El 18 de enero de este año, Ángel Couto y Adelfa Ramírez volvían tras pasar unos días de vacaciones en México. En esa misma fecha, 20 años atrás, Adelfa emprendía un viaje por amor que acabaría propiciando la creación de un local emblemático de la cocina mexicana en A Coruña: Los Farolitos.
Esta historia de "amor a la mexicana" empieza hace dos décadas, cuando Ángel y Adelfa se conocían en el chat IRC Hispano. Ángel, que nunca había salido de España, cogió la maleta y se lanzó a la aventura. Viajó a México y más concretamente a Veracruz, donde pudo conocer en persona a aquella chica: "Me saqué el pasaporte y me compré un billete avión. Nos habíamos conocido en enero y en septiembre le dije que me iba a México. Ese viaje me abrió la mente, ahora cada vez que voy a México intento recorrer todos los sitios", cuenta el hostelero a Quincemil.
La cara del propietario de Los Farolitos le sonará a muchos coruñeses y coruñesas. Él era el dueño del mítico local El Tajín del Orzán, una tienda de frutos secos y golosinas, que además daba de comer a muchas personas que salían de fiesta por la zona: "Una vez en San Juan llegué a trabajar 24 horas, allí tenía esta vitrina (que señala y tiene en Los Farolitos) y se llenaba de comida tres veces en la noche. Había gente que llegaba y esperaba por la empanada que estaba en el horno, porque sino se quedaba sin ella. No era un local de hostelería, pero casi como si lo fuera", recuerda el expropietario del mítico establecimiento.
Ángel y Adelfa tenían desde hacía años el proyecto de montar un restaurante mexicano en la ciudad. Cuando el Orzán empezó a decaer consideraron que era el momento adecuado de emprender esta aventura. Situado en el 249 de la Ronda de Outeiro, Los Farolitos lleva cinco años dando de comer la mejor comida mexicana a la ciudad. Su éxito se acredita en las buenas reseñas de sus comensales que le han hecho conseguir el certificado de excelencia de la web Tripadvisor en varias ediciones.
Lo curioso es que el establecimiento empezó con la intención de ser un café-bar. Ángel tenía la idea de que la clientela desayunase en el local o tomase algo allí por la tarde, pero la gente identificó Los Farolitos con un restaurante mexicano y tuvo que adaptar el horario: "Al final la clientela es la que te orienta a tu negocio, en el Orzán no tenia pensado trabajar más allá de las doce de la noche, y al final trabajaba hasta las siete u ocho de la mañana", apunta.
Sabor a la mexicana
Cuando Adelfa llegó a España, Ángel la llevó a comer a algunos de los pocos restaurantes mexicanos que había en aquel momento. Ella notó que aquella comida intentaba asemejarse a la de su país, pero que no lo conseguía. Así, el matrimonio quiso abrir un restaurante para la gente de la ciudad, pero también para que aquellos mexicanos que los visitasen se pudieran sentir como en casa.
La comida en Los Farolitos es la misma que podría comerse en una visita a México, sin alterar ni adaptar el sabor a los paladares coruñeses. Muchos podrían pensar que debido a esto la comida será muy picante, pero Ángel señala que esto es "un estereotipo" que no se cumple. La sensación al probar algún plato picante, como por ejemplo los tacos de cochinita pibil, es más próxima a un hormigueo que genera una sensación agradable y curiosa en boca que acompaña el sabor del plato.
Otro de los platos que destaca en el menú son los chilaquiles, unas tortillas de maíz cortadas que se fríen o se tuestan y se acompañan de salsas o carnes. Ángel nos cuenta que en México, muchas personas desayunan este plato y que además acostumbran a comer desde primera hora de la mañana cosas que para nosotros estarían más ligados a la hora de la comida o de la cena.
El plato favorito del propietario de Los Farolitos son las enchiladas de mole. El hostelero recuerda una historia que se contaba en el país mexicano. En el siglo XVIII, un mandatario español visitaba el país y se quedaba alojado en un convento. Pidió a las monjas que le preparan una receta típica, y le hicieron un plato precolombino a base de mole, una preparación que lleva 30 ingredientes que van desde el chocolate hasta la cebolla. Aquel mandatario quedó tan enamorado de la receta, que la comió toda la semana.
Todos estos platos rondan los seis euros, por lo que se pueden pedir varias opciones para compartir y comer por un módico precio en Los Farolitos. En la carta también hay opción Tex-Mex, más ligado a la frontera con EEUU. "En la frontera comen con tortilla de trigo, que es algo más gringo, mientras que los mexicanos dicen que son hijos del maíz. Aquí vamos a la panadería y allí la gente va a la tortillería. Aquí venimos comiendo el currusco del pan por el camino y allí sacan una tortilla del paquete y la comen por el camino. Las costumbres son las mismas, aunque el producto sea otro", cuenta Ángel Couto.
Un pedacito de México en A Coruña
La decoración del local también es un canto de amor a México y a su cultura, con muchos objetos que nos evocan a dicho país. En el Día de Muertos, el equivalente al Día de Difuntos, Los Farolitos monta un altar que cada año dedican a iconos como Frida Kahlo o Cantinflas, aunque el año pasado aprovecharon para recordar a las víctimas del Covid.
Ángel se encarga de atender las mesas y de hacer los postres, con tartas de su creación o dulces mexicanos, mientras que Adelfa está en la cocina. Una vez un cliente les dejó una reseña en la que decía que había poca gente mexicana en el local, algo que a Ángel le hizo mucha gracia, ya que la esencia del restaurante es su mujer, y "aunque no esté visible para la clientela, ella es la esencia del local", dice orgulloso.
Aunque queda Los Farolitos para rato, sus propietarios tienen una casita en México en la que les gustaría retirarse algún día: "Chavela Vargas es puertorriqueña, pero ella decía que era mexicana. Un día le preguntaron porque decía eso y contestó: "Los mexicanos nacemos donde nos da la rechingada gana". A mí me pasó igual, yo soy un mexicano que nació en Ferrol, nací donde me dio la rechingada gana", concluye diciendo entre risas Ángel Couto.