Ya puedes comerte un poke en A Coruña como si estuvieses en Hawai
El coruñés Jorge Saavedra Miranda (Art & Sushi) lo ha vuelto a hacer: acaba de abrir Poke by Art para traer a la ciudad la receta de moda.
18 abril, 2019 19:30Mientras Jorge Saavedra estudiaba la carrera de Diseño industrial en Ferrol ya le surgió la inquietud de “crear un espacio”. Porque él, como diseñador, habla de espacios que transmitan mensajes y que te sumerjan en un ambiente que redondee la experiencia gastronómica. Eso es lo que a él le mueve.
Con 22 años creó Art & Sushi en Juan Flórez. Después se lanzó a abrir otra sede en Madrid. Han pasado casi 5 años de eso y ha decidido regresar a su ciudad de origen para emprender una nueva hazaña: abrir un hawaiano en A Coruña.
Hecho al momento
El público destinatario no tiene edad. “A Coruña es una ciudad cosmopolita, a quien le guste viajar y probar cosas nuevas, le gustará un poke”, asegura Jorge Saavedra. Lo describe como un plato “sano, fresco y rápido”. Enfatiza cuál es el criterio que guía la oferta de Poke: “Los productos los seleccionamos con el criterio de máxima calidad, con una clara trazabilidad del origen de los pescados”. Otro de los puntos fuertes es su variedad de zumos, recién exprimidos delante de tus ojos. “Para mí es muy importante tener la barra integrada en el local, tiene que haber comunicación entre el cliente y quien prepara el pedido”.
El nombre elegido para el restaurante, Poke by art, alude al plato principal que se sirve. El poke es una plato tradicional hawaiano que incluye una base de hidratos a la que se suma un pescado crudo (generalmente atún o salmón) y se añaden vegetales. Una receta que no ha dejado de sumar seguidores, especialmente entre los que se adhieren a la tendencia de comida saludable. El poke no necesita aceites ni fogones y cada quien elige cómo quiere que sea el suyo.
Ambientado en una isla del Pacífico
De madre fotógrafa y padre escultor, Saavedra saca partido a lo mejor de cada herencia. “De mi padre tengo la obsesión por la nobleza de los materiales, de mi madre la delicadeza de las formas y las texturas”. Eso se nota nada más poner un pie en el local de la calle Galera. La barra tiene un tejadillo de brezo como el de un chiringuito de playa tropical. La pared reproduce la textura de arena de playa. “Todo el mundo nos pregunta por ella; al principio pensé en poner arena en el suelo, pero al ser un lugar de comida lo rechacé. Entonces pensé en ponerla en la pared. Estuvimos un día entero haciendo pruebas hasta conseguir lo que queríamos”, dice orgulloso con el resultado.
Esa naturalidad también se aprecia en el acabado del suelo: “Quise dejarlo a propósito con estas imperfecciones, sin pulir”. Otro guiño a la naturaleza son las mesas del local. Son de madera de cipreses centenarios, “los traje de un ecomuseo que hay en Ourense”, cuenta. Ser responsable con el medio ambiente es una consecuencia de su forma de entender los espacios. “Es fundamental que haya el mínimo plástico posible, para las entregas a domicilio utilizamos material biodegradable, a base de cartón”. En Poke no hay pajitas de plástico, solo de metal.
El gusto gastronómico también viene de familia. “Mi padre vivió en Los Ángeles y aprendió cocina japonesa allí. En mi casa comemos sushi desde pequeños, en vez de jugar con plastilina, jugábamos a hacer makis”.
El primer Poke en A Coruña
El paso del sushi al poke llegó visualizando las nuevas tendencias desde la capital. “El tema del poke empezó hace un par de años en Madrid, y desde entonces han abierto más de uno al mes, ya van más de 20. Decidí que no quería entrar en la competición de hacer el mejor poke de Madrid. Quise ser el primero en mi ciudad, decidí jugar en casa.”
Su mayor fuente de inspiración son los viajes. En este caso, el detonante para poner en marcha el runrún que tenía en la cabeza fue un viaje a Bali para visitar a su hermano. “Desde allí lo tuve claro: quería abrir un local de Poke en A Coruña”.
De hecho, con la intuición de que la oportunidad de que apareciera un local podía surgir en cualquier momento, antes de viajar dejó un poder notarial a su madre. Desde la isla indonesia llamó para reservar el local y poner todo en marcha. “No te lo voy a negar, hay que estar muy atento a lo que hay disponible, y fue un golpe de suerte que estuviera este local libre”. Ubicado en una de las calles de más tradición de tapeo, cree que hay espacio para todos; "además, ahora que ya empezamos a funcionar con servicios a domicilio, esperamos que la mitad de los pedidos sean para llevar", indica.
Confiesa que ha tenido ya en las últimas semanas unas cuatro o cinco peticiones de franquicia. Primero quiere afianzar este proyecto: “Tenemos que mejorar y a partir de ahí seguiremos creciendo”.
Preguntarle por su próximo viaje es preguntarle por su nuevo proyecto. “Es un viaje con destino sorpresa”, revela. Pero sí que adelanta por dónde van los tiros: “últimamente me interesa crear espacios diferentes donde dormir, por ejemplo, cabañas o burbujas”. Quién sabe si de ese destino sorpresa surgirá la nueva escapada de moda.