Puede que sea uno de los planes más navideños que se nos venga a la cabeza aunque a nadie le amarga un dulce y, como lo de tomarse un helado, lo cierto es que un buen chocolate con churros entra bien en cualquier momento del año. Digamos que hemos desestacionalizado el acto de mojar la fritura en el chocolate pero no podemos negar que sea una de las actividades que más gustosamente hacemos estos meses de frío y lluvia y que además asociamos a días concretos como el 1 de enero, tras la noche de juerga.
Sepan ustedes que el churro que conocemos a día de hoy no difiere demasiado de la receta de buñuelos hechos de harina y agua encontrada en un libro romano del siglo I a.C. Se han escuchado también voces que apuestan a que el origen está en China pero es en la cuenca mediterránea donde encontramos que este tipo de comidas han existido desde siempre.
Por otro lado, en España la tradición de sentarse a mojar el churro en el chocolate y convertirlo en costumbre, parece que comenzó en Madrid a finales del XIX cuando triunfaba la Chocolatería San Ginés o lo que Valle Inclán nombraba en Luces de Bohemia como “buñolería modernista”. Sea como fuere esta combinación triunfó y pronto se popularizó en celebraciones, ferias y verbenas.
Hay ciudades como A Coruña que cuentan hasta con bandos y rivalidades. Están los que apuestan por los churros de Bonilla y los que defienden a capa y espada los del Timón. En Santiago la división no está tan clara y hemos encontrado los 5 lugares favoritos de los santiagueses para disfrutar de este manjar. No tienen que escoger, lo mejor es probarlos todos.
El Metate
Es el decano en cuanto al arte del chocolate con churros se refiere en la ciudad y debe su nombre a la piedra que procedía de México y que servía para aplastar el cacao. En su carta encontramos más de veinte variedades de chocolate (con licores, nata, miel y nueces, leche condensada…) pero triunfa el clásico. Los churros que se pueden degustar en este local del Preguntoiro, que también tiene entrada por la Travesa de San Paio de Antealtares, se acompaña de un chocolate de elaboración propia y cuya historia se remonta a 1936 cuando en allí mismo se puso en marcha la fábrica de chocolate fundada por el abuelo del actual dueño.
La Churrería San Pedro
Otro clásico entre los clásicos es el chocolate con churros de la Churrería y Hamburguesería San Pedro situada en el 121 de la Rúa de San Pedro y un lugar donde es habitual desayunar o merendar cualquier día de la semana. Ya que el local no es excesivamente grande también nos dan la opción de llevarnos el manjar para casa, un punto a su favor. Aunque no podemos prometer que sean capaces de no hincarle el diente al dulce.
La Churrería Galicia (sí, la de las pizzas)
Seguro que más de uno ha terminado una noche de troula comiendo una pizza en el Galicia. Es más, si una noche de juerga ha sido buena es que hemos terminado sentados en este local en el número 15 de la Rúa de San Pedro de Mezonzo con una porción en la mano. Pero aunque la fama le venga de la masa italiana en este establecimiento son expertos en churros.
El Paradiso
Cuando uno entra en la Cafetería Paradiso (Rúa do Vilar, 29) por primera vez tiene la sensación de estar dentro de una película. Y es que este local mítico fundado en 1976 guarda mucha historia dentro y su decoración nos transporta a cualquier café parisino que ustedes puedan imaginar, con una estética que guarda gran parecido con la chocolatería madrileña San Ginés que data de 1894. Aunque tienen una extensa carta, y la especialidad de la casa es la tarta de Santiago, su chocolate con churros triunfa.
El Muelle
Otro local casi centenario que no podemos dejar de recomendar es El Muelle (Rúa da Senra, 6), un café que abrió sus puertas en 1931 y que bajo el nombre de Almorzo Castromil y en vajilla de Sargadelos sirve un exquisito chocolate con churros que hará que comencemos el día con buen pie.