Hace tres meses, en la plaza que está frente al cuartel de As Atochas, en A Coruña, abría sus puertas un nuevo local de hostelería: La Tabarra. Su nombre, sin duda, ya no deja indiferente a nadie; como tampoco lo hace el sabor de sus platos y su precio (económico).
Alejo Navas, cocinero y responsable de este bar -un hibrido entre taberna y restaurante- , llevaba tiempo queriendo abrir su propi negocio de hostelería, pero nunca veía el momento. Tras quedarse en paro por el cierre del grupo hostelero para el que trabaja, prefirió tomarse un tiempo y abordar con tranquilidad su futuro profesional. Ante la incertidumbre ocasionada por la pandemia, este cocinero optó por la vía quizá más difícil (pero también muy grata): emprender y abrir su propio local de hostelería.
Así nació La Tabarra (Plaza de las Atochas), cuyo nombre ya tenía en la cabeza desde hacía tiempo y que acabó por asentarse tras ver cómo otro local en otra ciudad gallega también se llamaba así. "Yo quería montar un negocio honesto, con platos de calidad y a precios asequibles", explica Navas, con quien compartimos charla en una de las mesas de su local tras terminar el turno de la comida.
Una decena de platos
En La Tabarra uno puede disfrutar de sabores clásicos y modernos, pues su carta, en la que presenta algo más de una decena de propuestas gastronómicos, incluye desde carne asada hasta tartar pasando por hamburguesa, croquetas… El plato estrella, las gyozas de rape y langostinos. "Mucha gente, antes de reservar, pregunta si tenemos este plato. Gusta mucho", comenta.
Además de por su sabor, los platos de La Tabarra destacan por su presentación muy cuidada y también por su precio asequible. El precio medio del plato ronda los 9 euros.
Por semana, además de la carta, ofrecen menú del día; y los fines de semana añaden tres propuestas para ofrecer algo diferente y temporal. Su apuesta es lo salado, aunque en La Tabarra también hay hueco para el postre, con sus tres propuestas dulces: tarta de queso, torrija y flan.
Con opciones para celiacos y veganos, la cocina de La Tabarra huye de las grasas. "Cocino con muy poco aceite, utilizo mucha verdura, plancha y todo son productos frescos", explica Navas, quien comparte faena con Zeltia Paz, a quien encontramos tras la barra de La Tabarra.
Después de tres meses de vida, Alejo tiene claro que el futuro de La Tabarra pasa primero por "engranar todo" y que siga funcionando como hasta ahora y, más adelante, la idea -confiesa- potenciar todavía más la parte de restauración, aunque "sin abandonar la esencia de taberna" que tiene el local.
"Aquí uno puede tomarse desde una café hasta un vermú, al tiempo que disfruta de un buen plato de comida o de una cena", afirma este hostelero, quien busca que sus clientes puedan sentirse como en casa al cruzar la puerta de La Tabarra.