Comer con vistas al mar es un placer para muchos y deleitarse con los mejores productos gallegos, destacando especialidades como pimientos del piquillo rellenos, croquetas variadas de queso o carabineros o apetecibles arroces caldosos es un sueño cumplido en Barizo, en Malpica (A Coruña).
Todo ello ocurre en el restaurante Casa da Vasca, con una ubicación inmejorable a pocos metros de la costa que permite observar las olas en todo su esplendor desde la silla del comedor.
Los responsables del restaurante son la familia integrada por Mari Ángeles Ortega y Benigno Castro, padres de Yara Castro, una cocinera de 31 años formada en restaurantes de renombre como el Alborada y en el Centro Integrado de Formación Profesional Paseo das Pontes de A Coruña, además de estar cursando un Ciclo Superior en cocina en Vigo en la actualidad porque reconoce que "no puede dejar de aprender".
Sus especialidades se centran en las bases que sentó su madre en el local con platos exitosos de cocina casera como sus albóndigas, mejillones tigre, chipirones en su tinta rellenos o callos a la madrileña (sin garbanzos) pero introduciendo ciertas innovaciones.
El origen de la familia y del restaurante se debe a que en los 80, en su País Vasco natal, la madre tras el cierre de la empresa en la que trabajaba, recibió una oferta de montar un pub en Ponteceso (A Coruña), algo que inicialmente rechazó en rotundo. Pero su parecer cambió tras una noche de fiesta en la que ya por la mañana varios amigos se retaron a abrir este bar en Galicia, a muchos kilómetros de casa. Así lo hicieron. En Ponteceso se conocía el pub como "Las vascas" y allí fue donde Mari Ángeles conoció a Benigno, y lo demás ya es historia.
La familia vive en la casa que alberga el restaurante, donde también han habilitado una pensión con siete habitaciones en las que fundamentalmente se quedan peregrinos extranjeros que realizan el Camino de Santiago, pero antes de esta afluencia de caminantes pasaban temporadas veraniegas algunas familias de fuera de Galicia.
Comida "rica y con sabor"
Mari Ángeles rememora que comenzó la andadura del ahora restaurante como un bar, donde ella hacía especialidades caseras para los clientes. Reconoce que "hacer de comer no me ha ilusionado nunca", a excepción de cocinar para su cuadrilla de amigos o para la familia. El nombre de Casa da Vasca se debe a que es la manera por la que muchos la conocen en Barizo y alrededores y declinaron escoger otros porque sabían que la gente al final acabaría recurriendo a lo fácil para referirse al local.
La hija del matrimonio y dueña de los fogones, Yara, tiene puestos muchos esfuerzos e ilusión en esta nueva vida de la Casa da Vasca, siempre con la premisa de que "la comida sea rica y tenga sabor" y apunta que para inspirarse en nuevas recetas y aprender se sienta a la mesa de otros locales. Cuenta que lo más demandado del restaurante son los arroces y croquetas (hasta nueve tipos en temporada alta veraniega), algo que demanda la inmensa mayoría de los comensales.
El arroz de calamar es muy solicitado, además del que se elabora con ingredientes de primera calidad como el jamón Joselito. Entre los caldosos destaca el de langostinos y berberechos y la cocinera deja claro que "los arroces se hacen al momento". Uno de los platos más peculiares es el perrito de bacalao y langostinos con alioli, lechuga y tomate o las anchoas con queso del país, aceite, tomate y merengue seco para darle un toque diferente y crujiente.
Para las tostas de sardinas la cocinera admite que ha querido emular a las del Lagar da Estrela de A Coruña aunque cambiando el pan, ya que en Casa da Vasca es de gambas, junto con la crema de queso y mermelada de tomate. Otro de los éxitos de la carta es el tartar de atún rojo con patata, chile, trufa y huevo. En cuanto a carnes, tuvieron en carta canelones de liebre que ahora han dado paso a una lasaña de centolla y también entrecot de vaca gallega.
La mayoría de productos son de kilómetro cero salvo algunos como el cordero, que lo traen desde Peñafiel (Valladolid), de donde era natural la abuela de la cocinera del restaurante; además de que los espárragos o pimientos llegan desde Lodosa (Navarra), donde son cultivados por una amiga de Mari Ángeles expresamente para servir en las mesas del establecimiento de la familia en Barizo.
El toque dulce lo aportan postres como el Kinder Bueno (para compartir), una exquisita crema de chocolate blanco presentada de manera original en un recipiente con la forma de este dulce elaborado en barras. Otro popular es la Nocilla 3.0, es decir, leche, cacao, avellanas y azúcar servidos en una copa para disfrutar de las diferentes texturas o el carpaccio de piña (cortada en finas rodajas, aderezada con helado de limón y presentada en forma de ondas).
Apuesta por la sostenibilidad
La carta de vinos de Casa da Vasca tiene decenas de referencias y varía periódicamente en función de las recomendaciones de los proveedores. La mayoría de las referencias son de Galicia (algunas de bodegas de pequeña tirada), además de otras de Cataluña o Alemania. A su vez, el ticket medio de una comida en el restaurante por persona es en torno a 35 euros aproximadamente (se eleva si se pide vino).
De cara al futuro, han apostado por instalar placas solares que irán conectadas al aire acondicionado, además de que determinados materiales personalizados del restaurante como las botellas de agua ya no son de plástico. Sobre la posibilidad de ampliar el local o montar otro del estilo, la familia la descarta y Yara Castro argumenta que "tienes que estar presente en tu propio restaurante para que las cosas funcionen".
La demanda más alta en el restaurante y la pensión es mediados de julio y agosto y en general no admiten mesas de más de cinco personas con motivo del ruido que se genera en el restaurante, que puede perturbar el descanso de aquellos que se hospeden en la planta superior. El horario de Casa da Vasca es: desayunos de 08:00 a 11:00 horas, comidas de 13:00 a 15:45 horas y cenas de 19:30 a 22:30 horas (con salida una hora después del cierre de la cocina).