Cuando las cosas se hacen con pasión se nota. Los ojos y las palabras de quienes trabajan desde una pulsión natural se encienden al instante, sin necesidad de gestos impostados. Es lo que sucede al hablar con los creadores de Chalana Club, que definen su proyecto como "una fiesta de música urbana con imaginario náutico". Pero Chalana es mucho más.
Al timón de Chalana se encuentran Paco Quintas, Alexandre Sánchez y Andrés Grobas, también conocidos como Dosceworks, Sebastian Black y Judah GT, respectivamente.
Todo comenzó cuando a Andrés Grobas (Judah) le encomendaron la misión de organizar una fiesta en la mítica discoteca coruñesa Playa Club capaz de revivir una franja horaria que no acababa de funcionar. No era algo para hacer en solitario. Llamó a filas a Paco Quintas, que tenía experiencia en la organización de eventos del estilo en famosas salas de Barcelona (lugar donde reside) e Ibiza. Corría el año 2016.
Xandre Sánchez se unió a la tripulación de Chalana hace un año y medio, cuando la pandemia llegó a nuestras vidas y aceleró la metamorfosis de tantas cosas. Pero antes de ese momento, hay que remontarse a los inicios de la fiesta que ha "incendiado" el Playa durante años.
Inicios
En 2016, los promotores de este proyecto no encontraban nada similar en Galicia, o al menos no al mismo nivel de profesionalidad. Según Sánchez, era de "brutal necesidad" para la escena de música hip hop gallega que existiera un lugar como Chalana.
El DJ y productor describe el nacimiento del club como "una esperanza", al ver que en uno de los mejores locales de A Coruña se estaba haciendo una fiesta así. "Creo que la existencia de Chalana en Galicia es vital. Sobre todo ahora que lo veo desde dentro, me doy cuenta de que que este proyecto haya salido, y todos los años que Judah y Paco llevan trabajando, hacen que Chalana esté en el radar de España y que la gente vea lo que está pasando aquí", declara.
Atraer al público es difícil, pero Paco Quintas cuenta que el mundo del hip hop es "muy de nicho". La clave para el artista ha sido "tener unas redes sociales potentes" (en las que diseña el contenido con mimo), "con un montón de posts divertidos e inclusivos para que la gente participe". Y, además, es importante su línea de programación. Los creadores de Chalana subrayan que al club acude gente de las 4 provincias gallegas y otras partes de la península, como Asturias o Portugal.
El mar para coger impulso
Toda la estética de Chalana, empezando por su nombre, está inspirada en el mar, el mundo náutico. Paco Quintas explica: "Creo que la actitud marinera tiene que ver con ese tema, que al final es una movida de supervivencia, lo urbano, el asfalto, el mar. Sobre todo ese instinto de querer ganarse la vida todo el rato".
Las propias vivencias de cada uno dan sentido a este imaginario marinero. Xandre Sánchez (Sebastian Black) es patrón de barco y ha trabajado muchos años en la pesca de cerco. Así, él mismo cuenta que Chalana "es una fiesta que no tendría sentido en otro lugar de España". Galicia conoce bien esa tradición de mar, se identifica con ese espíritu, por eso los creadores de este colectivo creen que el vínculo del público con ellos es tan "fuerte", al igual que tan "legítimo".
Esta identidad marítima ha impulsado la relación con su patrocinador principal, la marca de ropa estadounidense Náutica. La empresa anunció una colaboración con el rapero Lil Yachty (traducido literalmente, sería "pequeño yate"). Chalana significa lo mismo. Quintas y compañía no dudaron en ponerse en contacto con la marca para comentarles su proyecto: "Lil Yachty, Náutica, Chalana…creo que no hay más que hablar".
Desde entonces reciben el patrocinio de la compañía, que ha vestido a famosos de la talla de C. Tangana o Nathy Peluso. Otra empresa que apoya económicamente a Chalana Club es Jägermeister, y han colaborado en diferentes ocasiones con Calvo o Patatas Bonilla.
