desgaste dental, que es lo más clásico… o los logopedas en temas de deglución. Nosotros nos fijamos sobre todo en los tipos de dolor que aparecen, y valoramos los músculos que están implicados. Y eso nos da la pista de si puede haber un tema de bruxismo detrás.
En ese sentido, normalmente vemos gente con dolores irradiados, que son dolores provocados por temas musculares. Estas personas pueden notar que se les cansa más la mandíbula al comer, que tienen dolor en las mejillas, en las sienes, a veces aparece algún ruido en la articulación, picores de oído, o sensaciones raras en la zona del oído, pero eso ya es más derivado de la tensión muscular. O sea, el bruxismo lleva a unas características en el músculo que llevan al dolor y ahí ya entramos nosotros. Pero aunque nosotros tratemos el dolor, a menudo el bruxismo se tiene que llevar entre varios profesionales.
P.: Ya has mencionado dentistas, cirujanos maxilofaciales y logopedas, ¿qué otras disciplinas tratan el bruxismo? ¿Qué especialistas suelen derivaros más pacientes?
R.: Normalmente la gente va primero al dentista, a mí me suelen llegar pacientes derivados del dentista o maxilofacial. Yo también derivo a logopedas e incluso psicólogos, porque no están claras las razones que originan el bruxismo, pero todo apunta a que tiene un origen psicosocial. Entonces para tratarlo unes a dentistas, fisios, maxilofaciales, logopedas, psicólogos e incluso psiquiatras si no queda otro remedio. Muchas veces el desencadenante que vemos en consulta son aumentos de tensión en la vida en general o aumentos de ritmo, cambios en el sueño… es lo más común, aunque haya otros muchos motivos. Por ello siempre es un tema que es interesante llevar entre muchos profesionales para que el resultado sea mejor.
P.: ¿Qué se puede esperar de una consulta de fisioterapia para tratar este tipo de dolor? ¿Cómo transcurre la sesión?
R.: Pues lo primero que hacemos es hablar con el paciente para ver cómo funciona y entender un poco de dónde nos viene para ser más eficaces en el tratamiento. Después realizamos una valoración para ver si todo está bien a nivel articular, y luego ya pasamos a la terapia manual, para "poner" las estructuras cómo deberían. Además una parte muy importante es la educación, ya que intentamos que en la vida diaria el paciente sea consciente de dónde puede venir esa molestia y cómo controlarla. La efectividad del tratamiento depende de los pacientes, nosotros quitamos síntomas, pero al final el que consigue que ese efecto dure en el tiempo es el paciente siguiendo los ejercicios y las pautas que se le mandan.
P.: Muchas veces se piensa que los fisioterapeutas dais "masajes", pero tú hablas de ejercicios, pautas…
R.: El porcentaje de trabajo nuestro a la hora de que los efectos del tratamiento perduren es bastante bajo. Nosotros siempre ponemos pautas, tanto mi compañera, que está especializada en suelo pélvico, como yo, tenemos muy claro que eso es lo más importante. Al final, nosotros estamos con el paciente un tiempo limitado, pero desde ese momento hasta la siguiente sesión el tratamiento sigue (o no) por medio del paciente. Se le pautan ejercicios para su vida diaria, mejoras en la higiene postural… y se le dan ayudas para que la próxima vez que venga sea consciente de si ha fallado algo o se ha hecho algo mal, o si está un poco mejor o está peor.
También detectamos que con el tiempo nuestros pacientes han ido cambiando: antes acudían por cuestiones más generales y ahora llegan por temas más específicos. La fisioterapia se asocia habitualmente a algo más "general": a una espalda, una rodilla… y hay articulaciones, hay zonas, o patologías, en las que también podemos echar una mano. Creo que ahora la gente se plantea más acudir a un fisioterapeuta especializado en algo concreto.
P.: ¿Observáis mejoras en los síntomas después del tratamiento?
R.: Generalmente sí, hay casos más complejos, que es cuando tienes que tirar más de otros profesionales, buscar otras salidas… pero el balance es positivo en general. Si vemos que algo no funciona intentamos siempre buscar las alternativas rápido, porque también entendemos que que venir al fisio es costoso. Tampoco es una cosa que a todo el mundo le guste, aunque no duela, aunque no moleste, ir a una consulta es agradable hasta cierto punto. Por eso intentamos hacer todo lo posible para sacar al paciente adelante, ya sea con nuestro trabajo o colaborando con otros profesionales. Al final eso es lo importante.