Menos de cuatro años les han bastado a Álvaro Victoriano y Rubén García para convertir a Peculiar en un referente gastronómico de la ciudad. El cocinero y el jefe de sala se embarcaron en este proyecto tras su larga experiencia en la hostelería coruñesa y lo hicieron en una calle con amplia tradición en el sector.
La Galera recibió con escepticismo esta propuesta tan novedosa para una zona llena de mesones. Sin embargo, pronto mostraron sus cartas Álvaro y Rubén gracias a una cocina actual, de mercado, con productos que reinan sobre el plato y combinaciones "peculiares", pero muy destacables.
Fruto de ese éxito nació Intenso, el hermano pequeño de Peculiar, en la vecina calle de la Barrera. Álvaro y Rubén, con amplia experiencia en la hostelería, trabajaban a pleno rendimiento en ambos locales cuando comenzó la pandemia.
Desde entonces, han enfocado el negocio cada vez más a la entrega a domicilio, con opciones novedosas y nunca vistas en A Coruña. Ahora, aunque todavía no ve la luz al final del túnel, Rubén García nos cuenta la evolución de Peculiar y cómo ve el futuro de este restaurante.
Un restaurante "peculiar" en la Galera
¿Cómo surgió la idea de abrir este local?
Trabajamos juntos en otro restaurante de la ciudad, donde nos conocimos. Congeniamos muy bien y siempre tuvimos la idea de volar libres. Llegó el día y él pudo expresar su cocina y yo hacer un servicio con gente de confianza. Queríamos algo informal y divertido. Todo ha sido muy rápido, pero llevamos una progresión ascendente y estamos muy contentos.
¿Teníais claro el concepto del restaurante?
La cocina es muy diversa y trabajamos con producto de temporada. Queríamos que fuese un restaurante para compartir platos, para disfrutar entre amigos. Trabajamos con productos de calidad y ofrecemos un buen servicio, pero también somos un local dinámico y divertido. Tenemos ocho o diez platos de sugerencias que cambiamos semanalmente. Hay una evolución constante.
¿Cómo fueron los primeros meses?
La buena suerte es que yo llevaba 15 años trabajando en la profesión y conocía a mucha gente. También mi socio. El comienzo fue, inesperadamente, muy bueno. Inmejorable. Poco a poco, fuimos creciendo. También nos ha aportado mucho nuestra ubicación. Lo que haces aporta, pero también que sea una zona tan transitada.
¿Cómo encaja este local en una calle con tanta tradición de mesones?
Al principio a la gente le chocaba un poco nuestra cocina. Entró algún que otro despistado preguntando si teníamos pulpo a la gallega o calamares fritos. Poco a poco, a la gente le fue gustando la idea. Los compañeros hosteleros también nos aceptaron sin problema. Fuimos un soplo de aire fresco para una zona con mucha tradición. Poco a poco es una calle más diversa.
¿Cómo cambia la carta a lo largo del año?
Tenemos una carta fija de 12 o 14 platos que se cambia una o dos veces por año. Después tenemos platos fuera de carta que están formados por producto de temporada. Ahora estamos trabajando mucho con setas. Tenemos níscalos, cantarelas, trompetas… También algo de caza: pichón, perdiz, jabalí…
¿Cómo evolucionó el local con el tiempo?
Poco a poco se fueron haciendo mejoras al local. Añadimos cosas nuevas, no solo a nivel cocina. Se cambiaron la cubertería y las mesas. Además, al año y poco nació Intenso, nuestro segundo proyecto, en la calle de la Barrera. Es otro estilo diferente, mucho más de rotación, del estilo del resto de locales de la calle. Nunca nos damos por satisfechos, siempre andamos cambiando cosas.
¿Cómo es el trato con el cliente?
tenemos un local pequeño, pero siempre entendimos que cuanto más, no siempre es mejor. A mí, como jefe de sala, me gusta pasarme por las mesas y hablar con el cliente. Tener esos minutos para conversar. Es importante y se nota en eso las dimensiones del local. Igual que en cocina. No es lo mismo cocinar para 20 que para 60 comensales. Ahora hemos reducido el aforo y lo vamos a mantener porque nos ha ayudado a conseguir el equilibrio.
¿Cómo hicisteis frente a la pandemia?
Durante las primeras semanas de confinamiento ideamos un sistema muy novedoso de comida a domicilio. Involucramos al cliente a terminar el producto en su casa. Nosotros le entregábamos el plato semiterminado y en solo cinco minutos podía acabarlo. Ahora hemos lanzado un nuevo sistema de comida a domicilio en caliente y al momento para que la gente pueda disfrutar de Peculiar en su casa. Hemos tenido una gran acogida y creo que llegaremos a tener que cortar pedidos para el fin de semana. En Intenso también tenemos entrega a domicilio, adaptado a la cocina que hacemos allí.
¿Hay algún plato que mantenéis en casa porque gusta mucho?
Uno de ellos es el falso risotto de vieiras al Oporto. También destacan las alcachofas con foie o la croca con tortilla, que nació como un plato divertido para niños y gente joven. Son tres platos que llevan desde el principio con nosotros y ahora hay muchos clientes que piden a domicilio y nos preguntan si están disponibles. Y lo están.
¿Qué esperáis de cara al futuro?
En la época que estamos tenemos que mejorar lo que tenemos. Mejoras para el cliente, para el local. Van a venir meses complicados, pero creemos que la comida a domicilio será una tendencia. Esperemos que todo esto pase rápido y poder volver a la normalidad. Tenemos la suerte de tener una clientela muy buena por el hecho de haber hecho las cosas bien. Creo que podemos salir de esta reforzados.