Apoyo (a lo) local
En las fiestas de Chalana Club no hay reservados ni zonas VIP. Todo el mundo es igual. Xandre Sánchez explica que la comunidad Chalana no tiene que ver solo con el público, "es una comunidad de artistas de Galicia".
Pretenden que el club sea un espacio que "genere oportunidades" y reunir a todas esas personas que se dedican al mundo de la música. El productor, alias Sebastian Black, cree que "es importante que la gente se conozca y se relacione a través de esto". Paco Quintas coincide con su compañero e incide en que Chalana "es una especie de plataforma que ayuda a que se genere una escena", de forma que la fiesta es "un punto de encuentro".
Esa mentalidad se traslada a sus line-ups, donde buscan el equilibrio entre traer artistas de fuera e incluir "presencia autóctona". Todo es una cuestión de apoyo mutuo y motivación. Ver a nombres locales cada mes en el cartel pone en valor el talento de Galicia y la propia popularidad del club. Abre las puertas a que cualquiera con amor por la música "urbana" descubra que puede intentar dedicarse a ello en su tierra, sin trasladarse a las grandes capitales.
Confinamiento en la cresta de la ola
La última fiesta de Chalana antes del estado de alarma congregó a cerca de 1000 personas. Cientos de personas se quedaron a las puertas de la discoteca, formando una gran cola que rodeaba el paseo. Se podría decir que el club estaba viviendo su mejor momento tras un crecimiento exponencial sin pausa. Y de repente, el país se paró.
"El hambre agudiza el ingenio", sostiene Paco Quintas. "Es duro que cuando estás en tu mejor momento pase algo así de repente", explica Xandre. La cuarentena supuso su entrada en Chalana, algo que se barajaba desde hacía tiempo.
En cierto modo, el confinamiento fue el catalizador de todas las cosas que llevaban tiempo en la retaguardia. "No hacer nada y echarse a llorar habría sido más fácil, a pesar de que lo pasaríamos peor", declara Xandre. Ni se plantearon eso de "hay que esperar a que esto se pase"; en cuanto entendieron que el coronavirus sería algo para largo y que la vuelta al Playa Club se demoraría tal vez demasiado, los chicos de Chalana pusieron en marcha una serie de proyectos con el objetivo de decirle a la gente "os echamos de menos, queremos seguir siendo una comunidad, seámoslo por Internet".
En esos meses de encierro hicieron de todo: sesiones DJ vía streaming, actividades de baile en directo, un programa de cocina, un horóscopo. Sintieron más que nunca el apoyo de la gente y tuvieron tiempo de pensar cuáles iban a ser los siguientes pasos de Chalana Club, una fiesta que no moría a pesar del coronavirus.
Marcar el rumbo
Han aguantado la tempestad y ahora navegan hacia nuevos horizontes. Quintas, Sánchez y Grobas están de repletos de ideas. Por ejemplo, organizar un evento en el acuario de A Coruña o hacer una fiesta en un barco. O participar en la procesión de la Virgen del Carmen, si nos ponemos a soñar alto y entre risas. Y el proyecto que más ilusiona sobre todo a Sebastian Black (Xandre) es establecer Chalana como sello discográfico.
El productor gallego cree que "aquí hay mogollón de gente con talento, pero falta estructura". Siguiendo ese ánimo de aunar a los creativos de la comunidad, Chalana quiere poner a disposición de todos ellos los medios para profesionalizarse en la música. Como declara Quintas, "si la escena sube, subimos nosotros. Al final estamos todos en el mismo barco".
Mientras se cocinan todos esos planes, Chalana Club mueve su espíritu por diferentes partes de Galicia con su pareja de DJs residentes, Confraría Chalana, y se ha asociado con el Náutico de San Vicente (O Grove) para el festival MORSE. Fieles a su estética y con pinceladas de la identidad del Náutico (como la oferta de conciertos "sorpresa"), han triunfado en las citas de julio y tienen las entradas prácticamente agotadas para el 10 y el 29 de agosto. Queda claro que hay Chalana para rato.